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CAPÍTULO 4

“Es una en verdad es una pena”

—¡No!... —los manos de mi padre me retienen al despertar asustada —¿P-Papá?

—Si soy yo. —me abraza al verme temblar. —Serena, ¿Qué te sucede, estás… pálida?

Al ver mis manos que no paran de temblar, me doy cuenta que estaba llamando demasiado la atención de mi padre, pero recordar lo que pasó en el bosque me aterra de miedo, “Era el, un vampiro” mi padre me arrulla en sus brazos para calmarme

No puedo hacer mas que pensar en lo que me sucedió, lo que pasó fue tan vívido que mi corazón se detiene por el miedo de saber que vampiros estaban viviendo frente a nosotros, mi vida y la de mi padre esta corriendo peligro con esas personas aquí.

—Escucha hija, debo regresar a la jefatura de policía. Hazme un favor, ya no salgas de noche y mucho menos al bosque, te lo dije antes es peligroso. Fue una fortuna que Antton Baltimore estuviera cazando cerca de donde estabas.

—¿C-Cazando?.

Por supuesto que estaba cazando, mató a un chico de mi clase sin piedad y estuvo a punto de hacerlo conmigo, lo que me preguntó es, ¿que fue lo que pasó? Porque sigo viva si el me atacó y se estaba alimentando de mí

Mi padre se pone de pie y estaba por irse pero mis manos se agarraron a su chaqueta para que no se fuera, sonríe calidamente, besa mi frente y me dice que regresará lo más pronto que pueda, me río atontadamente porque yo no soy así. Me disculpé y el se marchó no sin antes repetirme lo mismo de que no saliera más

Al ver por la ventana hacia afuera, vi el auto de mi padre alejarse hasta desaparecer de mi vista, no quería ver hacia esa cada pero mi estupido impulso me hizo verla de todos modos, todo se veía normal, nada fuera de lo común o eso creí hasta que lo vi otra vez, cada latido de mi corazón era como tambores, un sudor frío se escurre por mi frente mientras mi garganta se seca por completo cuando veo una sonrisa torcida en su rostro

Quería alejarme de la ventana pero mis pies no se mueven, es como si estuviera pegado al suelo, cierro mis ojos para seguir el contacto visual, los mantengo así por unos minutos y al abrirlos, no estaba. Mi corazón se tranquiliza al no verlo

—Necesito comer y dormir. —mascullo cansada

—Bueno si es así, deberías invitarme entonces.

Caigo sentada sobre el suelo cuando veo a Antton en mi habitación, retrocedo asustada e intento huir al salir corriendo hacia la puerta pero de la nada el ya estaba frente a mí. Sus ojos brillan mientras se acerca y yo retrocedo.

—Así que no funcionó después de todo. —caigo sentada sobre el borde de mi cama —Entonces… ¿que hago contigo? porque.. no puedo arriesgarme a que alguien sepa de nosotros.

—Yo no diré nada… lo juro.

Se sube sobre mi, su aliento choca contra mis labios. Mis brazos no logran sostenerme cuando sus labios rosan los míos “¿Qué… es esto? Siento que el miedo se esfuma cuando su mano se desliza desde mi estómago lentamente hacia arriba

—¿Ya no te ves aterrada… o si Serena?.

—¿Qué… me has hecho?.

—¿De qué hablas?. —entre cierro mis ojos porque ¡joder, lo estoy disfrutando! Definitivamente algo me ha hecho. —Eres… una chica mala, me deseas… por eso reaccionas así.

—¡Eso no es…

—Shh!!... —paso saliva cuando su mano cambia de dirección, había desabrochado mi sostén, lo desliza por debajo de mi blusa y sonríe al mostrármelo —¿No deberías sentir atracción por alguien de tu edad?. —sus labios se sintieron bien en mi cuello hasta que sentí dos agujas atravesar mi piel. —Inocencia…

Por alguna razón, esta vez no fue como el recuerdo que tengo del bosque, esta vez, quería que siguiera haciéndolo, no quería que se alejara de mi. Su manonderecha seguía tocando sin permiso mi cuerpo, mis senos fueron descubiertos cuando me quito la camisa.

—Pídelo…

Su voz era excitante para mi, no se que es lo que me estaba pasando, estoy fuera de mi misma, no tengo control de mi cuerpo y mucho menos de mi mente, estoy excitada porque mi vecino, el que casi me mata me está tocando y lo peor es que estaba deseando que me hiciera suya.

—Tonta e ingenua niña… desde ahora, me perteneces.

Me siento vacía cuando se aleja de mi, “¿Pero que demonios le sucede porque se alejó en el mejor momento?”. Sigue observandome así que reacciono de inmediato y me pongo la camisa, mi cara arde demasiado por la vergüenza que estoy sentido ahora mismo.

—¿A que… te refieres con que.. te pertenezco?

Me toma del mentón obligándome a verlo a los ojos.

—Tú sangre, es deliciosa, seguramente porque eres virgen. —estoy segura que mi cara se volvió tan roja como un tomate “¿Cómo lo supo?”. —Algo inusual de hecho, así que eres mi esclava, mi banco de sangre personal.

—¿No me matarás?.

—No. Mientras me seas útil.

Estaba por decir algo cuando Antton desapareció, fue tan rápido que ni siquiera parpadeo cuando se fue. Corrí hacia mi espejo y busqué alguna marca en mi cuello, pensé que habría orificios en mi cuello pero no había nada, hasta que noté algo extraño en mi nuca, no podía verlo así que busque mi espejo de mano.

—Pero que demonios….

Tenia una marca extraña, como un tatuaje pequeño, intente borrarlo pero no pude quitarlo con nada. “¿Qué me hizo?”.

Eran las ocho de la mañana, papá había llegado a las seis, justo a tiempo para llevarme a la preparatoria. Tuve que llevar el cabello suelto para que no viera la marca, me despedí de él y entre apresuradamente a las instalaciones, cuando vi mi salón de clases, una rafaga de viento pasó frente a mí, al abrir mis ojos, vi a Dalton mirándome de forma amenazante, su mano rodea mi cuello y comienza a apretarlo.

—¿Qué has hecho niña estúpida?

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