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Capítulo 6

— Ain — dijo con el rostro caído en medio del alboroto — ¡No te voy a prestar un hombre así ! - gritó

Me reí, esta vez una carcajada completa.

Mónica se reía sin parar

- ¡Qué estúpido, Dios mío, cómo me casé con eso!

— Ni siquiera sé — dije riendo — Voy para allá, luego vuelvo...

- Vuelve a pagarme cabrón

— ¿Qué pagar, eso lo paga la casa, verdad, Mô?

Ella asintió riéndose.

— Aquí es donde puedes hacer cualquier cosa, este lugar ni siquiera estaría en pie si no fuera por ti — dijo Mónica.

— Ahí tampoco, Mónica, el poder es demasiado, negocios aparte. — luego gritó como en un ataque: — ¡Págame, hijo de puta!

Mónica negó con la cabeza, me incliné un poco y me besó en la mejilla.

— Fragante homie, ¿por qué no eres así, amor?

— Porque soy macho, esta es una fruta

— Gira la cola allí para que veas la frutita. — repliqué

— ¡Ain mo no habla así me vuelvo LOCO! Alex resopló y gritó.

Monica negó con la cabeza mientras caminaba hacia la puerta, riendo. Alex salió de detrás del mostrador y puso su brazo alrededor de mi hombro y como era un poco bajo me acurruqué y caminamos hacia la puerta.

— Te mando una foto luego, o me paso luego

- Quédate en paz. Voy a ir a la casa de esa puta vieja más tarde. Vieja aburrida — Murmuró

Estaba hablando de su suegra.

— Solo Mônica aguanta eso ahí. Estos dias casi le digo que lo coja por el culo, se quedo aqui en la casa una semana, no sirvio de nada, ni me lo puse para fregar los platos, le dije hola Mônica ya hermano, te doy té de chumbinho viejo —reí, me reí— Luego me diste defensa en la corte—, dijo deshilachado con su voz rota de taquara.

—Por supuesto, sales inocente—, se ríe.

Él se rió.

— Joder — se rió — Sólo Dios en la causa. O vente acá un día de estos... pasate una tarde allá, ni siquiera vienes después de los juegos de campo.

— Ya veré... Dejaré mi auto ahí, ¿de acuerdo? Solo me voy a afeitar, vuelvo enseguida.

— Oh, ¿vas a Caio?

—Me voy, ese gordo de mierda me va a rapar—.

— O — susurró — Recorta el pelaje de las bolas para los dos más tarde también — dijo en voz alta y todos en la puerta se rieron no sabía por dónde meter la cara

—Fuera de ahí hijo de puta—

—Ain—, murmuró, luego se rió y me soltó.

Me reí.

Lo deje ir y cuando estaba por alejarme me dijo:

—¡O, págame hijo de puta!— ¡Me llevaré tu coche ahora! Me reí y mostré el dedo medio.

A veces parecía que no encajaba bien, pero la verdad es que era un luchador y un verdadero bromista, el año pasado Mônica tuvo cáncer, pensó en vender el bar con su casa encima y todo para pagar el tratamiento , pero luego pagué todo.

Todos los exámenes, en el mejor hospital que pude encontrar en Caracas, la llevé y la busqué durante todo el tratamiento, Mônica incluso había perdido el cabello, que ahora era largo, con trenzas hechas con lana negra. Son jodidamente geniales, me gustan más, son la familia que adopté, o más bien ellos me adoptaron a mí, pero haría cualquier cosa por ellos.

La barbería de Caio estaba abierta, y Toinho está sentado en la silla siendo atendido por Caio, y Seu Juca en la puerta.

— Maldito viejo, acabo de ver a tu hijo, ¿cómo estás? Dije saludando a Juca con un medio abrazo luego de un apretón de manos.

- No soy.

- ¿No está?

— No estoy, estoy de mal humor, hoy Cidinha entró diciendo buenos días, buenos días — hizo una pausa — dije: vete a la mierda.

Gaius se rió por dentro sin parar.

— O hermano — dijo riendo — a Cidinha le dijeron que se fuera a la mierda, ese viejo está loco.

— Loco mi bolso — dijo Juca y Caio y Toinho se rieron.

yo tambien me rio

Que foto.

Caio dobló la navaja y me saludó, estrechándome la mano y un medio abrazo de compañero.

—Habla carajo...

— ¿Ya no abres ese muquifo?

— ¡Vete a la mierda!

— Hombre, estás gordo como el infierno — dije, alisando mi barriga de manteca, Caio

Era y era muy, muy gordo, siempre lo ha sido.

— Estoy jodidamente compitiendo contigo — dijo golpeando mi vientre que era un filete cerca del suyo — Han pasado unos meses, ¿eh, hombre ?

— Nada, ya está naciendo, jala la patita aquí — dije tomando mi bolso

— Vete a la mierda — dijo empujándome y pateándome sutilmente la espinilla con el pie y riéndose.

Saludé a Tonho.

— ¿Te detuviste con el gimnasio? preguntó Cayo.

— Paré, me cansé, ahora solo hago ejercicio en la cama.

— Pero el baguio está bueno, sigues en forma, estás fuera de esos líos, chupar papi ahí que maricas gusta. No sé el nombre de esa mierda.

— ¡Estás sintonizado, grandote! ¿Qué es esta idea?

— Eso es lo que pasa de tener un sobrino marica, te vio el otro día y se me cayó uno de esos en mi carro, dijo que si te vuelve a ver se monta encima

—¡Fuera de ahí!— - Hablé

Todos rieron.

—Este mundo está perdido, ¿no? Hay que volver a votar a Bolsonaro para arreglarlo

—¡No allí, maldita sea!— - Respondí

— Vota por él, ¿no? - Preguntó

— Yo no, el señor Juca que vota. — repliqué

— Voto de mierda, ni siquiera fui a votar la última vez.

—¿No fue así?— - Yo pregunté

—Tampoco—, dijo Cayo.

— No importa si ya terminaron con la vida, la puta política, la otra vez voté no, el año que viene no sé ni si estaré vivo — dije.

— Pues a la mierda entonces — refunfuñó Caio, cortando la barba de Toinho.

—Vine a afeitarme, ¿hay alguien más adelante?— - Pregunto

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