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Ajuste

1

—Qué bueno que viniste—recibí en mi humilde morada a Diddo, él, se caracterizaba por curar las heridas eficientemente de los soldados en la dimensión central, por medio de un poder que aún no había visto—pensé que mi ayudante no te encontraría.

—Vine en cuanto supe que los heridos se trataban de Jinsu y el chico que había protegido—se colocó de rodillas para poner su mano en  el pulso—parece que está muy débil, a penas puedo sentir su pulsaciones bajas, pero no te preocupes yo haré todo lo posible para curar estas heridas, pero antes de todo necesito que traigas vendajes—se colocó a un lado del cuerpo de Jinsu.

Fui al botiquín de primeros auxilios que tenía en la sala, rebusqué entre las cosas y encontré algunos vendajes.

—Ten—se los di—no sé si este bueno con esto o ¿necesitas más?

—Es más que suficiente—de inmediato puso sus manos en forma de plegaria y empezó a recitar algún hechizo, de la palma de sus manos había una luz tenue de color amarillo, empezó a colocar sus manos en todas las heridas que tenían los cuerpos y como por arte de magia poco a poco fueron cerrándose.

—No había visto una regeneración tan rápida como la qué haces con tu técnica—analice cada paso que estaba haciendo.

—Así es, mi técnica es muy especial, por eso en la dimensión central era el responsable de mi escuadrón, todos los heridos tenían que pasar por mis manos, pero años depsues me retiré del servicio.

KATSURO

—¡Hechizo número tres! Explosión solar—había generado daño, pero no a el.

—Aún no comprenden la diferencia qué hay entre nuestros poderes—reía mientras sus armas también lo hacían—sus líderes como humanos son limitados en cambio el mío es inmenso, no conoce la palabra límites, ahora sufrirán bajo mi espada y mi escudo—decidió atacar a Kubo de inicio y logró atravesar su hombro.

—¡Dejalo en paz!—Astrid salió al rescate con su escudo psíquico al frente.

—Tu También recibirás tu parte—antes de que ella llegara tomó su escudo y lo lanzó hacia ella como búmeran. Tenía que hacer algo antes que pudiera impactarla.

Utilicé mi paso flash y logre aparecer a un costado de Astrid. Tome una de mis katanas deteneiendo su ataque.

—Créeme que estando presente no permitiré que le hagas daño, maldito—ataqué con mis dos katanas, tenía que intentar ver su punto débil.

—Muy lento—presumió de su velocidad y apareció un poco más alto—aunque sean tres contra uno no tienen ventaja, podrían venir más de ustedes y él resultado será el mismo.

—Así es, ustedes son insectos insignificantes para nosotros—habló sin espada.

—Hemos  enfrentado a oponentes más fuertes que ustedes—añadió su escudo.

Mientras tanto Astrid tenía en los brazos el cuerpo de Kubo, el estaba mal herido.

—¿Te encuentras bien?—le pregunto mientras intentaba cerrar la herida de su hombro.

—Lo estoy, tranquila, pero nosotros las marionetas espirituales poseemos un cuerpo prestado, aunque vuele en mil pedazos no me dolerá—se reincorporó—pero debemos de tener cuidado con este sujeto.

—Así es, intente encontrar un punto débil, pero aún no consigo hacerle ningún daño—los observé—tenemos que huir mientras idéanos algo—sugerí.

—Oye, tampoco soy un cobarde como para salir corriendo en plena batalla—Kubo fruncía el ceño.

—No estoy diciendo que huiremos por cobardes, sino por estrategia, por favor háganme caso—tome la iniciativa corriendo al frente, seguido por Astrid y por último Kubo.

—¿Dónde creen que van?—Rash nos seguia, pude observar que había lanzado sus espada y su escudo al aire, ambos estaban moviéndose en forma de círculo—nadie puede huir de mi.

—Un momento—había aparecido un sujeto que no teníamos idea de quién era—parece que te esta costando mucho vencer a estos chicos—sonreia.

—¿Qué haces acá, Pavard?—le pregunto Rash, al parecer era un Volt más.

Perfecto, no podíamos con uno y ya aparecía otro.

—Este trabajo tiene que ser para un experto como yo—presumia—no sé por qué mi líder te dio esta misión a ti, alguien que no tiene dominio de sus poderes.

—Cállate maldito engreído—Rash le respondió con enojo.

—Pero qué sujeto más amargado eres, Rash—salgo encima de él apareciendo frente a nosotros—vean mi poder—bajo un poco de su camisa, traía un collar con una perla de color verde, este la tomó y la lanzó a la tierra, d como una semilla se introdujo e la tierra y de léela emoedo a florecer una plata con una flor.

—¿Eso es un muñeco?—pregunté asombrado.

—Calla y espera—comentó mientras en su mano había caído una rosa la cual tomó vida.

—Me ha invocado mi señor—dijo la rosa.

—Quiero que ataques—le ordenó, pero la rosa no se dirigió a nosotros sino a Rash, clavando una espina en su cuello.

—¿Qué te pasa? Eres un estupido—llego su mano al cuello—se supone que estamos del mismo bando y me atacas—le reclamo.

—¿Qué? Tienes miedo por lo que veo—Pavard se burlaba de su propio compañero—ah, no recordaba, peor seguro la edad te esta llegando y por eso es que tus movimientos son más lentos de lo que pensaba—se llevó una mano a la boca y reía.

—Te has vuelto loco sinceramente, pero si tu objetivo es pelear con ellos está bien—guardo sus Armas—te los dejaré para que te diviertas, pero esto no se quedará así—se marchó entre la sombras.

—Este tipo debe de ser muy fuerte—dijo Kubo—si su amigo se puso así en cuanto lo miro es por que algo debe de tener.

—No importa—me puse al frente—no se preocupen, déjenme esto a mi—Home mis katanas y lo ataque de inmediato, pero este me pudo esquivar con un salto apareciendo a mis espaldas.

—Vaya...—sonrió—me llama mucho la atención tu habilidad, pero no será por mucho tiempo.

—¿Alguna orden más, mi señor?—su rosa le hablaba.

—Si, solamente quiero que te diviertas un poco con ellos—se metió las manos al bolsillo.

De inmediato la rosa tomó la forma de un proyectil que se dirígia a gran velocidad hacia nosotros.

—Tengan cuidado—nos agachamos, pero este se movía en muchas direcciones.

Una vez más atacó y no pudo impactarnos. Se miraba pequeña e inofensiva pero en cuanto lograba impactar con la tierra dejaba huevos con bastante profundidad.

—Creo que ya es suficiente ¿no crees?—Pavard reía—es hora de tomar las cosas enserio—chasqueo sus dedos y en cuanto termino de hacerlo esa rosa había tomado un tamaño más grande. Al instante nos volvió a atacar, pero esta vez tenía la forma como un meteorito.

Se dirigió hacia mí con más velocidad que en su primer ataque, logré poner mis katanas de forma de X, pero producto del  fuerte impacto logró zafarmelas de las manos. Tomó más impulso y volvió a atacar, salte y logre esquivar su ataque, pero ahora este se había introducido en la tierra. De esa forma no sabría de donde vendría el próximo ataque.

—Tengan mucho cuidado—advertí a los demás—ahora no sabemos si me atacara a mi o a ustedes.

De la tierra había emergido pero debajo de los pies de Astrid, este empezó a rodearla como un torbellino.

—Katsuro...—Atsrid intentaba salir del torbellino.

—No te muevas o de lo contrario he mutilará—le dijo Pavard mientras sonreia como un desquiciado.

No esperé a más. Corrí rápidamente a recoger mis katanas, tenía que hacer algo antes de que esa cosa terminara haciéndole daño a Atsrid. Tome una de mis katanas, seguí el rumbo de esa cosa con mi vista y logré detectar la secuencia en la que se movía. Lance una de ella y logré darle con éxito, pero esta volvió a introducirse en la tierra.

—¿Estás bien?—auxilie a Astrid.

—Lo estoy, no te preocupes—palmeo mi hombro—gracias por salvarme, pero aún hay algo pendiente.

—Si—negué con la cabeza—ahora que esa cosa se introduce en la tierra no tenemos idea de donde será su próximo ataque.

Enseguida vi que esa rosa flotaba detrás de la espalda de Astrid.

—Hazte a un lado—la tire y me coloque de frente al ver que esa cosa la atacaría—Que... es esto—mire en mi pecho y esa rosa estaba penetrandome poco a poco hasta que logró introducirse en mi interior.

ASTRID

El cuerpo de Katsuro cayó al suelo y Pavard empezaba a reír una y otra vez.

—¿Qué es lo divertido que encuentras en todo esto?—lo fulmine con mi mirada. Me dirigí al cuerpo de Katsuro para auxiliarlo, pero este no reaccionaba.

—katsuro—lo zarandeaba—por favor no mueras—una lagrima rodó por mi mejilla—por favor no mueras.

—El no ha muerto, niña—Pavard chasqueó sus dedos y enseguida Katsuro había despertado.

—Katsuro no estás muerto—sonríe aliviada, lo tome del brazo para levantarlo, pero sus ojos eran diferente. Su mirada era fría y muerta. Ni siquiera respondió a mi llamado.

—Qué ingenua que eres—reía y reía—él está ahora bajo mi control. Ven acá Katsuro—le ordeno y enseguida camino lentamente hacia el, actuaba como un robot. Ni siquiera reaccionaba a lo que estaba ocurriendo en el exterior.

JAMES

—¿Qué haces acá Steve?—le pregunté mientras el se colocaba al frente.

—Me enviaron desde la dimensión central especialmente el Dark Wolfpack, también vine con otros tres justicieros más, esta es una misión del escuadrón once así que hazte a un lado—se colocó frente a mi y desenvaino su espada.

—Perfecto—dijo el muñeco de metal—vinieron más invitados, amo Marck—se miraba ansioso por luchar contra Steve.

—Estupido muñeco—sentenció Steve—no tienes idea con quien te estás metiendo, no soy como el débil de James—ataco con su espada.

El muñeco empezó a deformar balas de cañón hacia el, su brazo había tomado la forma de un cañón.

—Esto no te será suficiente—Steve se defendió con su espada. Luego de esquivar dos balas lo atacó, pero su espada no infringía daño por la forma en que era ese muñeco—veo que también eres resistente a mi espada.

—Tu también eres fuerte—le respondió con alegria—así mismo me gustan los oponentes—volvió a atacarlo con otras dos balas seguidas.

Steve esta vez retrocedió un poco, las balas de cañón eran más grandes que antes.

—Si así lo quieres esta bien—Steve hizo transformar su espada en una espada con una forma diferente. Tenía la forma de un rayo—¡sentirás mi poder!—lo atacó y esta vez pudo mutilaron su brazo.

—¡No!—grito de dolor—maldito seas.

—Te dije que no sabías con quien te meterías—Steve presumió enganchando su espada al hombro.

Pero ese muñeco había sonreído tímidamente.

—Qué mala suerte la tuya que tengo el poder de regenerarme—el brazo que estaba en el suelo empezó a flotar, poco a poco sus partículas se fueron adhiriendo hasta lograr que su brazo estuviera completamente formado—esta pelea sin duda será una en la cual nos entretengamos mucho—hizo estiramientos en su cuello—tu expresión en la cara es un estimulánte para mi—lamió uno de sus brazos. Enseguida empezó a disparar más balas de cañones contra Steve, pero este se defendía muy bien con su espada.

Cada bala de cañón que expulsaba regresaba a su cuerpo para adherirse nuevamente, pero esta vez había pasado algo diferente.

—¿Qué?—se sorprendió—siento que mi cuerpo está más pesado.

—Eso es lo la habilidad de mi espada—Steve sonreia—por si no te has dado cuenta lo espada tiene el poder de poner las cosas el triple de pesado lo cual para ti es una gran desventaja ya que todo tu cuerpo está conformado por metal. ¡James!—se dirigió a mi—es hora que ustedes huyan de acá, yo me encargaré de esto.

—Está bien—tome el cuerpo de Harry—tendré que llevarlo donde Lakai para que dañe sus heridas—hice  el amago para salir, pero Marck estaba frente a mi—quítate de mi camino—lo sentencié con mi espada.

—¿Sino que?—me retó con su cuerpo desarmado—¿crees que porque no tengo una espada como tú puedes vencerme?—tomó una viga de metal y la empezó a lanzar como una espada hacia a mi.

¿Cómo puede ser tan fuerte? Si tan solo esta utilizando su fuerza bruta.

—¿Sorprendido?—fanfarroneó—lo que ves frente a tus ojos es la fuerza en su maximo potencial de un humano—tomó de mi cuello y me impactó sobre el pavimento, su fuerza era grande que había hecho añicos el suelo con mi espalda—deberías de saber qué nosotros los Volt tenemos una fuerza que va más allá de tu imaginación.

STEVE

—Estoy harto de tus juegos—el muñeco me atacó con una bala de cañón, pero pude saltar cayendo a su lado contrario, esta vez giro y me volvió a impactar con otra bala.

—¿Qué no te casas de fallar en tus ataques?—provoqué su ira—aunque intentes hacer todo lo que quieras siempre serás muy lento para mi.

—¿Eso crees? Mira—lanzó un látigo el cual envolvió mi espada a lo largo—ya que esa maldita espada es la que me está generando problemas creo que me la quedaré—forcejeábamos.

JAMES

—Ahora solo tengo que esperar que dejes de respirar—Marck me tenía agarrado del cuello, me estaba asfixiando y poco a poco sentía que el aire me estaba faltando.

En medio de mi desespero logré impactar el pecho de Marck con una patada y me pude soltar de su agarre. Al instante caí de rodillas y empecé a toser como un perro.

—Vaya... pensé que aún no te quedaban fuerzas, pero veo que aún tienes algo que ofrecerme—se acercó para volver a tomarme—¡no puede ser!—se quedó estático como si al tal había visto un fantasma.

—¿Qué te pasa?—frunci el ceño.

—Solamente te pareces mucho al chico que una vez tuve como mi discípulo, sabes—su rostro había cambiado—he vivido lo suficiente como para ver crecer a las personas y morir, todo el la vida es un ciclo y lo más triste es que estas manos terminan de arruinarlo todo—se quedó viendo las palmas de sus manos.

De pronto escúchanos un lamento.

—¡No! Es mi muñeco—corrió para auxiliarlo, el estaba en el suelo y no podía moverse.

—Lo siento mucho amo, pero ese sujeto tiene una espada que me vuelve más pesado de lo normal—se quejaba—debí haber sido más prevenido, por favor lo siento mucho—insistía.

—No te preocupes, hiciste un buen trabajo—sacó su amuleto y el muñeco se introdujo en el—ambos están muy jóvenes para morir en esta vida—nos dio la espalda—me tengo que ir.

—Oye, espera—intente detenerlo—no me digas que ya te vas a rendir—tome mi espada aún tambaleándome, quería decir la batalla, pero mi cuerpo no ayudaba mucho que digamos.

—Déjalo que se marche—Steve estaba a mi lado.

—En la vida hay muchas cosas que hacer antes de morir, James, a veces no es tan Bueno correr, tan solo disfruta también del viaje—seguía caminando entre las sombras.

—Regresa acá, anciano—le grite tratando de provocarlo, pero fue inútil.

ASTRID

—¿Me puedes explicar que está pasando acá?—katsuro seguía caminando hacia Pavard.

—Hola asistente—le dijo—¿te gustaría trabajar para mi? Tengo algunas misiones que podrían interesarte.

—Si quiero trabajar contigo—respondió Katsuro como si fuese un robot.

—Entonces lo primero que tienes que hacer es atacar a esa chica—me señaló.

—No lo hagas—di unos cuantos pasos hacia atrás—tu no eres así Katsuro, no eres un asesino, te está utilizando—mi espalda chocó con una pared sintiéndome acorralada. Enseguida Katsuro me asfixiaba con gran fuerza—¡por favor suéltame!—imploraba por mi vida—te lo suplico, forcejaba pero era imposible, los brazos de Katsuro eran más fornidos que los míos—¡no!—grite—me terminarás matando—una lágrima rodo por mis mejillas, mis pies se alejaban del suelo y mi vida estaba a punto de desvanecerme en manos de alguien que consideraba mi amigo.

Pavard sonreia como un loco viendo la escena.

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