Capitulo 2: BEX
Capítulo 2.
BEX.
Ya había transcurrido tres blakef meses desde que dejó que su Neka se marchara, porque no tubo las fuerzas necesarias para retenerla en contra de su voluntad. Había Notado la tristeza en su mirada, y la había oído hablar con la hembra de Drak sobre sus padres. Motivo por el que no quiso interferir con su decisión.
Aunque sabía que ella también quería quedarse porque podía sentirlo, se mantuvo cayado. Esa extraña conexión que sentía con Jess era lo mejor que pudo haberle pasado. Esa que sintió cuando la acorraló en su primera noche en su kasa cuando entro en su habitación y la consiguió envuelta en una toalla para secar su pequeño y delgado cuerpo. Jess se veía tan hermosa que le daban ganas de encerrarla y no dejar que nadie más la viera. Los instintos más primitivos y primarios de sus ancestros salían a flote cuando ella estaba cerca.
Ahora, todo era diferente, ella se había ido para nunca más volver. No podía ir a buscarla porque no tenía las coordenadas de su planeta, y tampoco era como que las pudiera conseguir con algunos de los guerreros. No después de haberse peleado con 27 guerreros en distintos momentos y circunstancias. Aun así, eran peleas, y fue expulsado de los viajes espaciales hasta que recobrara la compostura.
—¡Baldissera! —gruño caminando de un lado a otro en la sala de su kasa—. Necesito salir de aquí. —les gritó a los machos que custodiaban su puerta de entrada.
Su Dargox estaba impaciente, sabía que él también quería a su Neka de regreso. Ansiaba montarla en su forma primitiva y marcar su delicioso cuerpo.
Bex se encontraba en un estado fuera de sí mismo. Había destrozado casi toda su kasa por dentro. Había dejado que su bestia interna poco a poco se apoderará de él hasta el punto de comenzar agotar su energía. Su Dargox lo vió desde una esquina gruñéndole por ser un tonto de kix por no haber hecho nada para que su Neka no se fuera. Ahora con cada día que pasaba se debilitaba cada día más.
—¡Abran! —Bex reconoció esa voz de inmediato. Aun así, no se levantó del lugar en el sofá donde estaba acostado.
Un alto Dargoxiis lleno el umbral de la sala con su presencia.
—¿Pero que Kix te ha pasado, Bex? —sabía que su aspecto no podía ser muy bueno. Tampoco era que le importará. Le mostró los colmillos—. Calma. No estoy aquí para hacerte daño. Solo quiero hablar con uno de mis guerreros.
—¿Guerrero? Hace tiempo me quitaron ese derecho.
—No lo han hecho. Solo te están dando un descanso. Últimamente no eres tú mismo. Estás fuera de sí. Estás actuando de forma irracional, impulsivo, autodestructivo. Quieres hacerte daño a ti mismo con todas esas peleas que has causado. Esa misión de hace un mes en dónde casi te matan, fue una muestra obvia de que no deseas vivir.
—Salvé vidas. Es lo que importa.
—Pero a qué costo, ¿De la tuya? Sabes que así no funcionamos.
—Tu ni siquiera estabas allí. Oh claro, estabas con tu Neka.
—Cuidado, Bex. —le advirtió Drak a su viejo amigo. Él podía saber lo que estaba pasando Bex—. Karen está muy preocupada por ti.
—Aja.
—No seas un idiota, como dice ella, y saca tu cabeza de tu trasero. Todo esto es porque no pudiste obligarla a qué se quedará, ¿Porque no lo hiciste?
Bex abrió la boca para contestar cuando una suave voz lleno el aire.
—Él no podía hacer eso, Jess hubiera sido infeliz si la hubiera retenido.
—Blakef, no te dije que esperarás afuera.
—Y yo te dije que Bex, aunque creo que no le agrado mucho últimamente, no va a lastimarme es mi amigo y voy a buscar la manera de ayudarlo. —Karen entro en la sala balanceando sus caderas, en uno de sus extraños vestidos que solía modificar con la ropa que compraba. Más ahora que su vientre estaba muy grande y redondo, con sus crías adentro.
Bex no quería ayuda, lo único que quería era a Jess y ella no podría dársela. Se levantó alejándose de Karen lo más que pudo. Su pecho gruñía al verla porque le recordaba a su Neka, solamente en la raza porque en apariencia no podían ser más diferentes.
—Cuidado, Bex. Ella es Karen, tu amiga, recuérdalo. —Drak trataba de calmarlo. Bex gruñó y contrajo el labio superior mostrando sus afilados colmillos, sus garras se desenvainaron—. Kix, Karen. No te acerques.
—Drak, él... Le está pasando lo mismo que a ti. —Karen observaba la escena con horror, escuchando como el cuerpo de Bex empezaba quebrarse—. ¡Debemos ayudarlo, Drak! Me importa una mierda si tu padre quiere o no, hay que buscar la manera de buscar a Jess...
—¡No! —muy tarde Drak pudo frenarla de mencionar el nombre de la joven humana.
El cuerpo de Bex templo encorvarse hacia delante mientras sus huesos se rompían y estiraban para darle paso a su Dargox. La bestia en él sentía que si no salía se volvería loco y moriría, así también moriría, pero por lo menos se llevaría a unos cuantos con él en el proceso.
En un abrir y cerrar de ojos Karen vio desaparecer a Bex para luego ver a un increíble, gigantesco y terrible animal de color marrón ante ella. El miedo la paralizó en el acto, este era el segundo animal que veía, el primero fue Drak y lo vio en peores circunstancias.
Drak rápidamente fue a transformarse viendo que todo se estaba saliendo de control, pasos se oyen cuando los guerreros que cuidaban la entrada entraron.
—Drak. No lo hagas, espera.
—Blakef, Neka, no interfieras. Que alguien la saque de aquí.
—No, Drak. —grito ella—. Él es tu amigo, ¿Lo recuerdas? No puedes lastimarlo. Él.... Solo está perdido. Piensa como te hubieras puesto tú en su lugar.
Drak entendió lo que le quiso decir, pero aun así se negó a dejarla un minuto más cerca de un Bex cambiado a Dargox.
A Karen se le rompió el corazón al ver a Bex acorralado en una esquina, gruñéndoles a todos. El sitio se veía muy pequeño para su tamaño.
—¿No me escucharon? ¡Sáquenla de aquí!
—¡No! —Karen lloró porque no quería que ninguno de ellos fuera a salir herido en una pelea. Bex que estaba cerca de ella se movió a su lado con fluido movimiento agarrando la parte delantera de su vestido y alzándola. Ella grito de terror, pero Bex la ignoro poniéndola en una esquina y cubriéndola con su peludo cuerpo. Karen en seguida comprendió que no quería hacerle daño.
Drak sacó su arma dispuesto a matarlo.
—¡No, Drak! —grito desde atrás segura de que el podría escucharla en medio de tantos gruñidos—. Él cree que me está protegiendo.
—¿Protegiendo de quién? —su mirada siempre en Bex—. Ahora, Bex. Devuélveme. A. Mi. Neka. —la voz de Drak destilaba hostilidad.
Bex balanceaba su gran cuerpo adelante y atrás, moviendo su boca lista para atacar.
—Está fuera de control. —anuncio uno de los guerreros—. Archi Drak, debemos dormirlo.
—Llama a Havyn Bach, dile que tenemos un problema. Y consigue ese tranquilizante.
—En seguida. —el guerrero saco un dispositivo muy parecido al celular en la tierra, pero esté proyectaba un olograma mostrando las funciones del sistema, pero como ella aún no entendía nada de su lenguaje no podía entender que decía. La imagen del papá de Drak apareció en el sistema, pero el hombre salió de la habitación dejándola sola con Drak y Bex.
Drak buscó de dar un paso hacia ella, pero Bex lo detuvo.
—Sé que puedes entenderme, Bex, porque yo también he estado en esa forma muchas veces. Así que devuélveme a mi Neka.
—Déjalo, Drak. Él en este momento no puede entenderte. —en eso Bex lleva su atención a ella. Atraído por su olor, llevo su gran hocico a su cuello para olfatearla. Entonces hizo lo que jamás pensó que Bex haría, comenzó a pasar su lengua por su cara hasta bajar por su cuello.
—¡Baldissera, Karen! Está atraído a ti porque siente que tienes alguna conexión con Jess. ¡Bex, amigo, más te vale que quites tu lengua de mi Neka!
Bex solo gruñe. Pasos se escucharon detrás de él, antes de que pueda girar a ver qué pasa, siente un agudo pinchazo en su hombro derecho que rápidamente lo sumerge en una bruma espesa y lenta. Se tambalea de un lado a otro, su mente entrando y saliendo de la conciencia. Aúlla de dolor. El grito de Karen es lo último que escucha antes de desplazarse en el suelo.
—¡Drak! ¡¿Que has hecho?!