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Capítulo 4: LA LLEGADA DE EMMA

NOAH.-

Alzo la mirada al ver entrar a David con gafas oscuras a mi oficina, ruedo mis ojos hacia arriba y comienzo a negar.

— Recuérdame que no debo beber nunca más –Se tumba en mi sofá con una bolsa de hielo en la cabeza. –Una queda de dolor salió de su boca.

— No sé cuántas veces te he oído decir lo mismo ¿De verdad no te mides? ¿Cómo vienes a la empresa en ese estado? –Se tapa los oídos con sus manos y una mueca de dolor en su rostro.

— No me regañes, siento que tengo piedras en la cabeza, oye por cierto anoche te desapareciste ¿Qué te hiciste eh? –Me encogí de hombros.

— Conocí a alguien –Abrió los ojos del impacto y saltó del sofá sentándose frente a mí. ¿Se te quitó el dolor? –Pregunté mirándolo y luego volví a teclear en mi laptop.

— ¿Tú? Y pensar que anoche eras pitufo gruñón por ir a ese bar ¿Y? ¿Qué tal te fue?

— No voy a ventilar mis intimidades contigo David, pero si quiero que busques a esa chica, cuando amaneció simplemente desapareció

— ¿En serio? Así que ¿Fue especial? –Expresó divertido.

— No, solo dejó su abrigo en mi apartamento –Soltó un bufido y luego dejo escapar un gesto de dolor.

— ¿Su abrigo? ¿Vas a buscar a una chica por su abrigo? A otro con ese cuento, dime su nombre –Me quedo en silencio.

— En realidad no recuerdo su nombre, pero si el de su amiga Celia, el portero tiene su número de teléfono, búscala –Sonríe de manera burlona.

— No soy mago, pero creo que puedo lograrlo –Sale de mi oficina, giro mi silla mi mente recordó cada detalle de esa noche, aún siento la suavidad de su piel, sus labios carnosos, su aroma ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella?

Emma.-

— ¡Hola papá! ¡Mamá! ¡Ya llegué! –Después de varias horas de vuelo estaba en casa, una parte de mi deseaba quedarse en Suiza.

— ¡Hija! –Escucho a mi padre a mi espalda- por fin llegas, te he extrañado mucho –Me tiró a sus brazos, mi padre es el hombre más importante de mi vida, es el papá perfecto amoroso, protector siempre he sido su consentida y gracias a él soy quien soy.

— Yo también te extrañé mucho papá, no sabes cuánto ¿Dónde están mamá y Ella? –Su sonrisa desapareció.

— Escuché decir que irían al Spa –Mi ojos se llenan de tristeza.

— Pero, yo les avisé que llegaba hoy –Me encogí de hombros, estaba acostumbrada a no ser una prioridad para mi madre aun así dolía.

— Tú sabes cómo son ¿cuéntame que tal Suiza? –Me abraza y besa mi mejilla, no evitar pensar en Noah.

— Bien, Suiza es un sueño, tenemos que ir de vacaciones y así conoces a Celia

— ¡Oh Celia! Tengo mucho que agradecerle a esa muchacha, por haber ayudado a mi princesa –Sonreí y llene su mejilla de besos.

— ¿Quieres que te muestre lo que te traje? –Él sonrió como si fuera un niño con un nuevo juguete.

(…)

— ¡Llegamos Jack! –Escuché la voz de mi madre en la entrada, al llegar a la estancia freno en seco fijando su mirada en mí.

— ¡Hola mamá!

— ¡Ya llegaste! –Mi hermana apareció detrás de ella.

— ¡Emma hermana volviste! ¿Me trajiste algo de Suiza? –Sonreí mi madre seguía seria ni un beso, ni un abrazo.

— Qué bueno que por fin llegas Emma, así puedes ayudar a tu padre con el negocio, no nos ha ido bien y necesitamos dinero y recuperar la inversión que hicimos por tus estudios.

— ¡IRINA! –Mi padre alzó la voz- es mi obligación con Emma pagar sus estudios, para eso soy su padre –se giró hacia mí- Emma no tienes que pagarme nada, tú no te preocupes –Veo a mi madre rodar sus ojos hacia arriba y alejarse de nosotros.

— Papá tranquilo, yo puedo ayudarte mañana tengo una entrevista en la clínica St. James

— ¿Qué? –Mi hermana preguntó sorprendida- ¿vas a trabajar en la clínica de Brad James.

— Uhm… Sí ese es el plan ¿Por qué? –Se encogió de hombros.

— Por nada, según dicen en el club que es un hombre muy mujeriego, los rumores dicen que se ha acostado con media clínica ¿Esto es para mí? –Saca una caja que contiene un perfume le asentí sonriendo.

— Bueno yo conozco a Brad desde la universidad y conmigo siempre ha sido muy respetuoso él sabe que solo somos amigos

— Pues eso espero hermanita, porque tiene muy mala fama y no me gustaría verte en boca de todos

— Tu hermana tiene razón Emma, la reputación de Brad James no es muy buena no quisiera que ninguna de mis dos hijas se topará con él, mujer que cae en manos de Brad se convierte en la comidilla de la ciudad

— ¡Papá por mí no te preocupes! –Salta del sofá Ella dejando su mejilla marcada de su labial rojo- siempre te he dicho que busco a mi hombre especial, quiero casarme y ser feliz –Enarco una ceja sorprendida, no sé porque pero las palabras de mi hermana sonaron falsas.

— Emma prométeme que no dejaras que Brad James te embauque

— Papito ya te dije, él conmigo siempre ha sido muy atento y respetuoso, sabe que solo somos amigos

— Eso es porque debe pensar que eres una mojigata hermana, ese tipo de hombres sabe cómo envolver con frases bonitas a mujeres como tú –Fruncí el ceño.

— ¿Mujeres como yo? ¿Y qué me dices de ti?

— Yo soy más astuta, tengo mi lista del hombre perfecto y Brad no cumple con ningún requisito, bueno bienvenida hermanita, me voy a tomar una siesta –Ella se alejó de nosotros subiendo las escaleras.

— No le hagas caso, a veces la influencia de tu madre –Sonreí.

— Lo sé papá confía en mí, no tengo y no tendré nada con Brad James, iré a llevarle su obsequio a mamá –Tomé el perfume y subí las escaleras me detuve frente a su habitación, abrí la puerta- Mamá ¿Puedo pasar?

— ¿Qué quieres Emma? –Responde de manera cortante.

— Te traje un obsequio de Suiza, creo que te va a gustar –Me mira mientras sigue alistando su maquillaje.

— Déjalo en la cama y espero que hayas venido a ayudarnos y no ocasionar disturbios entre tu padre y yo, en los años que te fuiste no sabes lo felices que fuimos, la vida era tranquila –Mis ojos se cristalizan.

— No… no es mi intención mamá

— Eso espero –abre la caja y huele la fragancia del perfume- ¡Aaaaws! Como se nota que no me conoces, huele horrible, ¡Quédatelo no lo quiero! –Vuelve a ponerlo en mis manos- retírate debo alistarme para volver a salir y pese a lo que dijo tu padre espero que devuelvas cada centavo que invertimos en tu viaje a Suiza, ese dinero también era mío y yo si quiero que me lo devuelvas –Se gira sin mirarme, me doy media vuelta al salir de su habitación las lágrimas comenzaron a descender miré el obsequio y arrastré mis pies hacia mi habitación, ¿Por qué mi madre es así conmigo? ¿Qué hice para que me desprecie tanto?

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