Capítulo 2 Paolo Simone
Lorenzo estuvo hablando cerca de una hora con Orlando.
Orlando también tenía presente a Paolo Simone y su historia.
-Era un hombre joven, yo lo crucé poco antes de que comenzara todo el lío, estaba con su esposa, una mujer joven y bella, bellísima, parecía que él besaba la alfombra por donde ella caminaba, es raro que, demostrando tanto amor, se haya suicidado, eso siempre lo pensé.
-A lo mejor fue por vergüenza de no poder mantenerla con lujos, como evidentemente estaba acostumbrada.
-Pero no la dejaría en la ruina sin hacer nada, Facundo es un buen chico y responsable, pese a lo joven que es, fijate que habló con tres personas y pasando por alto a gente que estaba por encima de él.
-Lo ascendí.
-Me parece perfecto, se lo merece.
A Lorenzo le llegó un mensaje de su novia.
Ese día lo cansó.
-No puedo verte hoy, te llamo cuando me desocupe.
Le contestó por mensaje de WhatsApp.
-No sé a dónde mierda quiere ir, pero hoy que no cuente conmigo.
-¿Así te pensás casar?
-No sé, decímelo vos, que tenés dos divorcios.
-No hay nada como la soltería.
Dijo sonriendo divertido, al menos quiso serlo, pero en realidad a veces extrañaba a su primera esposa y ver a su hija todos los días, crecía tan rápido que sentía que a veces dejaba de conocerla.
-Aunque te confieso que a veces extraño a mi hija, la tuve muy joven y nunca fui el mejor padre, dejé todo en manos de su madre, sabiendo que Mónica es excelente en todo, me desligué muchas veces cuando no correspondía hacerlo.
-Siempre hablás con cariño de ella.
-Sí, si la hubiese conocido siendo un poco más grande, no la hubiese hecho sufrir tanto y tal vez seguiríamos juntos.
-Podés recuperarla.
-Lo pensé una y mil veces, pero ahora tiene pareja.
-¿Eso alguna vez te detuvo?
-No… pero con ella soy otra persona.
-Pareciera que estás esperando que te busque ella.
-Algo así, pero no creo que perdone mis infidelidades, aunque de ninguna otra mujer me acuerdo y a ella no la puedo borrar de mis sentidos, a pesar de los años que pasaron.
-Inventá algo… enfermate y que vaya a cuidarte.
-No sé, pero te juro que hay besos que no se olvidan, hay mujeres que nunca las podés borrar y Mónica es una de ellas.
-Nunca me pasó, digo, que alguna mujer deje huellas en mí.
-¿Y Majo?
-Digamos que es la correcta.
-No tenés la obligación de casarte con ella.
-No, es verdad, pero es algo que casi todos hacen.
-Pensalo, porque se me hace que Majo no te va a soltar fácilmente si luego decidís divorciarte.
-Puede ser, hoy me cansó, no dejó de llamarme ni de dejarme mensajes y encima no puedo sacarme de la cabeza el tema de Paolo Simone.
-Es una locura y de verdad, si conocés a la madre del chico, no podés creer esa decisión, yo creo que no se suicidó.
-Mierda, voy a activar la investigación.
Lorenzo se levantó con decisión.
-Es que su hijo ni siquiera tenía miedo con mi ira y hasta el ingeniero, que es un tipo de 40 años, estaba temblando.
-Es verdad.
Le concedió Orlando.
-Voy a verlo.
Lorenzo entró en la oficina de Facundo, que era compartida con 10 personas más, aunque en ese momento había tres personas menos y dos de los que tuvieron que renunciar, tenían oficinas individuales.
-Facundo queda a cargo del sector.
Anunció.
Ni siquiera dos arquitectos, que tenían antigüedad trabajando allí, se atrevieron a decir algo, es que en ese momento no estaba el horno para bollos y si querían los dos puestos jerárquicos vacantes, lo iban a hablar al día siguiente y con la oficina de personal, si no, lo hablarían con Orlando, pero nunca con Lorenzo, es que el otro socio era un poco más accesible con el personal, al menos con los jerárquicos.
-Pibe, acompañame.
Sólo dijo esas palabras y todos estaban temblando.
Facundo se levantó sin que le repitiera la orden dos veces.
Se dirigieron a la oficina de Lorenzo y se les unió Orlando, porque estaba intrigado con el pensamiento de su socio y amigo.
Lorenzo comenzó a hablar, tomando por sorpresa a Facundo.
Orlando no se asombró, él conocía bien a Lorenzo y sabía que era impulsivo.
-Los dos conocíamos la empresa de tu padre y Orlando hasta conoció a tu padre, por lo que decidimos, si querés, investigar para saber si fue suicidio, pero no te prometemos nada.
-¿Piensan que lo mataron?
-Yo lo crucé en un evento, estaba con tu mamá, demostraba un amor increíble hacia ella, se pudo haber suicidado, por supuesto, solo que esa situación, a mí particularmente, en su momento me hizo bastante ruido.
-Yo no sé qué pensar, tenía 15 años cuando sucedió eso y mi mamá estaba destrozada, ella me tuvo muy joven…quedó embarazada al poco tiempo de conocerse y tenía 17 o 18 años cuando yo nací.
Ambos socios se asombraron de la edad de la madre de Facundo, su padre al día de hoy debería tener cerca de 40 años, realmente era joven, cada vez les resultaba más difícil pensar que ese hombre se pudo haber suicidado, pero eran sólo conjeturas.
-No sabemos qué sucedió y si la investigación fue hecha como correspondía, pero por tu coraje al corregir o intentar corregir un error que nos podría haber llevado a la ruina, te prometo que voy a abrir nuevamente la investigación.
Le prometió Lorenzo, sin saber que lo llevaba a hacer esa promesa, pero sí estaba seguro de cumplirla.
Pese a lo que inspiraba en sus empleados, era un hombre muy agradecido, claro que cuando se trataba de comprar empresas que estaban en bancarrota, ellos no tenían piedad.
Tal vez por eso, se sentían en deuda con Facundo, los dos sabían que habían pagado mucho menos de lo que correspondía por la empresa de su padre.
Hablando primero entre ellos y luego con Facundo, Lorenzo pensó que es muy probable que lo hayan matado, pero quién lo realizó, fue muy cuidadoso y cubrió muy bien sus huellas.
-Gracias señor.
Facundo era un muchacho muy centrado y muy maduro para sus 18 años, es que la mayoría de los jóvenes de esa edad no vivieron lo que pasó él, lo difícil es asumir que su padre se suicidó y salir adelante, con la culpa, pensando en que podría haber hecho él para salvarlo y no hizo, algo así también le sucedía a su madre.
Él recuerda que sus padres siempre estuvieron muy enamorados y fueron muy felices, fue algo inesperado su suicidio, Paolo, su padre, estaba deprimido, pero nadie se imaginó que llegara a cometer semejante locura.
-Yo quise investigar, pero era menor y solo pude recolectar algunos documentos.
Dice, con su voz quebrada.
-Hace poco encontré un segundo celular de mi padre que no sabía que existía, lo usaba para trabajar y hay mensajes cifrados que no pude abrir.
-¿Lo podemos ver?
-Sí, mañana lo traigo.
-No, si querés te acompaño ahora hasta tu casa, no me gusta perder tiempo.
Le aclaró Lorenzo, él era impulsivo y su socio lo sabía, por eso no le llamó la atención que le ofreciera ir hasta la casa del muchacho, en ese momento.
Sabía que cuando se le ponía algo en la cabeza, relacionado con cualquier tema, Lorenzo no se quedaba tranquilo, era un hombre apasionado con todo lo que le interesaba, por eso Orlando no entendía por qué salía con Majo, se daba cuenta de que por ella no sentía lo que se suponía que se siente para casarse con una mujer, más bien era una relación casi fría, eso viéndolo desde afuera, por supuesto.
También se daba cuenta de que sin ningún motivo la dejaba de ver o asistía a reuniones en donde no era indispensable su presencia y lo hacía sin ella.
Por eso, conociendo su forma de ser, le llama la atención esa casi frialdad que tenía a veces con su novia.
-Es que estoy en horario de trabajo, señor.
-Vas conmigo, es como seguir trabajando.
-Muchas gracias.
Facundo estaba aturdido, era un día totalmente inusual, tanto en la empresa como en su vida personal.
Pensaba que su padre había sido un gran hombre y ese error siempre le pareció raro, porque él estaba seguro de que su padre debería haber revisado ese plano o alguien más, a lo mejor lo debería haber hecho y no sabía porque tanto agradecimiento de parte de sus jefes, aunque conocía muy bien las consecuencias de dicho error en los planos.
-¿Tenés auto?
Le preguntó Lorenzo para saber si lo seguía o viajaba con él.
-Nos quedó solo un auto y hoy lo necesitaba mi madre para hacer un trámite, esta mañana me alcanzó ella hasta el trabajo, ahora estoy a pie, señor.
-Vamos.
Durante el viaje, Facundo le detalló cómo fue que encontraron a su padre, hasta tuvo que contener las lágrimas, ese tema no lo iba a superar en su vida.
Luego, cuando iban llegando Facundo, para tranquilizarse y que su madre no lo viera en ese estado, cambió de tema.
Lorenzo se sorprendió al ver que era una verdadera mansión en donde vivía Facundo, hasta el diseño era muy modernista, le gustó el frente de la casa y confirmó que Paolo había tenido un gusto excelente, al entrar, vio lo lujosa que era esa casa, aparte de confortable y cálida, un poco ostentosa, era verdad, pero en cada rincón denotaba suntuosidad.
-¡Mamá!
Llamó Facundo.
-Antes de ir al despacho de mi padre, le voy a avisar a mi mamá que estamos acá, para que no se asuste si escucha ruidos.
Facundo se dirigió a la cocina y al ver que no estaba, volvió al living, en donde lo estaba esperando Lorenzo.
-Debe estar en la piscina.
-¿Es grande el parque trasero?
Preguntó Lorenzo, por llevar una conversación porque, como ingeniero Civil, estaba calculando cuántos terrenos abarcaba el predio.
-Sí, si gusta pasar, acompáñeme.
-Gracias.