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LA NOCHE
Luego de ver la letra "M" en el espejo empañado me asusté un poco ya que no había nadie más en mi casa, bueno mi mamá pero ella estaba dormida, me acerqué a la ventana de la sala pues de ahí tenía mucha vista hacia las casas vecinas para ver si notaba algo sospechoso pero no pude distinguir nada más excepto niños jugando con un balón.
De cierta forma luego me sentí un poco aliviada porque pensé que era alguna broma de Lorenna el hecho de que hubiera una M en mi espejo, pero no creo que ella sea tan capaz como para jugar con eso. Así que respiré profundo y me dispuse a comer los restos de la pizza que se estaba enfriando.
Subí a mi habitación y busqué en mi ropero algo que ponerme, en ese aspecto yo no era tan selectiva como ciertas chicas, pues yo me ponía lo primero que encontraba. Así fue, me puse una camisa que me quedaba un poco debajo de mis rodillas, color naranja y de textura muy suave.
Tenía la costumbre de hacer té por las noches ya que ayudaban mucho a mi calidad de sueño y esa noche sí que necesitaba relajarme pues tenía que recordar bien qué había pasado conmigo.
Me dispuse ir a la cocina, busqué una olla para hacer mi té y puse un poco de música. Encendí algunas velas con ciertos aromas y me senté en el sofá mientras se terminaba de calentar el agua.
Cerré mis ojos pues la verdad sentía mi cuerpo triturado, tan triturado que donde me tocara me dolía. En ese momento pensé en tono gracioso: ¿mi imaginación no podría crear estos dolores o si?Quizás Lorenna no puso mucha mente a lo que hablé por estar pendiente de Travis, porque la verdad me pareció verla muy entregada con eso... pero bueno, ya tendré tiempo para saber todo esto.
Volví a cerrar mis ojos, la brisa estaba cayendo y pensé que sería muy bueno que lloviera, me encantaba la lluvia y el sonido que emiten las gotas al chocar con el techo.
Me había quedado dormida por unos minutos, en eso me despierto un poco asustada por el sonido de la tetera, ese vapor que salía por el orificio, me levanté muy rápido a apagar la cocina porque era muy extremista y creía que podía incendiarse todo lo que había cerca.
Busqué entre los estantes mis té y no podía encontrarlos. Qué extraño, pensé, si solo yo tomo eso; pero qué suerte que había uno todavía, así que me quedé sentada en el desayunador tomando a sorbitos y haciendo pequeños estiramientos de cuello.
Apagué las luces de la sala, las velas y la música. Subí entre dormida y despierta a mi habitación, vi que en mi cama habían ciertas cosas de uso personal, ropa y otras que no podía distinguir mucho por el sueño que cargaba así que solo estiré mi brazo para tirarlas al suelo y me lancé a la cama como si fuera una enorme piscina.
La noche pasaba y yo estaba dormida, se venían a mi mente imágenes que no tenían ningún sentido para mi, rostros en la oscuridad, risas, llantos, sonidos como de instrumentos metálicos y me movía de un extremo a otro en mi cama. Entre tantas pesadillas que podía experimentar esa noche escuché una voz conocida pero con un sonido distorsionado que decía: "Nikky" "Nikky"
¡Dios! Mi corazón latía tan fuerte que podía escucharlo en el exterior, sentía como mi garganta se estrechaba, era una sensación como que alguien me estaba asfixiando pero no lo podía ver, la paranoia se estaba apoderando de mi, era un momento en donde no tenía ni la más mínima idea de qué hacer, solo sentía como mi cuerpo se estaba destrozando y entre todo esto sentí algo que cayó en mi pecho, así que grité:
—¡No!
La puerta de mi habitación fue abierta bruscamente y la luz fue encendida. Era mamá.
—¿Qué fue lo qué pasó? ¿Estás bien?
En ese instante pude notar que lo que me había caído encima era mi gato.
—Estoy bien, no pasó nada —Respondí.
Solo era mi gato que me cayó encima, seguro estuvo afuera y recién llegaba puesto que yo le dejaba abierta una ventana.
—Que susto me diste—respondió mamá
—creí que te estaba pasando algo.
—No, mamá, ve a dormir tranquila que no pasó nada, solo fue un mal entendido.
—¿Segura? Anoche supe lo que le pasó al chico Jhonson. Marck creo que se llama. Me parece demasiado triste que se haya suicidado. —mamá se acerca a mí y se sienta en el borde de mi cama. Mi gato ronroneaba encima de mi mientras amasaba mi estomago con sus dos patas delanteras. Creo que tenía hambre. —Si en algún momento te sientes mal, Nick, quiero que me lo digas. Sé que casi no estoy en casa porque estoy siempre trabajando, pero...
—Mamá, estoy bien. Si lo que te preocupa es lo del suicidio en mis planes no está el hacerlo. Y Marck...
—¿Marck qué?
Dudé un poco. Me habían dicho que se había suicidado, estaba segura de que la policía lo había comprobado, o quiero decir, el forense. Más su carta. ¿Qué diría esa carta? Pero en el fondo, muy en el fondo, no lo creía. Me tensé involuntariamente así que dejé de pensar en cosas que me asustaban.
—Nada. Puedes confiar en que estoy bien. Tranquila.
Ella sonríe.
—Está bien. Pero estoy aquí para platicar, ¿esta bien? —se pone de pie y se dirige a la puerta.
—Lo sé.
Me da una última mirada para después irse.
En mi mente había agradecido que mamá hubiera venido porque la verdad no estaba controlando la situación, así que dejé encendida la luz de una lámpara que tenía en la mesa de noche, tomé a mi gato y lo acaricié pues éste de cierta forma era mi compañía y sentía más valor.
Miré el despertador y eran las 4:00 am, me sentí aliviada porque ya faltaba poco para que se acabara esa noche bastante tensa. Entre caricias y caricias a mi gato pude conciliar el sueño y despertar hasta más tarde.