Capítulo 7: La cama se divide por la mitad para mí
-No es nada.-
Paulina agitó la mano despreocupadamente y luego vio cómo el padre y el hijo se marchaban.
La casa volvió a quedar vacía y Paulina se sintió decepcionada por un momento. Inmediatamente se dio una palmada en la cabeza, preguntándose qué había pasado con ella.
Hacía menos de un día que había conocido al niño. ¿Cómo puede ser tan difícil dejarle marchar?
¿Probablemente porque Esteban es demasiado adorable?
...
Al caer la noche, el magnífico Maybach dibujaba un color brillante en la carretera.
La atmósfera se congeló dentro del coche.
Esteban giró airadamente la cabeza hacia un lado, sin mirar siquiera a su padre.
Marcos se tocó las cejas como si le doliera la cabeza. Tampoco tenía intención de hablar con él.
La familia está mimando demasiado a su hijo y éste ha desarrollado así su personalidad. Debería haber alguien que lo regulara.
El coche llegó hasta la puerta de la casa.
La puerta del coche se abrió, el niño salió del coche en un instante. Se precipitó hacia el piso de arriba.
Por el camino, no respondió al saludo de las criadas y los sirvientes. Volvió directamente a la habitación y cerró la puerta.
No mucho después, un sonido de cosas cayendo llegó desde el interior.
Incluso se oyó el ruido de cristales que se rompían.
El mayordomo que estaba fuera de la puerta escuchó con inquietud y se apresuró a buscar a Marcos -Señor Marcos, ¿qué le pasa a Esteban? Se ha encerrado solo en su habitación y ha perdido los nervios. Podría hacerse daño.-
Marcos apretó los ojos y dijo -No le hagas caso.-
El mayordomo no podía ignorarlo.
Juan Leoz y Gloria Xirau amaban a Esteban tanto como sus vidas. Si le hacían daño, probablemente volverían a inducir un terremoto en la familia.
Entonces toda la familia se convertiría en un caos y Señor Marcos volvería a tener dolor de cabeza.
-Señor Marcos, debería ir a verlo. Esteban es todavía joven después de todo. Es normal que pierda los nervios. Te escuchará si tiene buenas razones.-
Marcos se apretó la frente y fue a llamar a la puerta -Esteban, ¿hasta cuándo vas a montar una escena?-
Nadie respondió. Y el sonido crepitante continuó. Al final se oyó un gruñido apagado.
Los corazones del mayordomo y de Marcos se apretaron.
Marcos simplemente levantó el pie y abrió la puerta de una patada.
Vio al niño sentado en el suelo, con el dedo cortado y sangrando.
El mayordomo se sorprendió y llamó apresuradamente a la criada -Rápido, ve a buscar el botiquín.-
Marcos pasó por encima de los muebles rotos y lo levantó con facilidad. Sus ojos mostraban su enfado e impotencia -¿Contento ahora?-
Esteban levantó la cabeza -Quiero quedarme con tía Paulina.-
Marcos -Es muy tarde. No está permitido.-
Esteban empezó a forcejear -Entonces no me vendaré. Suéltame. Lo que más odio es a papá.-
A Marcos le dolía mucho la cabeza y dijo pacientemente -¿Por qué te gusta? La conoces desde hace menos de un día.-
-Sólo me gusta Paulina, ella tiene el sentimiento de mi mamá...-
Los ojos de Esteban estaban enrojecidos y compungidos.
La cara de Marcos cambió sin brillo. Y toda la ira que tenía parecía desaparecer.
Pensó que su hijo no era como los demás niños. No querría encontrar a su madre.
En el pasado, Gloria había buscado a muchas damas de familias famosas, queriendo darle una familia completa. Pero no le gustaban esas mujeres.
Y ahora dice que se siente como su madre. A una mujer que conoce desde hace menos de veinticuatro horas.
Marcos se sentía muy confundido.
Todavía no había llegado a conocer a esa mujer.
-Primero nos ocupamos de tu herida y luego hablamos.-
-Después de vendar vamos a casa de Paulina.- Esteban insistió.
-Ya es muy tarde.- Marcos trató de convencerlo.
Esteban comenzó a llorar, las lágrimas caían por su cara -No quiero a papá. Vete.-
El mayordomo se preocupó a su lado y se apresuró a persuadirlo -Señor Marcos, sólo tiene que estar de acuerdo con él. Si no se venda esta herida, se drenará la sangre.-
Era un poco exagerado. Pero al fin y al cabo era una herida.
Marcos apretó los dientes durante un rato y finalmente transigió con impotencia -No llores y después de vendar la herida te llevaré allí.-
Esteban dejó de llorar inmediatamente al oír lo que decía. Sin embargo, el pequeño hombro seguía moviéndose hacia arriba y hacia abajo.
Cuando terminaron de vendar, Marcos no dijo ni una palabra y volvió a salir de casa con Esteban en brazos.
...
En ese momento, Paulina acababa de terminar su ducha.
El timbre volvió a sonar con fuerza.
Abrió la puerta y vio a un niño pequeño y a un hombre de pie en la puerta.
Paulina -...-
Marcos entró sosteniendo a Esteban y dijo -señora Paulina, si no es mucha molestia. Puede que tenga que molestarla durante una noche. Esteban está deseando quedarse contigo.-
Paulina estaba encantada y se apresuró a coger a Esteban en brazos, agitando las manos y diciendo -Sin problemas, sin problemas.-
Los labios de Marcos se movieron ligeramente -Qué bien.- Tras decir eso, fue a sentarse en el sofá de al lado.
Paulina estaba un poco confundida.
¿... No se va a ir?
El que se queda, ¿no es sólo Esteban?
-Señor Leoz, usted...-
-¿Hmm?- Marcos la miró con rectitud, -Como tampoco tienes una habitación extra aquí. Puedo dormir en el sofá.-
Paulina se quedó sorprendida.
¿Qué quiere decir con que dormir en el sofá está bien?
¿De verdad se va a quedar?
Marcos vio claramente el cambio en su rostro.
Mirando su expresión, parecía un poco desganada...
Debería saber que en toda esta ciudad hay muchas mujeres que quieren subirse a su cama e intentar entrar en familia Leoz.
Es la primera vez que ve esta expresión.
Es interesante de ver.
Marcos no dijo sus pensamientos en voz alta, sino que dijo con gran interés -¿Alguna pregunta?-
-Uh, no hay problema, eh ... Sólo creo que este sofá es un poco pequeño. No podrás dormir aquí cómodamente. Así que ... puedes volver primero. Esteban se queda conmigo. Y puedes volver por la mañana a recogerlo.-
¡Realmente no hay necesidad de quedarse!
Es una mujer soltera, si la gente sabe que se queda con un hombre por una noche. ¿Podrá casarse en el futuro?
Marcos se rió ligeramente y dijo -No es un agravante. Pero si señora Paulina está dispuesta a compartir la mitad de tu cama. Yo también estoy dispuesto a quedarme.-