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Capitulo 3

Derrepente le quedó horriblemente claro porque su cara era

familiar porque su rostro le resultaba familiar, lo había visto antes en las

noticias, en las revistas, su mujer y el habían sido los favoritos de la prensa

durante mucho tiempo. Eran una pareja aristócratas guapísimos los dos y por lo que

decían muy felices. Pero dos años antes habían salido en las noticias por una

tragedia: la muerte de su esposa

 

Constanza se alegraba de estar sentada o se habría caído al

suelo

 

- ¿Se encuentra bien? .- Le pregunto el inclinándose

poniendo una mano en su frente su piel era cálida y le hizo sentir una especie

de cosquilleo

 

- Si, no la verdad es que no

 

- Baje la cabeza

 

 

Enrique empujó suavemente su cabeza para colocarlas sobre su

rodilla, había pasado mucho tiempo desde que un hombre la toco. Había estrechado

la mano con muchos por supuesto pero no recordaba la última vez que alguien lo

hizo para consolarla y era muy agradable.

 

Pero el roce estaba provocando otras sensaciones

desconocidas para ella, era asombroso que las manos de un hombre podrían ser tan

suaves y a la vez tan firmes y masculinas.

 

Entonces miró la otra mano, sobre su pierna sobre su pierna,

era tan distinta a las suyas, grandes de dedos largos y uñas cuadradas.

 

Podía sentir el calor de esa mano atravesando la tela de su

pantalón y se quedó sorprendida por lo estimulante que le parecía, y algo más

que eso, algo que hacía que sintiera un cosquilleo  en el pecho. Siempre

había pensado que ella era la clase de personas que no respondía a las caricias

que no era muy sexual y nunca le había preocupado.

 

De hecho había sido más bien un alivio, nunca había querido

tener una relación, nunca había querido abrirle si corazón a un hombre, porque

no quería depender de nadie.

 

Su reacción era debido a las hormonas del embarazo, tenía

que ser eso, no había otra explicación, para que una parte de ella, que había

ignorado, durante tiempo, derrepente despertase a la vida.

 

- Estoy bien.- Le dijo con una débil voz, pero cuando puso la

mano suya para apartarla, sintió un escalofrío que le hizo levantarse de

inmediato.- Gracias pero ya estoy bien

 

- ¿Segura que está lo bastante sana para soportar un

embarazo?

 

- Estoy perfectamente, pero no todos los días uno se entera

que tendrá un hijo con un príncipe

 

Enrique pensó que era imposible que haya fingido esa

palidez, por muy buena actriz que fuera, después de ver esa expresion de total

sorpresa en su rostro, no podía creer que fuese orquestado nada, parecía un

cervatillo acostado.

 

- Y no todos los días uno recibe la noticia que será padre.

 

- Entonces quiere al niño

 

- Pues claro que lo quiero ¿Como no iba a querer a mi propio

hijo?

 

- Si lo que quiere es un heredero ¿No puede encontrar otra

mujer que....?

 

- ¿Eso es lo que cree? .- La interrumpió el.- ¿Cree que

sería tan sencillo para mí olvidar que he traído un hijo al mundo? ¿Que podría

abandonar a mi propia sangre porque fue un embarazo no planeado? ¿Usted podría

hacerlo?

 

- No, claro que no

 

 

- ¿Entonces porque espera que lo haga yo? Si es tan sencillo

tenga a ese niño y demelo a mi, y luego tenga otro hijo, con la contribución de

otro hombre

 

- No tengo la menor intensión de hacer eso

 

 

- Entonces no espere que lo haga yo

 

- Eso....- Constanza se dejó caer sobre la silla de nuevo

enterrando la cara entre las manos.- Esto es imposible

 

- Las cosas cambian, la gente muere, lo único que se puede

hacer es seguir a delante y aprovechar lo que te ofrezca la vida.- Constanza lo

miro con lágrimas de frustración en los ojos

 

- Yo no quiero compartir a mi hijo con un extraño, no quiero

compartir a mi hijo con nadie, si eso me convierte en egoísta lo siento

 

- Y yo siento no poder dejarla ir con mi hijo

 

- No he dicho que vaya a marcharme.- Replicó Constanza.-

Entiendo que esto también es difícil para usted, pero no entraba en sus planes

tener un hijo.

 

 

- Estuve años planeando tener un hijo, pero no pude tenerlo,

primero debido a un problema de fertilidad...y luego perdí a mi mujer, y ahora

que tengo la oportunidad de ser padre, no permitiré que nada se ponga en mi

camino.

 

 

No podía perderla de vista, eso estaba claro aunque no

estaba seguro de lo que haría. Casarse le parecía la opción más lógica, la

única manera de evitar que su hijo o hija sufriera el estigma de la

ilegitimidad y sin embargo la idea del matrimonio le angustiaba.

 

- Tengo que volver a Turan a ver a mi médico personal, no

pienso hacerme las pruebas en estados unidos

 

- ¿Porque?.- Pregunto ella.- Hicieron el tratamiento de

fertilidad aquí

 

Si así había sido, Javiera había crecido en la costa oeste

de estados unidos y siempre había mantenido aquella residencia de vacaciones a

las afueras de Seattle era el sitio al que iban cuando necesitaban descansar de

la estresada vida pública en Turan. Y por eso había elegido aquella clínica

para hacer realidad su sueño de formar una familia.

 

 

- Mi confianza en la competencia del sistema médico

norteamericana ha disminuido mucho durante los últimos cuarenta minutos por

evidentes razones mi médico en Turan será rápido y discreto.

 

- ¿Y cuando cree que podrán hacer las pruebas?

 

- En cuanto llegue a Turan, la salud de mi hijo también es

importante para mí.

 

Derrepente ella lo miró con una expresión tan triste que Enrique

sintió el deseo de abrazarla. Y eso repentino deseo de consolarla ¿Será por el

embarazo? Tenía que ser eso, no había otra explicación, la vida de su hijo lo

había atado a ella y eso lo atraía como hombre como protector a un nivel

primario.

 

La propia Constanza lo atraía a un nivel más básico, ¿Sería

el instinto masculino de reclamar lo que era suyo? Se preguntó, el deseo de

apretarla a su pecho y besarla hasta que sus labios estuvieran hinchados unir

sus cuerpos de la forma más íntima posible era tan fuerte que hacía que

perdiera el control.

 

 

- Estoy pensado tomar medidas legales contra la clínica.-

Dijo Constanza .- Soy abogada y seguro ganaría el caso

 

- Yo también estoy seguro, pero la prensa lo pasaría en

grande

 

 

El circo mediático sería horrible, montones de titulares

escandalosos para un mundo que adoraba los escándalos, los problemas de

fertilidad de su mujer, los problemas en su matrimonio, todo bajo los focos de

nuevo.

 

No eso era lo último que quería, por Constanza y por el

mismo, algunas cosas eran mejor dejarlas enterradas los últimos meses de su

matrimonio entre ellas.

 

 

- La verdad es que no le había reconocido, no suelo ver

revistas o ver la televisión, pero sé que los periodistas lo persiguen

 

- ¿Y tampoco había reconocido mi nombre?

 

Constanza se encogió de hombros

 

- Tengo muy poco espacio en la cabeza con temas triviales,

leo esas cosas y se me olvidan enseguida

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