Librería
Español

El dolor de Romper

205.0K · En curso
3ndes
215
Capítulos
19
Leídos
9.0
Calificaciones

Sinopsis

-Tenemos que romper-. Su frase resuena en el aire, en las cuatro paredes de mi cuarto, llega hasta el estómago, rápido como un puñetazo. El dolor que siento es alucinante, repentino y disruptivo. ¿Es posible que se haya equivocado al entender? Sí, tiene que serlo, no puede haberlo dicho en serio. Me conoce, me ama, no lo haría con tanta frialdad, no después de lo que le dije de mí. -¿Cosa?- pregunto perplejo. -Tenemos que romper-, repite con cautela, tiene miedo de lastimarme con una palabra más, puedo ver en sus ojos que no tiene el coraje, no tiene el coraje de meter la cuchilla más profundo. Está allí, suspendida en el aire, me está tocando el corazón de manera molesta, pero no puede hundirse en él, justo en el centro . Cobarde...

RománticoDulceAmistadProhibidoAdolescentesSecretosSegunda Chance

Capítulo 1

-Tenemos que romper-.

Su frase resuena en el aire, en las cuatro paredes de mi cuarto, llega hasta el estómago, rápido como un puñetazo. El dolor que siento es alucinante, repentino y disruptivo. ¿Es posible que se haya equivocado al entender? Sí, tiene que serlo, no puede haberlo dicho en serio. Me conoce, me ama, no lo haría con tanta frialdad, no después de lo que le dije de mí.

-¿Cosa?- pregunto perplejo.

-Tenemos que romper-, repite con cautela, tiene miedo de lastimarme con una palabra más, puedo ver en sus ojos que no tiene el coraje, no tiene el coraje de meter la cuchilla más profundo. Está allí, suspendida en el aire, me está tocando el corazón de manera molesta, pero no puede hundirse en él, justo en el centro .

Cobarde...

Me detengo al instante con las manos ocupadas en una bandeja con el desayuno: bizcochos, un velo de chocolate, leche y café. Y yo, estúpido, también se lo preparé. Sí, me tomé la molestia de hacerle un gesto romántico, uno de esos gestos que detesto toda la vida, pero que todos los días me obligo a realizar para él y quizás principalmente para mí. Para demostrarme a mí mismo que puedo ser dulce, romántico y cariñoso como cualquier otro .

Pero todo esto es mentira, lo sé y probablemente él también lo notó. Se dio cuenta ahora mismo, por eso me quiere dejar, se dio cuenta que soy un mentiroso, que soy diferente, que no podré darle lo que busca .

Nerviosa, pongo la bandeja sobre el escritorio y lo hago con tanta fuerza que unas gotas de leche salen volando de la taza, caen sobre las notas que he tomado del nuevo cuento y manchan la hoja. Rápidamente trato de secar el papel con una solapa de mi pijama, trato de reparar el daño, pero ahora que el líquido ha penetrado, suspiro con impaciencia.

Maldita sea, su frase todavía perdura en mi mente: debemos romper. Tenemos que hacerlo, como si la decisión fuera de los dos.

-Ya no podemos seguir así-, murmura detrás de mí.

No podemos, otra expresión más en plural. ¿Quién dice que no puedo hacerlo, él? ¿Está dentro de mí y sabe mejor que yo lo que estoy sintiendo? ¿Es eso así? Enfurecida, me vuelvo a mirarlo, cruzo los brazos sobre mi pecho y trato, realmente trato de entender, pero no puedo.

-¿Tanto como?- Pronuncio, mi tono se ha inclinado, suena extrañamente agrio, demasiado, tanto que puedo sentir la acidez en mi boca.

-Entonces…- jadea, haciéndome enojar aún más. Si me quiere dejar, sí, si quiere , porque yo no tengo nada que ver en esta decisión, tiene que darme una explicación .

-¿Cuál es el problema?- Pregunto de nuevo, exigiendo respuestas.

-¿Realmente quieres saber?- dice con dolor .

No te voy a dejar, pero tú, ¿qué tienes para mirarme así? Me gustaría gritarle, pero mi razón me detiene. Las lágrimas quisieran salir, traicionarme, pero no las dejaré. No seré débil con él, un extraño ...

-Sí, lo quiero, quiero saber por qué no podemos seguir- así -- digo al final, incapaz de expresar lo que realmente estoy sintiendo.

-¿Porque? ¿También me preguntas? Llevamos cerca de un año juntos y nos miramos: te acabo de decir que te quiero dejar y ¿cuál fue tu primera reacción? Enciérrate, enójate conmigo, como si yo fuera el problema» me acusa con una mirada despectiva .

-¿Qué tengo que hacer?-

-Está bien que te enojes, pero esperaba un mínimo de tristeza, una reacción que pudiera hacerme entender que te preocupas por mí, pero ¿sabes cómo está tu mirada ahora? Separado. No te preocupas por mí, por nosotros, estás más centrado en entender por qué-. Se emociona, me lanza miradas acusadoras, no lo reconozco, no puede ser el mismo chico que se durmió a mi lado anoche.

-De hecho, no entiendo, no entiendo-, agrego, casi sintiéndome mal.

-Wendy, no podemos seguir estando juntos si no hay amor de tu parte. Después de casi un año espero algo más de ti, eso que llamas -demostraciones de cariño- no me basta, no me basta. Me gustaría estar con una chica enamorada, eso es lo único que quiero. No me importa esperar tu tiempo en cuanto a... ¡No, no! ¿Por qué digo esto?-. Él suspira en serios problemas. -Te habría esperado si hubieras estado enamorado de mí, pero después de once meses ya no puedo conformarme con quererte. -

Sigo mirándolo desconcertada, lo amaba, me comprometí, hice todo lo posible para que nuestra relación funcionara. Lo dejé entrar en mi vida, le mostré mi pasión, todos los días permito que me bese, que me abrace, que duerma en mi cama, porque sé que él lo quiere y yo quería complacerlo. Hacerle sentir con esos pequeños gestos que algún día daría más pasos por él, lo haría, pero no me lo permite.

-Sé que no soy como los demás, lo sé, pero no creas que es fácil para mí. ¿Sabes cuántas veces quise acercarme a ti y no pude?-.

-Wendy, sé que lo intentaste-, interrumpe, arrepentido. -Pero en las últimas semanas he conocido a alguien más-. Otra , su revelación entra violentamente en mi cabeza y ya no puedo escucharla. Estoy enfocado en uno solo : dos palabras, siete letras, un signo en el centro, bien definido como una elisión. -Nos conocimos en la universidad, es linda, dulce, cariñosa …- Y había otra palabra clavándose en mis pensamientos: cariñosa . Nunca he estado, nunca, o casi.

-Basta-, la conversación está en el capullo, no quiero saber nada de la chica que conoció en la universidad. No me importa él o ella.

-Lo siento-, susurra.

-Yo no, tienes razón, tal vez no soy capaz de amar, tal vez no soy capaz de sentir, mi estómago está enredado, el dolor que siento, no sé ni lo que fue-.

Se me acerca, borra las distancias que me protegen de él, de su olor, de su calor, levanta la mano para acariciar mi rostro, pero yo me alejo a tiempo. Para mí es un extraño ahora y no debe permitirse tocarme nunca más.

—No lo hagas —le advierto dejándolo poco sorprendido, me conoce tan bien que ya no le sorprenden mis actitudes defensivas.

-Lo siento...-