Capítulo 5
—¿Quién es ella Luciano? , ¿Qué hace esa tipa aquí y por qué no me habías dicho nada?
—No tengo porque darte explicaciones de mis decisiones —Escupo molesto —. No tienes ese privilegio.
—¿Es tu mujer? , has traído una mujer aquí para que sea tu mujer y deshacerte de mi.
Sus reclamos me tenían a punto de tomar mi arma y acabar con ella para de una buena vez así callarla.
Si no lo hacía era por la simple razón de que le prometí a su padre cuidar de ellas y porque Bianca no lo soportaría.
Había cometido el maldito error de enredarme con ella en un momento de estrés y ahora era como un chicle el cuál no podía despegarme de encima.
—¡Suficiente! —Grito golpeando mi escritorio —. Vete de aquí, pronto llegaran invitados y tú también debes atender.
Me observa sin articular ninguna palabra, basta con ver su rostro rojo del coraje para saber lo molesta que esta.
Se da la media y sale azotando la puerta. Sujeto el puente de mi nariz y me acerco al barba servirme un trago para calmar mis emociones.
—Tienes un gran problema amigo —Levanto la mirada encontrándome a Ludovico —. Debes calmar a esa mujer o esta casa se puede convertir en una zona de guerra.
—Lo sé —Tomo un sorbo —. Y me temo que si eso pasa, Alaya no saldrá librada de buena manera.
—¿Viste la manera en que Katrina le apunto sin temblarle la mano? , esa mujer tiene agallas y si Alaya la provoca la puede matar.
—Ya lo sé, la flaca tiene carácter —Musito y asiente —. Debo tener cuidado con ella, no es una presa fácil.
—¿Estás seguro de tenerla con los invitados esta noche? —Me cuestiona dudoso.
—Confió en que no hará nada estúpido, sabe que no juego respecto a mis advertencias.
—Eso esperó hermano, andando ya tus invitados no demoran en llegar.
Me levanto de mi silla saliendo con él del despacho y saliendo de la casa con dirección al jardín.
Allí veo que empiezan a llegar poco a poco nuestros invitados; al pasar de un rato casi todos se encuentran aquí.
—Luciano —Me extiende su mano y se la acepto —. Finalmente puedo verte cara a cara .
—Suelo ser un hombre ocupado señor Grajales.
—Lo imagino, ser el mafioso más importante de Italia debe mantenerlo ocupado en negocios más grandes.
—Así es.
Él era la razón principal de esta reunión. Uno de los narcotraficantes mas influyentes de México y de lo más importantes.
Ludovico se encargaba de ser el punto intermedio en nuestros negocios y que todo marchara bajo mis condiciones.
Podía ser un mafioso, pero tenía mis reglas en este negocio y no permitía que nadie pasara sobre ellas.
—Espero podamos hacer negocios personalmente , aprovechando mi estadía estos...no puede ser ella
Me giro viendo a Katrina salir al jardín. Todas las miradas caen en ella y en aquel vestido rojo ceñido a su cuerpo.
La observo detenidamente e inconsciente una leve sonrisa se dibuja en mi rostro.
Su mirada cae en mi, se acerca a pasos lentos y al llegar le extiendo mi mano tomándola.
—¿Katrina?
—¿Victor? —Musita sorprendida —. ¿Qué haces aquí?
—Hago negocios con el señor Montecristo y soy uno de sus invitados —Musita perplejo —. ¿Viniste con...
—Ella no vino con nadie —Lo interrumpo —. Katrina es mi mujer.
La tomó por la cintura acercándola a mi haciendo que Grajales nos mire asombrados.
—Yo pensé qué...
—¿Qué seguía siendo mujer de Antonio? —Lo interrumpe ella —. Eso dejo de ser hace mucho, ahora soy la mujer de un hombre más importante.
Envuelve sus manos en mi cuello y sonríe seductoramente , Ludovico se acerca a nosotros y garraspea llamando la atención.
—Grajales, ¿Te encuentras a gusto? —Le pregunta Ludovico —. Veo que ya conociste a Alejandro y a su...
—Mujer, si —Le sonríe nervioso —. Es una mujer muy bella ¿No te parece?
—Si lo es, pero también tiene un carácter bastante fuerte y eso la hace aún más atractiva.
Ludovico la mira y levanta su trago en su dirección antes de tomar un trago. Katrina rueda los ojos y se separa de mi arrebatándole una copa a uno de los meseros llevándola a su boca.
La observo de arriba abajo y no puedo negar que es una mujer demasiado atractiva, ahora entiendo porque traía poco a Antonio, tiene muchos atributos que hacen a cualquier hombre perder la cabeza por ella.
—¿Qué tanto piensas al verme ? —Sus palabras me sacan de mis pensamientos y me doy cuenta que solo hemos quedado nosotros dos.
—En qué eres una mujer muy guapa —Me acercó a ella —. Pero también eres una mujer caprichosa e insoportable.
—¿Ah si? —Musita retadora —. No soy insoportable, simplemente no me la dejo montar de ningún idiota.
Toma un sorbo de su copa y se marcha en dirección hacía donde se encuentra Bianca repartiendo tragos.
Suspiró y sigo mi camino buscando a Ludovico. Al encontrarlo se encuentra reunido con algunos socios ya conocidos; empezamos a platicar , un empleado se acerca susurrándole algo a Ludovico y este me hace una seña.
—Señores, tenemos que abandonarlos un momento, espero que sigan disfrutando de la velada.
Nos separamos yendo a las galeras, al llegar entramos y caminamos para ir al usual salón de reuniones.
—¿Listo para empezar con nuestro plan hermano?
—Listo, hace mucho estoy esperando este momento.
—Manténte tranquilo o echarás todo nuestros planes a la basura.
Abre la puerta entrando conmigo dejándome ver a los hombres dentro del salón. Mi mirada se va fijamente a la del tipo responsable de la muerte de mi hermano y del cual jure vengarme.
Su mirada cae en mi y me inspecciona en silencio.
—Señores , lamentamos hacerlos esperar —Espeta Ludovico —. Ya podemos empezar con esta reunión.
Mi sangre hervía en estos momentos, mi mente me pedía a gritos matarlo en este instante, pero estaría haciéndole un favor si acabo con su vida tan rápidamente y lo que yo quiero es hacerlo enfrentarse a mi , para luego acabar con su miserable vida.
Desde este momento mi venganza comenzaba a tomar su rumbo y no me pienso detener hasta acabarla...