Capítulo 2 Discusión.
— Buenos días abuelo. — Kimberly llego al comedor dando pequeños saltos como si de una niña pequeña se tratara, sabía que a su abuelo le encantaba verla saltar por todos lados.
— Oh mi nieta hermosa, tu sonrisa es lo que ilumina mi corazón. — El gran Marcus Bach se convertía en un cachorro indefenso al estar cerca de su nieta.
— Siempre sonreiré para ti ¿dónde está Sam?
— Tú hermano pasó la noche fuera.
— ¿Ah? ¿Y eso? — Kim tomo su lugar y comenzó con el desayuno.
— En la casa de su novia, creó. — Marcus le hacía gestos sugerentes con su cara de lo que su hermano podría a ver estado haciendo, mientras la joven reía.
— ¿Cuándo piensa presentarla? — pregunto con molestia la joven.
— Creo que tiene miedo de que no te guste. — su abuelo le ofreció una sonrisa a modo de disculpa por la desconsideración de Sam.
— ¿Sabes lo que teme? Que le haga lo mismo que él hace cuando traigo a algún amigo. — y es que ella pensaba hacer eso exactamente, no dejaría que Sam tuviera novia si ella no podía tener novio.
— No puedo culparlo, tú eres todo lo que tiene. — los ojos del viejo Bach se nublaron por un momento, y el dolor tan conocido para él se hizo presente en su pecho.
— También te tiene a ti. — su nieta se apresuró a consolarlo no le gustaba ver a su abuelo triste.
— Mi pequeña, sabes que es distinto, mi hijo Dexter nos tenía a nosotros, pero Amelia, no tenía familia, él... ve a su madre cuando ve tus ojos, son iguales a los de nuestra querida Amelia.
— Cuéntame más, ¿en que más me parezco a mi mamá? — la joven dejo de alimentarse para prestarle toda su atención a su abuelo, a ella le encantaba que le hablaran de sus padres.
— Tu carisma, tu alegría y esa sonrisa, es igual a la de ella, ya vez como son tus tíos, tu padre era igual, los cuatro tenían el mismo carácter. — Marcus agito la cabeza al recordar cómo son sus hijos y con la facilidad que poseen para enojarse.
— Mmm no entiendo, tú no eres así.
— Mi amada Dalia, ella era una mujer con carácter fuerte, debía serlo con esos cuatro muchachos corriendo por toda la casa... esos eran tiempo felices. — sí, Marcus extrañaba esos tiempos, extrañaba a su esposa y a su hijo, ese que recién comenzaba una vida, una familia.
— ¿Y ahora? ¿Ya no estás feliz abuelo? — los ojos celestes de la joven amenazaron con llenarse de lágrimas, por lo que su abuelo se apresuró a contestar.
— ¡Claro que estoy feliz!, porque los tengo a ustedes, pero el dolor de perder al amor de tu vida te deja un vacío... que cuesta mucho llenar, y luego, mi Dexter partió con su amada Amelia...
— ¿Por qué no estaba con ellos ese día abuelo?
— Porque Dios me quiso dejar un motivo para seguir viviendo, tú salvaste a este viejo de morir de pena. — no pudo evitar besar la frente de su amada Kim.
Si, su nieta había sido quien lo obligó a continuar, cuando le avisaron que su hijo menor había tenido un accidente y que había muerto, el corazón de Marcus sintió que ya no podía soportar tanto dolor, pensó en pedirle a su hijo Cameron que se ocupara de ellos, ya que era él mayor de los cuatro, pero cuando volvieron del cementerio, Kimberly no quería irse con nadie.
— Tata, ¿mamá? ¿Papá? — Ella solo hablaba con su tata, como lo llamaba y le hacía una pregunta que él solo pudo responder con la verdad.
— Ya no están, Kim, ellos se fueron con la abuela, ahora yo te cuidaré. — Y así lo hizo los últimos 16 años, cuidó a su nieta, al igual que todos en la familia.
— Kimberly Bach, ¡¿cómo es eso que quieres un año libre antes de ir a la universidad?!
— Hola Sam, ¿cómo estás? — lo saludo de la forma más sarcástica que pudo.
— No quieras hacerte la chistosa, niña.
— ¿Quién te lo dijo? Fue ¿Archie, Vincent, o Bastián?
— Archie, él me lo dijo, ¡¿por qué lo sabían casi todos menos yo y el abuelo?!
— Yo también lo sabía, mi nieta no tiene secretos conmigo. — Marcus continúo desayunando, tratando de evitar la guerra que se estaba generando en el comedor.
— Pero... ¡y no le dijiste nada!
— Claro que no el abuelo me entiende, en cambio tú...
— ¡¿Yo que?! Soy tu hermano, debes consultarme. — y esto era lo que ella más odiaba, que su hermano quisiera ocupar el lugar de su padre.
— Estoy cansada Sam, ¡siempre dices no a todo!
— Porque todo lo que dices no tiene el más mínimo razonamiento.
— Deja de tratarme como una niña. —Kimberly apretaba los dientes, para contenerse de no gritar.
— Lo eres.
— ¡No, no lo soy!
— ¡Pero ¿qué pasa aquí?!
— ¡Tía! Sam me está molestando. — Kim sabía que siempre podía encontrar aliadas en sus tías.
— Sam, deja de molestar a tu hermana, ya tienes 28 años y te comportas como Vincent.
— Aun así, tía, Vincent con 20 años tiene más razonamiento que ella.
— Hola Rebecca.
— Hola Marcus, dime ¿a qué se debe el espectáculo de hoy?
— Kim quiere tomarse un año libre antes de ir a la universidad. — el patriarca de la familia anuncio la noticia.
— Me parece perfecto, podríamos viajar por Europa y Asia, ¿qué dices Kim?
— ¿Acaso perdieron la razón? ella debe estudiar administración de empresas...
— ¡No! No voy a estudiar eso. — Era el colmo que quisieran manejar absolutamente toda su vida.
— ¿Por qué?
— ¡Porque tú lo dices! Estoy cansada de tus órdenes. — la más joven de la familia, termino explotando y salió corriendo lejos de su hermano.
— ¡Kimberly ven aquí! ¡KIM!
— Sam, no grites.
— Abuelo la están mal acostumbrando, ella debe estudiar.
— Lo sé, pero ¿no te das cuenta de que la presionas? ella no sabe que es lo que quiere hacer de su vida, ¿cómo sabrá lo que quiere estudiar?
— Es mejor que se tome un descanso querido, quizás si viajamos...
— No tía, ella no saldrá de mi radar.
— ¿Te escuchas? Acaso yo te prohibí algo, siempre hiciste lo que quisiste. — ahora ya no era el abuelo Marcus el que hablaba, ahora era la cabeza de la familia.
— Porque soy hombre. — refuto con suficiencia Sam.
— ¡Que machista! — Rebecca quería a sus sobrinos, pero estaba a punto de sacarle la cabeza a Sam y él lo sabía.
— No es eso tía no me mal intérpretes, pero no me voy a arriesgar que un cazafortunas se aproveche de mi hermana y la enamore.
— ¿Eso? O tienes miedo de que ella se enamore y te deje, dime ¿hace cuánto que sales con Samanta?
— Dos años. — contesto de manera automática.
— Y todavía tú hermana no la conoce, ¿por qué?
— No creo que le agrade. — dijo removiéndose inquieto en la silla.
— ¿O tienes miedo de que ella la espante como has hecho con los tres chicos que ella trajo a esta casa?
— Yo no hice nada. — Sam trato de poner su cara de niño bueno, pero no pudo engañar a su abuelo, nadie podía engañar a Marcus.
— No, tú solo no, fueron los ocho señoritos Bach, debería darle vergüenza amedrentar de esa forma a los novios que trae tu hermana, ¿no ves que lo único que conseguirán será que se largue con cualquiera? — su tía intervino a decir lo obvio.
— No es para tanto.
— Hace una semana cumplió 18 años, lo único que quería era salir a bailar con sus amigas y ¿que obtuvo?
— Un mini Cooper convertible último modelo, es mejor que ir a bailar. — la cara de Sam mostraba orgullo por su regalo, sin embargo, pronto se le borraría la sonrisa.
— Pero no es lo que quería. — rebatió Marcus con seguridad.
— Ella es una niña...
— Basta, Rebecca ve y habla con Kimberly, dile que llame a Maia, hoy saldrá SOLA con sus amigas.
Mientras Marcus discutía con su nieto, Kimberly se sentía completamente feliz, sin saber que esta noche la esperaba el infierno.
— ¡Ese vestido te queda fantástico!
— Gracias Maia, por suerte tenemos la misma talla.
— Tu hermano de verdad que se pasa, como puede ser que te haya echo poner ese horrendo vestido de monja.
— Fue el punto medio, ya sabes el abuelo interfirió para que me deje salir y a cambio prometí que me pondría el vestido que me regaló el año pasado.
— Bien, ahora lo que haremos será lo siguiente, Doris se irá en tu auto al club y nosotras vamos a ir a una fiesta en el mío.
— ¿Qué fiesta? ¿Por qué no iré en mi auto?
— Por qué tu primo Derek me dijo que le puso un GPS a tu automóvil así te podrían rastrear.
— ¡¿Que?!
— Hey no puedes decir nada, le prometí que no te diría nada, pero ya sabes, él es mi novio, pero tú eres mi amiga.
— ¡No lo puedo creer! ¡¿Por qué me tratan así?!
— Porque te quieren y piensan que son víctimas de alguna maldición porque en más de cinco generaciones nunca nació una mujer en tu familia y tienen miedo de que te pase algo.
— ¡¿Entonces me ofrecerán de monja en algún convento?!
— Vamos amiga no seas tan mala, ellos te quieren y te cuidan, eso es lo importante.
— ¡Hace cuanto que sales con mi primo?! — Kim aprovecho el descuido de su amiga, para acorralarla a contarle la verdad.
— Eres muy despistada, hace seis meses. — Maia no pudo evitar reír.
— Todos tienen novia y no me dicen nada.
— Es porque temen a tus represalias, pero yo sé que me amas.
— Y como no amarte, eres mi única amiga, ahora ¿a dónde iremos?
— A la mansión Simons, Jared dará una fiesta por la llegada de su hermano Liam.
— Mmm no lo sé.
— ¿Qué sucede?
— No me llevaba muy bien con su hermana en el colegio.
— ¿Y eso? nunca me lo contaste.
— Era por su amiga, una vez la vi besando a su novio y le dije.
— ¿Y qué paso?
— Me dio una bofetada y no me creyó.
— Perra, está noche será nuestra venganza, a la mínima provocación la golpeare.
— No lo hagas, no le dije a mis tías por eso mismo, no quiero problemas, además fue hace tiempo, ya no importa.