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capitulo 1

¿Cómo puedo describir mi vida durante mi infancia y adolescencia? ¿Cómo puedo predominar mi vida en una frase? ¿En un nombre? ¿Un prospecto?

No, no solo tengo uno, bueno en realidad tengo dos o mejor dicho los tenía, esos son el patinaje y Stefan, si así como lo están leyendo, Stefan, el gran Stefan Craig

aquel hombre que con solo quince años me rompió el corazón, aquel hombre que el día que me preparaba para confesarle lo que sentía me rompió el corazón

aquel hombre de ojos hermosos que en mi infancia consideraba mágicos al ser de dos colores diferentes, aquel que me sonreía y me llamaba su ángel de hielo en su idioma natal

un escocés que hacía que cuando hablaba en nuestro idioma se escuchara exótico, justamente como lo hace ahora

mientras me da una mirada que cala a mis huesos y me penetra por completo, una mirada que no puedo borrar de mi mente por más que se lo suplique a mi cerebro

como aquel día que volvió mi corazón en trizas hasta hacerme escapar de mi propia vida con tal de no volver a verlo.

--¿Me estás escuchado? Hablo en serio cuando pido tu total atención…

si aquel día que él se acostó con mi prima ante mis ojos, aquel día de mi cumpleaños número quince

aquel día en el que yo estaba dispuesta a confesarme y él estuvo en la cama de mi hermano con la que yo consideraba mi mejor amiga y hermana

aquella que sabía perfectamente mis sentimientos hacia él y simplemente se acostaron mientras no disimularon ni un poco al yo estar en aquella habitación

mientras sentía mi corazón partirse en trizas.

--Ya te escuché, la verdad no entiendo a qué va todo esto, ya te lo dije no, es un no…

su mirada mágica me aturde no lo negaré, pero yo con mi simple mirada castaña casi dorada lo reto para que note mi desafío y renuencia irrevocable a su propuesta.

--No me des esa mirada… Si no aceptas, solo daré por sentado que tu familia no te importa.

--Vete al carajo, no soy una muñeca Stefan, no me casaré contigo, por mí te puedes ir al infierno y si mi familia está en problemas no es algo de lo cual la responsabilidad de su seguridad deba recaer en mí…

un gran resoplido surco de su nariz y observo como se levantó y me observo con sus vivaces ojos de colores y su expresión llena de tensión.

Ese hombre era hermoso, cuerpo grande y totalmente tatuado, incluso su cuello en el que sobresalía algunas líneas en tinta, me pregunto

¿Qué serán? La gran mayoría por no decir que todos habían sido hechos en mi ausencia, sus facciones tan masculinas, su cabello rebelde y negro que llegaba a rozar en sus oídos

en lo que sus aretes tipo expansores que podría jurar que eran diamantes verdaderos iluminaban con la luz que entraba por la ventana

la cual hacía relucir aún más su ropa Gucci extremadamente costosa, incluso podría apostar que era importada o solamente había pocas en el mundo, él es alguien que no suele usar nada barato, él es alguien que solo busca lo mejor

él es alguien que nunca se fijaría en mí, en la hermana menor de su mejor amigo, pero ahora, ahora me pide matrimonio

como si solo fuese un juego de ajedrez y yo no fuese la reina, sino que me trata como si solo fuese un peón más.

--No eres más que una niña grosera y mimada, tal vez te hicieron falta unas buenas nalgadas cuando eras pequeña…

--¿Y qué? ¿Me las vas a dar tú? ¿Me bajo el pantalón y me siento en tu regazo mientras te las pido?

qué mala elección de palabras, lo note de inmediato, pero ya no había marcha atrás, más cuando él se había acercado a mí y su respiración se había entrelazado con la mía

tan deliciosamente que sentía como mi corazón latía a mil por horas y mi deseo resurgía como un volcán a punto de explotar.

--No sería mala idea… Aunque te advierto que no será nada fácil librarse de mis manos…

--No causas nada en mi Stefan, ahora ya te lo dije, no me casaré contigo, vete al carajo tú y tus palabras de mierda, no seré un peón en ese juego que ustedes desean y por mí se pueden ir al infierno…

Una pequeña sonrisa surcó de sus labios y sin previo aviso se acercó aún más a mí posicionando su boca cerca de mi oído, mientras sentía como se me erizaba la piel

y sentía unas terribles ganas de gemir su nombre y suplicar que se acercara un poco más, no me pueden culpar ese hombre es jodidamente hermoso y sexi

él es el sueño de toda mujer, ese que por el hecho de ser un chico malo temes admitir que te mojas las bragas y solo quieres compórtate como una niña mala

Stefan Craig es aquel que deseas con toda profundidad y por muy peligroso y malvado que pueda ser siempre desearas, porque

¿Quién quiere un príncipe azul? Cuando puedes tener a un maravilloso lobo feroz que te devore con placer y deleite.

--Eres tan mala mentirosa mi hermosa sìthiche deigh (hada de hielo), pero cuando por fin aceptes te daré esas nalgadas que me acabas de pedir…

me dio un mordisco en la oreja con delicadeza, mientras que yo respire profundo, anticipando el gemido que casi surcaba de mi garganta y había evitado que surcara de mis labios

―Pero mientras tanto voy a dejar que tú te tortures por el hecho de no ser una buena niña…

--No lo haré, ya te lo dije, no te quiero en mi vida, así que no lo haré…

se alejó de mí de inmediato y con una mirada divertida se acercó a la puerta para marcharse, algo que agradecí al instante

pero antes de marcharse dijo aquellas palabras que resonaran para siempre en mi cabeza, o por lo menos que resonaron en aquel instante.

--Entonces carga con la muerte de tu familia Barbie… carga con el hecho de que pudiste salvarlos, pero eres tan jodidamente testaruda y cruel que los dejaras morir…

Sin más salió de la habitación, y mientras que yo recuperaba el aliento y me pregunte lo mismo que he hecho desde que llegue, ¿De verdad seguiré negándome a casarme con Stefan Craig?

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