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Capítulo 5: El Club Fuente

Diego se fue del palco.

Sus buenos amigos Niceto, que es el coordinador del dormitorio, y Blanca lo siguieron afuera.

-¡No es para tanto! ¡Yo no he dicho que tu regalo es malo!-

Blanca dijo con prisa.

-Diego, no te vayas, que termines la comida. Si te marchas, no tendríamos ganas de disfrutarnos,- Niceto dijo también.

Diego sonrió y dijo, -divertidos. Niceto, Blanca, de verdad tengo un asunto que hacer, pero confiad en mí, ¡no hago artificios!-

Diego no logró saber si ellos creían en él.

Dicho esto, tuvo que echar la culpa a la tarjeta de compras de trescientos mil de euros de gasto mínimo regalada por su hermana, lo que le cayó en otro problema.

Aunque Niceto y Blanca disuadieron a Diego de marcharse, finalmente se fue.

-¿Se ha ido el pobretón?-

Al volver al palco Blanca y Niceto, Florín preguntó riendo.

-Florín, deja de humillarle, ¿solo porque Diego no se ha defendido? ¿No le habéis traído más problema?- Niceto estalló.

-¡Ja ja! Se ha buscado la vergüenza para él mismo. ¿Cómo piensa que regala un bolso de basura a Blanca? ¡Vaya bolso de la colección Hermés! ¡Qué regalo que da el pobretón!-

Al oír esto, Hilda solo movió la cabeza, riendo con amargo.

Después de irse, Diego paseaba por las calles desorientado.

Cuando no había sido rico, Diego siempre soñaba con el dinero. Ahora bien, ya tenía mucho dinero, pero resultó que no tener alguna sensación especial.

Pues, lo peor fue ya había gastado más de trescientos mil de euros sin beber un trago de agua, además, se había despreciado por los demás.

En pensando adónde podía Diego comer algo.

Sonó el celular.

Fue la llamada de Ivana, su hermana.

-¡Hermana!- dijo Diego.

-¿Diego, en qué estás ocupando?-

-Ah…En nada…-

-Bueno, hazme un favor.-

-¿Qué?-

-Pues así, ¿sabes la Calle Comercial JL,? en la que yo te vi hace cuatro años cuando regresé, asimismo se invirtió y se construyó en aquel entonces. Ahora, se necesita firmar un contrato de renovación retroactiva con la autoridad local, pero yo no tengo ninguna manera de volver.

Precisamente por el entonces nosotros ambos lo hemos firmado como inversores, por eso, es igual que tú firmas, ve a firmarlo.

¿Hola? ¿Hola? Diego, ¿has oído?-

Absolutamente Diego lo oyó todo.

Pero, de momento ya se quedó confuso.

¿ La Calle Comercial JL?

Esa era una de las características de la Ciudad JL.

Las tiendas en esa calle comercial eran de todo tipo y tenían un negocio buenísimo.

Sin mencionar otras cosas, en lo alto de la calle comercial, había un lugar llamado Club Fuente, construido en una montaña, que era un lugar frecuentado por la gente más rica de la Ciudad JL.

Según lo que dijo de hermana, ¿toda la calle comercial pertenecía a nuestra familia?

-Hermana, ¿lo que has dicho es verdad? ¿La calle comercial es de nuestra familia?-

-¡Joder! Tardo tanto tiempo en hablar de eso, ¿y lo consideras como broma? Es que en aquel entonces no pude administrar tantas industrias a la vez, por eso, firmé con tu carnet de identidad. La mitad de la calle es tuya.-

-Dentro de poco ve a la Finca Fuente para encontrar a un gerente llamado Juan Muñoz. Le he explicado. Tú, el vice patrón, vas a firmar el contrato.-

-Yo…-

-Bueno, así es todo. Tengo asuntos que hacer, pues yo cuelgo.-

Transmitió la voz de haber colgado.

Diego tomaba el celular en su mano y todavía estaba estupefacto.

¡La Finca Fuente! Antes ni se atrevió a pensar ir allí.

Pero ahora, Diego respiró profundamente y tomó un taxi para ir a la Calle Comercial JL.

La Finca de C integró la restauración, el entretenimiento y el alojamiento.

Es una finca cercana a una colina y adosada con la calle comercial construida abajo.

Diego se animó y entró...

-Señor, por favor, ¡deténgase!-

Diego no se había imaginado que al entrar se paró por unas recepcionistas guapas.

-Señor, ¿usted ha hecho la reservación del asiento?-

Una de las camareras miró a Diego y le preguntó.

Estaban encargadas de la recepción en el vestíbulo y solían ver venir a muchas personalidades ilustres.

Sin embargo, ahora vieron a Diego que llevaba un traje de marca poco conocida.

Pese a su tono cortés de las recepcionistas, en sus ojos el desdén fue fuerte.

-No he conservado el asiento, que estoy aquí para buscar a uno.-

Diego dijo.

Mientras tanto, él echó un vistazo a las recepcionistas, sentía sorpresa en los adentros de él. No fue de extrañar que el Club Fuente fuera un paraíso en la Tierra.

Las cinco o seis recepcionistas, aparentaban los estudiantes universitarios recién graduadas, tenían mucha elegancia.。

Ellas fueron como modelistas con rostro bonito y cuerpo bien formado.

-¿A quién busca?-

Pero, después de escuchar las palabras de Diego, las guapas fruncieron el ceño al mismo tiempo.

Rspondió con el tono un poco de indiferencia.

-Estoy buscando a Juan Muñoz, ¡el gerente de la finca!-

Por supuesto, Diego se dio cuenta de la mirada de desprecio de ellas, pero todavía habló francamente.

Las guapas se miraron entre sí.

¿Busca al Gerente Juan?

¿Temían que este chico pobre todavía no sabía de qué identidad del Gerente Juan?

¿Cualquiera que quisiera verlo, podía verlo?

Además, ellas casi podían asegurar que este chico pobre entró en el club solo para enriquecer la experiencia.

Después de todo, el Club Fuente de verdad era demasiado famoso, mucha gente no era capaz de entrar por su condición económica.

Normalmente había quienes, como él, querían entrarlo de visita con el pretexto de buscar a alguien.

Sólo que, con seguridad, no se les podía admitir entrar.

Ellas eran las guapas bachilleres graduadas, de este momento, pese a que menospreciaban el acto de Diego, mantenían una actitud templada como sea posible,

-Señor, si quieres ver al Gerente Juan, tienes que reservar anticipadamente. Si no lo ha hecho usted, márchese por favor.

Diego ya notó que estas recepcionistas le habían considerado como puro visitador.

En pensando que si se necesitaba una llamada a la hermana para informarle a Juan Muñoz .

-Señorita Oskia, ¿qué estáis haciendo? ¡Solo en este momento me doy cuenta de que cualquiera se puede admitir entrar en la Finca Fuente!

Fue un joven de pelo engominado y en ropas preciosas, que cogía a una mujer sensual y muy maquillada, entró.

Él echó un vistazo a Diego con desprecio y rio a la recepcionista que encabezaba.

-Bertrán, me has dicho que aquí es el lugar más lujoso de Ciudad JL, ¿pero por qué se puede ver a este tipo de persona aquí?

Preguntó la mujer sensual.

Algunas personas eran así, no podían mostrar sus habilidad de ellas sin unos cuantos comentarios sarcásticos.

Oskia, la recepcionista encabezada, le pidió la disculpa a Señor Bertrán, -Lo siento mucho, Señor Bertrán, vamos a arreglar todo cuanto antes.-

Bertrán sonrió fríamente, -Bueno. Pronto voy a invitar a los amigos proveniente de otra ciudad. Nuestra finca es el símbolo de la Ciudad de JL, no bajéis el nivel sin causa. No te enfades si digo más palabras, Oskia, mi padre y su jefe, el Señor Juan, se conocen y comieron juntos antes.-

Al mencionar al Gerente Juan, Bertrán se mostró respeto en su cara.

La mujer en sus brazos, tan pronto como oyó que Bertrán era muy bien informado, también conoció al gerente Juan, ¡el gran hombre de JL! Sus ojos ya estaban llenos de adoración.

Incluso unas de las camareras hermosas junto a Oskia lanzaban miradas seductoras hacia Bertrán, con la esperanza de captar su atención.

Oskia asintió la cabeza, -sí, Señor Bertrán .-

Terminando las palabras, miró a Diego con rostro severo.

-¡Por favor, váyase y no nos estorbe trabajar, o llamaré a guardia de seguridad!-

-¡Bien! Salgo a hacer una llamada.-

Diego tomó un respiro y se fue, mientras tanto, sacó el celular.

-¡Joder! ¡Se da bien el aire pretencioso! -

-¡No se enfada!, Señor Bertrán, de vez en cuando nos ocurren cosas así en nuestra finca."

Oskia dijo sonriendo para calmar a Bertrán.

Bertrán asintió la cabeza, -vale, cuando vengan mis amigos, ¿qué tal si tomamos unas copas?, señorita Oskia.-

-Dependiente, Señor Bertrán,-Oskia sonrió recatada.

Bertrán miró lascivamente a Oskia y asintió la cabeza, mientras llevaba su cartera y se dirigía a la recepción para hacer el registro de entrada.

Las camareras junto a Oskia le miraron con admiración, -Señorita Oskia, ¿también conoces al Señor Bertrán?

se alisó el pelo con orgullo, -¡claro. No trabajamos en otros puestos cuando nos graduamos, qué sentido tiene trabajar como camarero aquí, ¡claro que es para conocer a unos cuantos ricos más como el Señor Bertrán!-

-¿Habéis visto la mujer sensual en sus brazos? Es una estrella de segundo nivel… ¡La familia de Bertrán hace el negocio inmobiliario y tiene una fortuna de más de dos mil millones!-

-¡Oh! No es de extrañar que su padre pueda hacerse amigo del gran hombre de nuestra Calle Comercial de JL, el Señor Juan. ¡Qué fortunón tiene!-

Las camareras miraban la espalda de Bertrán, todos obsesionadas.

-Eh, si no fuera el Señor Bertrán no se acordaríamos, justo ahora ese pobretón incluso quiso encontrar al señor Juan. Está ahora hablando de negocios con los líderes de la ciudad y los presidentes de la Cámara de Comercio en el centro de JL. Este bastardo fue aquí a hacer el ridículo, ¿sí?...- Oskia se rió con desprecio diciendo.

Sonrió mientras se preparaba para ir a charlar más con Bertrán, cuando levantó su cabeza.

Vio volver a entrar al bastardo pobre que acababa de marchaerse.

-¿Por qué regresas de nuevo?

Dijo Oskia, mirándolo sin comprender.

Otras camareras también lo miraron con desdén a Diego…

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