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CAPITULO 5

Jason Barker terminaba de roer la uña de su dedo meñique, la última que le quedaba mientras aguardaba pacientemente a su hermana.

—Cálmate , o no te quedarán dedos. - Pidió Joy, la trabajadora social, mientras ponía la mano sobre la del chico.

— Llega tarde. - Dijo que Jason se levantó de la silla. — Ellis debería estar aquí hace una hora.

—Debe ser el tráfico. - Explicó Joy levantándose también. Ella caminó hacia el chico y continuó diciendo: — Estoy segura que Ellis tuvo un buen motivo para estar atrasada.

—Sea cual sea el motivo, no sé si ellos... - Comenzó Jason mientras apuntaba con la cabeza hacia dos policías de paisano sentados en el sofá. — No sé si se lo tomarán muy bien.

La puerta de la recepción de la clínica fue prácticamente derribada por Ellis que se acercaba, jadeando. Sí, la joven sabía que estaba atrasada y que eso ni siquiera debería haber sido una opción. Hoy no.

Ellis se acercó al hermano que la encaraba, nervioso, pero aún así emocionado. Caminó más deprisa hasta abrazar a su hermana que también estaba emocionada. Fueron dos años de mucha prueba, pero finalmente lo lograron. El momento podría haber sido mejor aprovechado por los dos, si no fuera por la tos seca intencionada del oficial Smith, interrumpir el abrazo entre ellos. El policía se acercó acompañado de su compañera y luego dijo:

—Señorita Barker, como sabe su hermano está en libertad condicional al ser atrapado en flagrante operando un juego ilegal de póquer y aún con una gran cantidad de heroína.

— Ya te dije que la droga no era mía... - Rebautizó a Jason siendo contenido por el toque de su hermana en su brazo. — ¿Qué fue?

— El acuerdo hecho con la fiscalía determinó que estuvo dos años internado en una clínica de rehabilitación, además de 300 horas de servicio comunitario. También será supervisado por mí, su oficial de libertad condicional. - Smith continuó mirando a Ellis y Jason. — Todos los días me pondré en contacto con los números que me dio la señorita Barker para comunicarme con Jason y verificar su ubicación, comenzando por hoy a las veintitrés horas. Si no contesta, entenderemos que está incumpliendo su libertad condicional y será llevado directamente a la cárcel. ¿Fui claro?

— Entiendo, señor. - Dijo Ellis.

— Cualquier cosa, Srta. Barker, le pido que se ponga en contacto conmigo. Entonces se volvió hacia Jason y dijo: — Camina en línea , Barker.

Los dos policías salen dejando a los hermanos mirándose. Joy se acercó a los dos con su bella sonrisa y entonces les habló:

— Ellis, necesito que firmes la liberación de tu hermano. y luego salgan de aquí y vuelvan a empezar. Se merecen esta nueva oportunidad.

— Gracias, Joy. - Gracias Ellis abrazando a Joy.

Ese abrazo no era nada comparado con todo lo que Joy había hecho por sus hermanos. Aquella señora de sesenta años de cabellos grises y sonrisa afectuosa había sido la madre que los dos necesitaban durante aquellos dos años. Era una de esas personas que Ellis insistía en llevar para siempre en su corazón.

Ellis se acerca al mostrador de recepción y firma el alta de su hermano. Los dos se sonríen y luego salen de la clínica hacia una nueva vida.

***

Al norte de Brooklyn, Brownsville es un gueto que tiene la reputación de ser uno de los barrios más peligrosos de Nueva York. Su nivel de violencia- entre crímenes, delitos menores, agresiones, drogas, tiroteos - está entre los más altos de Nueva York. Y era allí que Ellis y su hermano Jason fueron criados por sus padres. Muchos dirían que era natural el camino que Jason siguió, debido a la vecindad. Sin embargo, Ellis sabía el esfuerzo que su padre, Jack Barker, había hecho para que sus hijos tuvieran una educación digna y no se aventurara por aquel mundo que los rodeaba.

Parecía que Jack lo había conseguido, pero cuando pasó a formar parte de la estadística de tiroteo todo cambió. Ellis intentó hacerse cargo de la casa, pero Jason sabía que su hermana sola no podría manejarlo. Al principio incluso fue a buscar trabajo, pero recién había terminado la High School secundaria, sin experiencia y todavía era residente de Brownsville, se sentía en la piel que no había ninguna posibilidad de seguir el camino más práctico.

Al principio, Jason no administraba los juegos, solo revisaba a los jugadores, enviaba mensajes desde los puntos de encuentro. Sin embargo, conforme fue adquiriendo la confianza de los jugadores, decidió asumir los negocios, aun sabiendo que aquello habría consecuencias.

Comenzó a operar los juegos ilegales e incluso usó los contactos de sus ex jefes para adquirir drogas , que era una forma de estimular aún más a los jugadores a permanecer en las mesas de poker.

Su ambición habló más alto y él pagó el precio. Si vas a mirar con más cuidado, fue un precio bajo, pues la gente a la que había robado los jugadores podrían haberlo matado.

— Suerte. - Susurró Jason mientras miraba por la ventana del coche hacia la vieja casa donde creció.

— ¿Qué dijo? - preguntó Ellis apagando el vehículo.

— Dijo que tengo suerte de estar vivo. - Respondió Jason antes de bajar del vehículo.

—Sí. - Acordó a Ellis bajarse del vehículo. Ella saltó en la espalda del hermano y continuó hablando: - Ahora tienes una gran oportunidad de recomenzar.

—Sí. - Respondió Jason cargando a su hermana hasta la puerta. — Sólo quiero ver quién va a querer un condenado como funcionario.

—Primero hay que centrarse en el trabajo comunitario. - Recordó Ellis abriendo la puerta de la casa, con cierta dificultad. Eso le recordaba que necesitaba cambiar la cerradura cuanto antes o se quedaría en la calle. — Joy te consiguió una plaza en el centro comunitario del barrio. serás su conserje.

—Vaya, qué genial. - Respondió Jason sin mucha emoción tirándose al sofá de casa. Él tomó el control remoto de la televisión y la encendió: — No veo la hora...

—Jason, tienes que ver todo esto como algo bueno. - Explicó Ellis parando frente a la televisión. Ella se sentó en la mesa de enfrente y luego dijo. — ¡Hermanito, eres un hombre libre!

—Libre, pero con precio en la cabeza. - Golpeaste a Jason. — Vendrán por mí, Ellis.

— No, no vendrán. - Respondió Ellis sosteniendo la mano de su hermano.

— ¿Cómo puedes estar tan segura de eso? - Cuestionó a Jason sin entender cómo la hermana podría estar tan segura de que los hombres a los que Jason debía las drogas y robó los clientes no se vengarían.

Antes de que pudiera responder, sonó el timbre de la casa. Probablemente algún vecino curioso los vio llegar y vino a confirmar el chisme del día. Ellis se levantó de la mesa de centro a regañadientes y caminó hasta la entrada, donde fue sorprendida con la visita de Troy Lamar.

Troy Lamar era un chico negro flacucho, totalmente opuesto a Jason de quien era mejor amigo desde niño. También a diferencia de Jason, Troy decidió seguir la vida académica y fue a la universidad comunitaria a tomar un curso que Ellis no podía recordar.

—Hola Troy, ¿qué haces aquí? - preguntó Ellis antes de abrir la puerta totalmente.

— ¿Es verdad? ¿Ha vuelto Jason? - preguntó el chico, animado.

—Sí. - Respondió Ellis.

Al igual que un rayo, Troy entró en la casa y caminó hacia la habitación encontrando a su mejor amigo. Los dos se abrazaron, una escena que llegó a emocionar a Ellis que vio todo desde la puerta de la sala. Los dos se pusieron al día, Troy contó que estaba muy cerca de graduarse mientras Jason contaba cómo era la vida en la clínica. Mientras tanto Ellis fue a preparar un aperitivo para los niños, algo que ya era rutina en su casa y que sentía nostalgia. Ella terminaba de preparar el sándwich de su hermano cuando sonó el teléfono de la casa. Ella caminó hacia la sala donde estaban los dos chicos que ahora se entretenían jugando videojuegos y entonces contestó:

— Hola, ¿quién habla? Hola, señor Williams. - Saludó a Ellis al reconocer la voz implacable de su jefe en el restaurante. — No, no estoy en la escala hoy, mi hermano fue dado de alta... sí, ya tengo a mi hermano... ya está en casa... Señor Williams le expliqué que no podía... Sé que faltaron, pero no puedo dejar a mi hermano solo... Sé que el señor ... Yo entiendo que...

— ¿Qué pasa? - preguntó Jason que pasó a prestar atención a la conversación.

—Mi jefe quiere que vaya a trabajar, pero ya le he dicho que he sido liberada para estar contigo hoy. - Explicó Ellis mientras tapaba la boquilla del teléfono. — Sólo que él sigue insistiendo en que faltan dos empleados y que él me necesita. Ya dobló el precio de la hora extra y todo.

—Hermanita, mejor te vas. - habló Jason mirando la televisión.

— ¿Y dejarte solo en tu primera noche en casa? De ninguna manera. - Rechazaste a Ellis moviendo la cabeza.

—Él no está solo, yo estoy aquí. - Argumentó Troy antes de hacer una jugada que lo haría vencer a Jason.— Y ganando una vez más a Jason.

— No sé... no creo que sea una buena idea.

—Hermana, ve. Necesitamos dinero. - Dijo Jason poniendo el control en la mesa de centro. Se acercó a su hermana, la sostuvo sobre sus hombros y le dijo: —Estaré bien...

— No lo sé...

— Ellis, son sólo unas horas. Sabes que Troy y yo jugamos durante horas. ¿Cuántas veces llegaba papá y seguíamos jugando?

—Lo sé, pero es que ahora las cosas son un poquito diferentes... - Comenzó Ellis a decir cuando notó la expresión de culpa tomar el rostro de su hermano.

— Confía en mí, Ellis. - Pediste a Jason mirando a su hermana.— Por favor...

—Está bien. - Cedió Ellis volviendo al teléfono. — Señor Williams, puede contar conmigo.

Ella apagó el teléfono, caminó hasta el cuarto y se arregló. En pocos minutos ya estaba en la sala uniformada pasando todas las orientaciones a los dos muchachos que la escuchaba atentamente.

—Jason, no olvides que Smith llamará a las 23 horas, así que por más entretenidos que estén, por favor contesta.

—Está bien. - Habló el hermano por milésima vez.

—Genial. me voy, pero cualquier cosa llámame, por favor. - Pidió Ellis una vez más.

Ella caminó hacia la salida siendo acompañada por el hermano que cerró la puerta con cuidado. Ellis va hacia el coche con la sensación de que algo malo estaba a punto de suceder.

***

Hamburguesas, pizzas, batidos de leche, mesas llenas, esas eran las cosas que llenaban la mente de Ellis, que recorría el salón del restaurante tratando de compensar a los empleados que faltaban. La ventaja del restaurante lleno es que las horas pasaban más rápido. Ella ni siquiera había percibido que ya habían pasado 4 horas que estaba allí.

—Barker. - Llamó al señor Williams apoyado en el mostrador del ataúd.

Ellis se acercó con sus patines y su bandeja notando que su jefe ya estaba separando su parte de la propina del día. Ya imaginaba que con ese dinero llevaría a su hermano a comprar ropa y zapatos nuevos.

—Gracias por el apoyo. - Agradeció a Williams antes de que la empleada se fuera.

Ellis condujo hasta casa antes de las 11:00. En su interior sabía que su hermano probablemente no escucharía el teléfono sonar y acabaría preso por estar jugando videojuegos.

Tan pronto como se detuvo frente a la casa y vio todas las luces apagadas, estaba completamente seguro de que su hermano estaba totalmente centrado en el juego. Al menos hasta que llegó a la puerta y vio que estaba recostada. estaba completamente segura de que vio a su hermano cerrándose...

— ¿Jason? - Llamaste a Ellis entrando en la casa y encendiendo las luces.

No había rastro de su hermano en la habitación, así que ella se dirigió a la habitación de su hermano y él tampoco estaba.

— Jason! - Llamaste a Ellis una vez más entrando en tu cuarto que también estaba vacío. - ¿Jason, dónde estás?

Ellis buscó a su hermano por todas las habitaciones mientras lo llamaba sin respuesta. Su estómago ya se agitaba, pensando en lo peor, pero lo peor aún estaba por venir.

TRRIIIIIMM!! TRIMM! TRIM!! - comenzó a sonar el teléfono de la habitación

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