llegó por ella
Varios disparos se escuchó, Suéltala o te mató - Maximus Ferran tenía dos armas de Fuego en su mano, había acabado con los que custodian allí y no dudaría en acabar con Hugo.
El hombre no esperaba que Maximus viniera, entonces aprovechando aquella distracción de Hugo, Julieta lo había pateado, segundos después logró colocarse de pie y fue corriendo hasta Maximus, por supuesto el hombre no permitió que Julieta se posicione por detrás de ella, él la mantuvo a su lado.
- Olvídate de ella y disfruta lo poco que te quede de vida - Con aquellas palabras Maximus se alejó y Julieta fue protegida por el hombre hasta la Villa.
Su cuerpo está sudando y temblando, ella emitía pequeños gemidos, como si intentará contener algún tipo de dolor, el oscuro pasillo por donde el hombre estaba transitando al momento de su llegada pareció escuchar aquel ruido razón por la cual se detuvo delante de la puerta que tenía a su derecha la abrió de manera inmediata observando como la mujer se retuerce en la cama, con el sudor empapaba por completo su cuerpo logrando que la suave tela de la Pijama se pegue a su cuerpo, Maximus se acercó a ella con sus largas piernas llegando a prisa hasta la cama y la tomó en brazos, su cuerpo se sentía suave, en un momento por supuesto qué inconsciente el pequeño cuerpo se pegó más al suyo aquel movimiento hizo que la tela se abriera dejaron ante la vista del hombre la piel tersa de la mujer, Maximus se había puesto rígido.
— Suficiente— su voz hizo que el cuerpo en sus brazos se estremeciera, las lágrimas resbalan por el pequeño rostro de la mujer que parecía estar convulsionando - abre los ojos mírame, acabo esa pesadilla - Julieta escuchaba aquella voz, que parecía lejano, mientras el hombre le acariciaba el cabello, Maximus sabe que los minutos que paso cerca de Hugo se convirtió en pesadilla, consiente de que han sido minutos muy fuertes para su inocencia.
— No permitas que me hagan daño, ellos son muy malos - Enuncio Julieta aun cerrando los ojos fuertemente y aferrándose al brazo de Maximus que trataba de darle protección y calidez.
— Abre los ojos, aquí estoy contigo, nadie te va a hacer daño ya estas conmigo - la mujer lentamente empezó a reaccionar, ella sintió un tacto lleno de calidez, además el cuerpo que tenía pegado al suyo era tan cálido, Maximus la sostuvo por unos segundos más, seguidamente secó sus lágrimas, estuvo tentado a agarrar su pequeño rostro y el hombre no se negó a aquella incitación, siendo sostenido por la palma grande del hombre la hizo reaccionar en su totalidad.
Julieta tragó saliva, aquella pesadilla había acabado después de todo ella estaba a salvo, Hugo no la habia poseido, Maximus Ferran, tenía razon siempre tendrá en cuenta el nombre del hombre para bien o para mal, bajo la tenue luz de la habitación observo las exquisitas y absorbentes facciones masculinas, con aquellos ojos esmeraldas, tan cerca de ella, tan cautivador.
— Tienes buenos trucos de seducción - La carita de la mujer se volvió colorada e inmediatamente se fijó en su cuerpo pegado al del hombre, las palabras de Maximus la devolvieron a la realidad.
— Tú, apártate primero o mejor sal de aquí - Julieta lo empujó con sus manitas, pero el hombre parecía hacer oídos sordos nada más había sonreído.
— ¿Por qué debería de salir? Estoy en mi casa - Definitivamente Maximus era descarado - ¿Estás asustada? - Maximus la analizó seriamente el hombre tiene una mirada penetrante, capaz de ver el alma, ella fue hechizada por aquella mirada encantadora con un toque sensual y fulgurante, misterioso y embriagadora.
— Estuve asustada, muy asustada yo supuse que ya no había escapatoria para mi, y definitivamente no quiero volver a revivir aquello, es una tortura - Expresó Julieta con la voz entrecortada, lo sucedido le había afectado bastante.
- Solamente te deje ir con él para que te dieras cuenta de que aquel matrimonio era un error, pero desde el primer momento tuve claro que no iba a permitir que te hiciera daño, aunque he llegado tarde, no obstante no dudes que siempre voy a querer protegerte.
Julieta se perdio bajo su mirada envuelta en sus palabras, sintió el pulgar de Maximus acariciando su labio, el hombre se apartó de ella.
- Solo fue un pequeño susto para una lección, esa pesadilla ha terminado - Maximus después de expresar aquellas palabras abrió la puerta y salió de la habitación.
La madrugada era fría en más cercanías de aquella Villa 4 vehículos de alta gama se encontraban estacionados a una distancia prudencial, en cada vehículo se encontraban dos hombres.
- La mujer que trajo consigo antes no ha vuelto a salir - Expresó uno de los hombres.
— Hablaré con nuestro hombre de encubierto - Expuso otro hombre.
— Nuestro jefe está jugando con la muerte, más allá de que nuestra lealtad está a él, está olvidando que Maximus es el Líder de la Familia de la Mafia más poderosa de Europa no solo de Italia, si descubre al hombre que lo está traicionando lo matará y no olvidemos que fue el único dispuesto a cooperar.
— No seas paranoico, solamente debemos de cumplir con las órdenes del Jefe, aunque estemos en territorio enemigo, la mujer sigue permaneciendo con él, esto nos deja en claro que puede ser su amante, entonces debemos de averiguar qué tan importante es la mujer aquella en el corazón de Maximus Ferran.
Posterior a aquella conversación los vehículos se alejaron, mientras que desde la ventana de la Torre más alta de la Villa un hombre los observaba a través de un telescopio, dejando ver una sonrisa asesina.
Al día siguiente el Sol empezaba a notarse por las cortinas y el canto de los pajaritos hizo que Julieta abriera sus ojos lentamente, pero se sorprendió gratamente al observar una elegante figura masculina ya un poco familiar para ella recargado por la ventana, llevaba una chaqueta negra, y la camisa de tela fina con los primeros tres botones desprendidos, el brillo del sol que daba en su rostro lo dejaba ver más encantador, Maximus sintió la mirada así que se dio la vuelta la mirada de ambos se encontró al instante.
Ella tan inocente y encantadora, él un zorro astuto, con mirada pensativa y profunda, la mujer se sintió pequeña ante él, su ritmo cardíaco se aceleró Maximus le daba cierto nerviosismo.
— Buenos días - Saludó Julieta con timidez tampoco sabía que debía de decirle, su rostro estaba ligeramente sonrojado, pero su saludo no obtuvo contestación, aquello hizo que la mujer frunciera el ceño, pero antes de expresar algo más pensó que mejor era mejor quedarse callada ella no era oponente para el hombre tampoco quería ponerlo de mal humor.
— Vístete, estás llegando tarde a Asuntos Civiles para firmar la última documentación que te desvincula del apellido Martín- su voz ronca erizo la piel de la pequeña mujer.
- Si usted sale me haria un gran favor - Julieta tenia la mejilla mur roja, su apariencia despierta algo en Maximus la manzana de adán del hombre se movió — Maldito pervertido date la vuelta o salga.
— Yo no tengo la culpa que intentes de seducirme - Maximus se volvió descarado, pero se dignó a salir con una sonrisa en los labios mientras el color carmesí en la mejilla de la mujer era cada vez más intensa, además ella pensó que no estaba seduciendo al hombre, definitivamente no estaba haciendo aquello.
30 minutos después la mujer estaba lista, pero no dio con el paradero de Maximus - Señorita Cerroni, por favor acompáñeme, yo la llevaré a las Oficinas de Asuntos Civiles - Informó un hombre que parecía intimidante y peligroso en toda la extensión de la palabra, Julieta asintió y lo siguió.
La mujer suspiró, pero un raro nerviosismo se apoderó de ella, no obstante se obligó a no pensar en aquello, unos minutos después el vehículo salió de los Terrenos de la Villa, el viaje fue corto, el vehículo corría con los motores rugiendo salvajemente cuándo llegó a su destino se enteró de que Hugo aún no había llegado, pasaron 30 minutos, 1 hora eran las 10:30 A.M. y el hombre nunca apareció, pero un poco más tarde el vehículo con que estaba muy familiarizada se había estacionado ante ella.
La figura de Hugo en otro momento le hubiera fascinado, pero entonces el porte elegante de Maximus acaparó todo en la mujer y los recuerdos del intento de abuso dominaron sus emociones, lo único que quería era firmar el último documento y olvidarse del hombre para empezar de cero, incluso estaba pensando en abandonar el País.
A unos cuantos metros desde el Interior de otro vehículo, un hombre agarró el teléfono celular marcando el número de alguien, la llamada se conectó - Olvídese del divorcio, los papeles firmados ayer lo eliminaremos - Fueron las palabras expresadas en voz de mando por el hombre segundos después la llamada terminó.