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Capitulo 3 Kayla

Kayla estaba limpiando el baño y al salir de allí un hombre le impidió el paso. Era el hombre que la había estado mirando mientras, un rato antes, estaba trapeando.

El hombre era muy atractivo, y tenía dinero se le notaba de pies a cabeza. Tenía el cabello claro y los ojos de un tono verde oscuro, era mucho más alto que ella, una cabeza y media mínimamente le llevaba así que no tuvo otra opción que levantar su mirada para verlo a los ojos.

—Por Dios. De cerca aun eres más preciosa — le dijo extasiado y ella se hizo hacia atrás.

—Bueno, si es todo lo que tiene para decirme, ¿me puede dejar pasar ya señor? Debo seguir con mis tareas — le respondió ella con sequedad. A diferencia de él, ella no tenía tiempo para juegos.

Por otro lado, nunca había lidiado bien con esa clase de atención y ese hombre la intimidaba un poco. Siempre había tratado de ocultar su belleza con ropas poco favorecedoras. No quería terminar como su madre, engañada, embarazada y desdeñada.

El hombre miró hacia los costados y la arrastró contra una pequeña pared, la empujó, tomó su barbilla y le dió un beso profundo mientras le acariciaba el cuerpo sin pudor.

Su sabor era tan dulce como toda ella, pensó Nikolai excitado presionando a la joven contra la superficie plana, frotando su pene duro en el vientre de la joven que no se podía mover.

Cuando el hombre separó su boca de la suya, ella lo empujó por los hombros.

—¡Cómo se atreve! — exclamó y le dió una bofetada.

Nikolai se vió sorprendido por el golpe, no se lo esperaba para nada.

Se tocó la mejilla y la miró confuso. ¿La joven de limpieza le había pegado? ¿A ÉL?

Ella estaba agitada, sentía las mejillas enrojecidas y el corazón palpitando rápido.

Lo empujó más fuerte que la primera vez.

— Pedazo de animal malnacido ¿Quién se cree que es para besarme contra mi voluntad? ¿Que cree que como trabajo aquí soy mercancía dispuesta para que me tome en cualquier lugar? — Kayla ya estaba ofuscada para ese momento y ya poco le importaba hacerle un desaire a ese cliente. Por muy "caro" que luciera.

La muchacha estaba disgustada evidentemente. No era de las que pagaría por estar en su cama, como dijo Bill tan sonriente.

Maldita sea, no recordaba la última vez que había estado tan excitado por una mujer, pensó Nikolai, y supo que tenía que ser suya de cualquier manera.

Ella giró y él estuvo tentado a tomarla de su cola de caballo y atraerla hacia su cuerpo para fundirla en un abrazo. Frotar su dureza en su trasero y morder su cuello. Como un animal en celo. El murmullo de personas que estaban pasando cerca de allí lo devolvió a la realidad.

Entonces lo decidió. Kayla Scott sería suya, a cualquier precio.

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