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LA NOCHE DE NUPCIAS

Viendo el cambio de semblante en la cara de mi padre, me ofreci para ayudarlo

— Quiero que me lleves para hablar con ellos, no entiendo mucho de negocios sucios como los vuestros, pero si que se negociar con gentuza como esa — le dije

— ¿Qué vas a hacer Arianna? te mataran y nos mataran a todos cuando se den cuenta de que estas casada con el hijo de los Lucas — me dijo

— Y qué vas a hacer tu papa ¿entregar a mi hermana como hicistes conmigo? no, lo siento, concerta una cita con esa gente para hablar yo con ellos antes de que mamá se entere, confía en mí por favor papá — respondí

— Esta bien hija, pero temo que te puedan hacer algo malo, no podría soportarlo si algo te sucediera por mi culpa — me dijo

— Tranquilo que no me pasara nada, y ahora vámonos al jardín con la familia, mama ya estara preocupada por nosotros — conteste

Cuando termino el dia mi suegro le dio a mi recién estrenado marido las llaves de su coche ya que Giuseppe fue con sus padres al juzgado dejando su coche en el garaje de su casa, me acerque a mis padres para despedirme de ellos, pero mi cuerpo parecía como si fuera de gelatina, abrazandonos mi hermana y yo mientras llorábamos.

— Ánimo hija, tu marido es un buen hombre y se que te hará muy feliz — me dijo mi madre mientras llorábamos las dos abrazadas

— Gracias por los ánimos mamá, espero ser yo una buena esposa para él, — le dije, para intentar calmarla.

Giuseppe y yo subimos al coche marchandonos de la casa de mis padres hacia donde mi estrenado marido tenía su casa. Al llegar me fije que habia una puerta de hierro corredera que se abría con un mando, entramos en un camino viendo a varios hombres armados rodeando la casa

— Como verás querida esposa, aquí no te sucederá nada, estos hombres me son fieles hasta dar su vida por mi — me dijo mi recién estrenado marido

— Pues que bien, estar todo el dia con cientos de miradas encima mía — le dije con sarcasmo escuchando cómo se reía 

— No seas dramática, cuando estemos solos te puedo asegurar que nadie nos mirara — me dijo

Giuseppe aparco el coche en el garaje de su casa, abrió mi puerta ofreciéndome su mano para ayudarme a bajar del vehículo, bajando yo sola ante el asombro de mi querido esposo por no coger la mano que me ofrecio, entramos en la casa y cogiendome él en brazos subió unas escaleras entrando conmigo a lo que me imaginé que sería su dormitorio, escuchando cómo echaba el cerrojo a la puerta del dormitorio.

Mi esposo se quedó mirándome fijamente a mis ojos, fijandome en sus preciosos ojos de color azul que se le reflejaban con la luz del dormitorio, se acercó hasta donde yo estaba haciendo que yo retrocediera hasta darme con la pared, poniendo mi recien estrenado marido sus manos a cada lado de mi cabeza inclinandose quedando nuestras bocas demasiado cerca. Permanecí quieta sosteniendo mi mirada con la de mi esposo conteniendo mi aliento por lo que sabía que estaba por llegar de un momento a otro. Mi esposo acercó sus labios a los míos capturando mis labios con voracidad, hundí mis dedos en su pelo, gimiendo mientras Giuseppe con su lengua abría mis labios y se encontraba con mi lengua en un vals erotico. Mi esposo me cogió en brazos tumbandome encima de la cama

— Giuseppe yo ………— quise decirle, pero su boca tapaba la mía con un ardiente beso

— Ahora sabrás con quien te has casado, mi pequeña flor de lis — me respondió mi marido

Giuseppe se puso encima de mí apretando nuestros cuerpos, besandome el cuello y mordisqueando el lóbulo de mi oreja, volviendome loca de placer

— Por favor Giuseppe, ¿tienes protección? — le pregunté, mientras mi cuerpo temblaba como la gelatina

— Tu padre no te ha dicho que nuestro trato incluía cuando nos casaramos que me dieras un heredero? — me dijo, haciéndome sentir asustada e incómoda, ya que como ¿pretendían mis padres que en la misma noche de bodas me quedara embarazada y ademas de un hombre que no conocía?

De pronto mi reciente marido apreto su boca con la mia besandome con intensidad, mientras desabrochaba mi vestido dejando mis pechos al descubierto, poniendo sus manos en ellos, jugando con sus dedos pulgares acariciando mis pezones, haciendome gemir y arquear mi espalda por el placer que me estaba dando mi esposo, haciendome desearlo cada vez mas, sintiendo como iba bajando por mi cuerpo dejando una estela de besos por cada centimetro de mi virginal cuerpo

— Giuseppe por favor despacio — le dije cuando senti sus labios cerca de mi sexo

— Eres mi esposa, no tengo por que ser cuidadoso contigo — me contestó

— Entonces apártate de mí, no comprendes que soy aun virgen, pedazo cabezota — respondi, viendo la cara de sorpresa que tenia en ese mismo instante mi esposo

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