06.- Fotografías.
Los dos iban caminando platicando, porque al comenzar a recordar esa parte de su niñez que curso en la primaria, venía con algo de abundancia, aquellas anécdotas divertidas con Chava.
—Cierto, recuerdo eso.
—Pero aun lo juegas.
—No.
Haberse encontrado con Chava fue algo muy bueno para ella, al hablar un poco del pasado al ser que él fue un gran amigo, aunque no hablo mucho, pero si mencionaba en ocasiones a su primo, quiso preguntar por él que algo venía a la mente de ella, al hacer una pregunta diferente.
—¿Cuánto más te quedaras? —pregunta Chava.
Ella realmente aun no lo decidía, porque no sabe qué decidir con la casa y aún le falta buscar más en el sótano.
—La otra semana. —responde simplemente.
—Debe ser difícil decidir qué hacer con esa casa, es tan grande y tiene historia, no.
Olivia sonríe.
—Si viví gran parte de mi infancia con mis padres en esa casa. —dijo Olivia haciendo pensar que tiene bonitos recuerdos de esa casa, que en realidad no es así, porque no lo recuerda como ella quisiera.
Chava mira su celular por un segundo, dándose cuenta que recibió algunos mensajes y unas llamadas perdidas, aunque ya se encontraban cerca de la casa de Olivia, solo volvió a guardar su teléfono en el bolsillo de su pantalón.
—Entonces, tienes ya rato que estas en Leima.
—Si.
—Porque no te muestro nuevamente Leima.
—En serio, no tienes trabajo que hacer.
—Después de no a vernos visto, mereces que salgamos y llamare a la pandilla.
—¿Pandilla? —pregunta Olivia.
—Si, a la pandilla, llamare a Marisol, Eunice, Ricardo, Uriel, Mercedes, Carlos y Abiel, no recuerdas, en cada recreo y todos juntos salíamos a divertirnos.
—Cierto, casi siempre nos quedábamos de ver en la biblioteca.
Chava mueve la cabeza al asentir.
—Ahora lo recuerdo, y ¿Cómo están ellos? —le pregunta Olivia.
—La mayoría están aquí en Leima.
—Y algunos ya se casaron.
—Solo Mercedes, Eunice, porque Marisol tiene un novio que es de otro estado y de los muchachos Uriel, Abiel, Carlos y Ricardo, aún está soltero.
—Ricardo, soltero dices.
—Si sabemos que fue un chico noviero, pero ahora es soltero, si recuerdo andaba con una tal Salome que terminaron y ahora es soltero. —le dice Chava.
Porque hablar de su amigo Ricardo, un chico que reprobó básicamente sexto año tres veces, y que con ellos pudo pasar a la secundaria, aunque en ese entonces, fue cuando los padres de ella decidieron irse de Leima.
—Sí que tu casa continúa siendo grande, cuando era chico me daba miedo.
—¿Porque? —le pregunta.
—A veces pasaba por aquí, eso de las seis o siete de la noche, y veía que la casa se veía terrorífica.
—En serio, nunca me lo habías dicho.
Él solo sonríe al hablar de eso un poco más.
—Quieres pasar.
—Gracias Olivia me gustaría, pero debo irme, será otro día.
—Claro, y salúdame a tu mamá.
—Sí, le dará gusto saber que estas acá. —le dice Chava, al ser que trabaja en el negocio familiar que es una tortillería.
Ellos se encuentran despidiéndose, mientras, Alejandro se encuentra en su jardín que sin que se den cuenta ellos, los mira desde una distancia, que ellos no se den cuenta, sabía que, si era visto, Chava le diría que su vecino es su primo y eso no le conviene todavía, entonces solo entra a su casa.
—A ¿Quién estabas viendo? —pregunta Miguel que hace unas horas llego de la universidad.
—Vi a este Chava, que venía con Olivia.
—Lo saludaste.
—Cuando me di cuenta, él ya se había ido y Olivia igual.
Medio sonríe Miguel, se da cuenta que esa no era la razón, pero no dijo nada, solo decidió contarle a Alejandro.
—Vi hoy a Olivia bailar en el centro con las chicas de secundaria.
—¿Bailando? —pregunta Alejandro.
—Si mira, la grabe un poco, aunque no me acerque demasiado, no quería que se diera cuenta las chicas ni ella, bueno de todos modos ellos grababan con sus celulares y quizás ella aparezca en alguno de esos videos.
Alejandro se encuentra todavía mirando el video de su amigo Miguel, donde se ve bien Olivia divirtiéndose, al bailar eso le hace recordar de niña.
—Pásame el video a mi celular.
—Sí, está bien. —responde Miguel al hacerlo.
Y al ver que él ya lo tiene.
—Voy bañarme, estaré en mi cuarto.
—Si. —solo responde Miguel.
Alejandro ya en su cuarto toma un baño, el cual lo hace algo rápido, para solo vestirse, al estar listo se queda sentada sobre su cama mirando nuevamente el video solo por un rato. En eso voltea hacia su ventana viendo que ha comenzado a llover, y solo tiene él puesto un suéter con el que se siente cómodo.
—¿Qué piensas preparar? —pregunta Miguel, al ver que su amigo ya está en la cocina, mirando que abre parte de la alacena de arriba.
—Que no tienes frio.
—Sí, hace algo de frio.
—Claro, tu que andas tan primaveral. —le dice Alejandro.
Porque Miguel trae puesta su camiseta de basquetbol, aun diciendo que no tiene frio, y Alejandro comportándose como el hermano mayor, al decidir decirle en irse a poner otra playera y un suéter.
—Ok, ya voy a ponerme. —le responde Miguel.
Quien lo hace yendo rápido a su habitación y hacerlo, en eso que regresa un aroma de chocolate llega a su nariz.
—Acabas de hacer chocolate.
—Sí y aquí tienes. —dice Alejandro.
Al entregarle la taza de chocolate de agua, el cual Miguel toma y había sacado algo de conchas.
—Es verdad, tú no tienes hermanos.
—No Miguel, soy hijo único, ya si hablamos de mis “hermanastros”, solo eso son, si es la palabra adecuada.
—Cierto, después de todo eres adoptado y cambiaste tus apellidos, y no tendrías ninguna relación con ellos si hablamos de sangre, pero Alejandro, te llevas bien con ellos.
—Si bien, aunque como vez no los veo mucho, y como antes te lo había dicho, ellos, más que nada Héctor como Quique y el esposo de mi mamá, saben la verdad, pero me tienen mucha estima.
—Y Daniela.
—Ella apenas tiene diez años, y me llama hermano y más que nada todos, como ellos, preferimos ser hermanastros.
—Sé que no me has hablado sobre tu familia que, digamos verdadera.
—Solo sé que vive aún mi abuela.
—¿Abuela? —pregunta su amigo.
—Sí, de parte de mi padre su esposo murió.
—Ella y tú se conocen.
—Sí, mi mamá me ayudo a encontrarla al principio ya saben, no lo creen, se creía que yo estaba muerto, para no hacértelo largo se le mostro todos los documentos y es como lo acepto, si preguntas de detener tíos o tías solo tengo a una tía y a un tío, y te diré, mi padre real era gemelo.
—Los conoces.
—La verdad no, mi tía Andrea vive en Chiapas y mi tío en el D.F.
—Y él te conoce.
—Sí, estuvo con mi abuela la vez que lleve con mi mamá los documentos, y antes que digas algo, no conozco a ningún primo.
—Te mantienen alejado.
—Así es, eso es lo que les parece a ellos.
—Crees que ellos crean que no fue correcto que aparecieras.
—Supongo, aunque la abuela dice que tengo gran parecido a mi papá. —responde Alejandro, al beber de su taza de chocolate.
—Y tu tío Hernán, ¿Qué dice? —pregunta Miguel.
—No sabían nada.
—No lo has vuelto a ver.
—No. —contesta al negar Alejandro, al tomar otra concha de vainilla.
Miguel se da cuenta que son pocas las veces que Alejandro habla de su familia, que es esta vez lo ha hecho, solo puede creer que el motivo podría ser Olivia, de la que a estado enamorado desde su niñez, y que ahora las cosas se están presentando, es posible tener una relación más seria.
Mientras Olivia se encuentra en su sótano, mirando algunas cosas, la caja que subió anteriormente Alejandro la vez pasada aun no la ha abierto, y se mantiene sobre el sillón, ve si algo más de su interés encuentra para llevarlo a la sala, pero parece que no, suena su teléfono.
—Hola Susana ¿Qué pasa?
—Estuviste bailando.
—¿Cuándo? —ella pregunta, fingiendo que no sabe de qué habla.
—Me dices ¿Cuando?, mensa estas en una especie de parque con chicas y muchacho de que, ¿Secundaria?
—Ah, de eso hablas.
—Sí y ¿Qué paso?
—Después de trabajar fui a caminar, y me encontré con los chicos de secundaria, grabaron varios videos.
—Si acabo de mirar algunos.
—Sí, les dije que me etiquetaran.
Mientras continúa hablando con Susana, mira las cajas que tiene a su alrededor con diferentes palabras, y que algunas cosas aun con las sabanas encima, mientras escucha lo que Susana le dice al teléfono, lee “Juguetes” a lo que enseguida lo abre y decide despedirse de su amiga.
—Sí, luego te llamo. —le dice ella.
Abre la caja descubriendo algunos peluches y juguete de niña, entre muñecas, ropita, casita y demás cosas para niñas, y algunos juegos, ella solo sonríe y toma un juguete que le llamo la atención y solo sube para volver a la sala.
Olivia está a lado de la caja de fotografías, y es como decide solo abrirla, una vez abierta descubre muchas fotos sueltas, comienza a mirar varias y diferentes donde ella esta bebe, de niña, con amigos o de la escuela, cumpleaños estando con sus padres, incluso los cumpleaños de ellos y viendo rostro de la familia, vienen algunos recuerdos con los cuales sonríe, mira al reverso y algunos tienes fechas.
También encuentra algunos álbumes de fotos en buen estado, otros algo desgastados, donde encuentra al mirar las fotografías de niña en una plaza, otros de las festividades de día de muertos disfrazada, descubriendo Olivia que cada año cambia al ser la llorona, una bruja, una zombi y demás igual fotos de navidad, año nuevo y reyes.
Aunque algunas de las tantas fotografías a apartado, teniendo la idea de escanearlas para enviárselas a Susana, para que las vea y en particular una la atrae mucho, cada que la observa con detenimiento siendo que al reverso tiene fecha y tiene el nombre de “Alejo”, y ella en la imagen ve que se encuentra sobre un árbol, sentados, abrazados, sonriendo a la cámara.
Intenta recordar quien es Alejo, pero nada viene a su mente, mira por algunos segundos más el retrato, aunque es una de las fotos que escaneara en lo que está en sus cosas, escucha el timbre de la puerta y deja todo como esta, y se dirige a la puerta que abre y ve a Alejandro, y que está lloviendo.
—Hola, pero entra que afuera está lloviendo. —le dice Olivia.
Olivia ve que trae una jarra con unas tacitas.
—Gracias, hola siento interrumpirte, pero vine a invitarte algo de chocolate caliente.
—A chocolate, claro ven, vamos a la cocina, es que la mesa la tengo ocupada. —le dice Olivia.
Alejandro asiente, en eso mira hacia la mesa y ve algo de desorden y cosas, cuando ve la caja con el escrito de fotografías.