Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capitulo 5

Aunque en realidad ella estaba acostumbrada al dinero,

durante su infancia, antes de las tragedias, que destrozaron a su familia,

habían vivido lujosamente en una casa rodeada de un precioso jardín incluso

ahora su sueldo era más alto que el de la mayoría de la gente, aunque ella era

ahorrativa, y prefería no hacer gastos de más.

 

Pero aquello no se parecía a nada lo que alguna vez ella

había visto, poco después la limusina atravesaba  en la verja de hierro

forjado que separaba a los habitantes del palacio del resto de la población

enorme estatuas de soldados blandiendo espadas parecían vigilar las puertas,

como reforzando la exclusiva del sitio.

 

- ¿No hay fosos?.- Bromeó Constanza

 

- No, los cocodrilo nunca podían distinguir a los intrusos

de los residentes, de modo que era muy mal para el sistema de seguridad, ahora

solo tenemos una alarma como todo el mundo.- Su inesperada broma la hizo

sonreír.

 

- ¿Entonces tampoco queman a los invasores con aceite

hirviendo?

 

- El aceite solo se usa en la cocina y de oliva por cierto.-

Siguió bromeando Enrique y cuando sonrió Constanza vio un hoyito en su mejilla.

 

¿Porque no seguía siendo frío y distante? Era más fácil

verlo como la oposición cuando se mostraba antipático

 

Unos segundos después, se detenían frente a una puerta,

claveteada guardada por dos soldados de uniforme que se parecía mucho a las

estatuas

 

- Después de hacerme las pruebas, iremos a cenas con mis

padres para presentartelos

 

- ¿Tienes que presentarmelos?

 

- Aparte de ser una invitada eres la madre de mi hijo, y mis

padres serán los abuelos de ese niño

 

Abuelos, incluso le podría dar un abuelo y una abuela

mientras ella no sabía dónde estaba su padre y su madre era una mujer amargada

que bebía para olvidar mientras lanzaba diatribas contra la vida y los hombre

en general Constanza nunca obligaría a su hijo a soportar eso, de hecho ella lo

soportaba solo cuando no le quedaba más remedio.

 

 

- Esto es demasiado complicado.- murmurar enterrando las

manos en la cara, saber que iba a tener un hijo había sido un cambio tremendo

en su vida pero añadir todo aquella era imposible

 

 

- Mis padres tienen derecho de disfrutar de su nieto, como

yo también tengo derecho a disfrutar de mi hijo, igual que tú Constanza, y no

pienso que le niegues esa posibilidad a mi familia.

 

Ella levantó la mirada con rabia.

 

- Por real decreto ¿No? ¿Es ahora cuando sale a relucir la

mazmorra?

 

- ¿Se puede saber que te pasa con las mazmorras? ¿Es un

fetiche o algo parecido? En Turan nunca ha habido mazmorras

 

- Me preocupa acabar en las noticias: "Joven

norteamericana cautiva de principe medieval"

 

Constanza no apartaba las manos de su cara al ver que se

había puesto colorada, como si ella vaya a dejar que un hombre se la atase para

hacer lo que quiera

 

Curiosamente imaginar a Enrique como ese hombre le hizo

sentir un cosquilleo extraño en su estómago totalmente sorprendida por la

dirección de sus pensamientos abrió la puerta del coche sin esperar que lo

hiciera algunos de sus guardias, Enrique llegó a su lado en dos zancadas

 

- ¿Que te pasa?

 

Constanza siguio a delante intentando no dejarse afectar por

si presencia y sus comentarios, pero cuando Enrique tiró de su mano, su corazón

empezó a latir con tal fuerza, que estaba segura que podía oírlo. Estando tan

cerca podía notar el calor de su cuerpo respirar el aroma de su perfume

masculino que era cien por ciento hombre, cien por ciento Enrique.

 

- No sabía que una mujer de mundo como tú pudiera

avergonzarse por algo tan simple, pero te has ruborizado "cara"

 

- Deja de usar esos términos cariñosos no me gustan

 

- ¿Ah no?.- Enrique inclinó la cabeza y ella se se le

encogió el estomago. Por un momento había pensado que la iba a besar, .- Ah las

mayorías de las mujeres le parece sexy

 

- Yo no soy como las mayorías de las mujeres.

 

- No, ya lose

 

Constanza no sabía si lo había dicho como un cumplido o no,

pero ella decidió tomárselo así, aunque sus palabras no deberían tener el poder

de halagar o hacerle daño. No deberían afectarla en absoluto, lo único que

había entre ellos era el niño, y si no ubiera sido por el error de la clínica

no se hubieran conocido nunca. Se movían en esferas completamente diferente, y Enrique

no la hubiera mirado si no fuera por el embarazo. Y era importante recordar

eso.

 

- ¿Cuando irás al médico?.- Pregunto Constanza tratando de

distraerlo

 

- Vendrá en cuanto la llamé, es mujer por sierto

 

- ¿Y cuando la llamaras?

 

- Ahora mismo, si te parece

 

Constanza asintió su cabeza, intentando disimular su

nerviosismo.

 

- Si, porfavor

 

Media hora después Constanza seguía a Enrique y a la guapísima

doctora a su despacho cuando dijo que tenía un médico personal había pensado

que era hombre, no una mujer rubia, alta y es esbelta como una modelo.

 

No debía sorprenderle claro, Enrique era un hombre muy

atractivo rico y poderoso, probablemente debería quitárselas de encima con un

escobazos

 

Pero eso era cosa suya, Enrique podía salir con quién

quisiera, incluyendo a la guapa doctora porque ella no tenía intensión de tener

una relación íntima, no iba a sacrificar su independencia por un par de horas

de placer

 

Entonces ¿Porque se le encogió el estomago mientras la guapa

doctora tocaba el brazo de Enrique? La rubia levantó la manga de su camisa para

pasar un algodón sobre su piel, y los movimientos le parecieron tan lentos, más

sensuales que lo que debería.

 

- Solo necesitamos un poco de sangre .- Murmuró la doctora

 

Constanza tuvo que apartar la mirada, le daba cierta

angustia ver sangre, y estando embarazada aún más, se sentía frágil y lo último

que quería era hacer algo tan ridículo como desmayarse.

 

- Bueno, ya está.- Anuncio la doctora, volviendo a bajar la

manga de su camisa.- En cinco días, tendremos los resultados de la prueba, si

necesita algo más solo llámeme ha sabe que siempre estoy disponible.- Añadió

apretando el brazo de Enrique

 

Constanza no dejaba de preguntarse para que estaba siempre

disponible la doctora.

 

Cinco días, en cinco días sabrían si había alguna

posibilidad si su hijo podría estar afectado con esa terrible enfermedad.

 

Su hijo, de los dos, le parecía tan irreal que aquel extraño

fuera el padre de su hijo, al menos si su hijo fuera producto de algún revolcón

se conocerían de algo, pero no sabían nada del uno y del otro, nisiquera

compartían la atracción física que compartían las mayorías de las relaciones

que esperan hijos.

 

>>>Mentirosa
Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.