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Capitulo 4

La superficie donde me encontraba acostada era cómodo y suave, era completamente exquisito. Hace tiempo que no dormía en algo tan cómodo ¿Estaba en casa? No, no yo me había ido, me había escapado. ¿Dónde demonios estaban?, abrí los ojos rápidamente entre cerré los ojos para adaptarme a la luminosidad de la habitación, me senté en la punta de cama con mis pies colgando detallando la habitación, paredes oscuras, muebles de manera un pequeño sillón al frente de la cama y una silla en la esquina llena de ropa y una puerta a mí lado izquierdo, que me imagino que es el baño; un olor peculiar tabaco con un toque de menta.

Busco con la mirada mi bolsa, está tirada junto a la silla. Me levanto notando que no traigo mi ropa, mis piernas desnudas con una camisa que entrarían dos yo, holgada que cae hasta la mitad de mis muslos. Genial. Un extraño me había desnudado. Mire nerviosamente hacia la puerta esperando que nadie entrara.

Genial estupendo, no salgo de una para meterme en otro.

La puerta es abierta, jamás había visto un hombre tan grande, y aquella solo era una expresión pequeña, era un hombre musculoso, solo su presencia es poderosa e intimidante. Entonces algo llamó mi atención el chaleco, maldición era un motero. Retrocedí, tenía que hallar la forma de largarme de aquí.

— ¡Maldición! Te ves caliente— su voz hizo estremecer, era ronca y fuerte; sumamente sexy—. Aunque me imagino que sin ropa y en mi cama te verás como una puta Ninfa.

Abro la boca ligeramente, estos hombres y su boca sucia.

— ¿Dónde estoy? ¿Quién es usted? ¿Como llegue aquí?

— Esa pregunta debería hacerla yo, estás en mi casa y en mi cama— dice simplemente como si estuviera acostumbrado—, así que espero que empieces hablar. Que hacia una chica caminando en medio de la noche por estos lares.

Se quita el chaleco, lo tira en la silla y también su camisa dándome una excelente vista de su cuerpo espalda cuadrada, brazos tonificados y un sex pack. Trague fuertemente y me abrace a mí misma.

—Nena mis ojos están aquí— se ríe, avergonzada levantó la mirada encontrado con el azul de su mirada, siento mis mejillas arder de la vergüenza.

—Soy Lena, podrías ponerte algo encima—, sugiero no es que sea una mojigata, pero este hombre si sabe cómo tener prestando atención a otras partes de su cuerpo. Pero me sentía en desventaja, no sabía dónde estaba y había un hombre casi desnudo en la habitación.

Baja su mano y empieza a desabrochar su jean.

Será gillipolla.

Me volteo dándole privacidad, aquí no tienen ningún tipo de pudor.

—¿Y tú? — preguntó tímida sintiéndome fuera de lugar, sé que pertenece a un Club, solo espero que estos no sean igual que el de Pill. Aunque la serpiente con la daga en su pecho me hace pensar que sea otro MC, hay muchos por esta zona. Son como ratas, trayendo caos.

— Podría negarme a responder eso, sin embargo, hoy estoy de buen humor; Mi nombre es Miguel, pero muchos me llaman Wolf. Estas en territorio Dragones Mc.

¿Lobo? Lo menos que son en estas pandillas son solitarios, son como una manada. Atacas a uno y te metes con otro. Saber que estaba en otro territorio me daba una sensación de alivio, aunque desconocía si me había encontrado algo peor.

Mi estómago suena, maldigo en silencio solo a mí.

— Venga vamos a comer, yo también muero de hambre. Mas tarde hablaremos.

Pasa su brazo por mi hombro me congele en el acto, camina fuera de la habitación arrastrándome con él, mi corazón latía fuertemente. Casi muero de la vergüenza cuando vi parejas teniendo sexo en las escaleras, y mujeres sin casi ropa. Esto podría pasar por un Club de strippers ¿Y si me obligaban a esto?¡Dios mío! No había huido de Susana y Pill para caer en lo mismo. No seria una puta para satisfacer las necesidades de otros.

—¡Maldición! Oye preciosa, calma. Aquí no te pasará nada, mis hermanos aman mucho sus pollas como para arriesgarse ¿Sí? Además, las violaciones en mi club no están permitidas no nos va esa mierda y si atrapamos a uno le va muy mal. No quieres saber de eso. Si mantienes tu lindo culo fuera de cualquier cosa.

Se detuvo al notar que no lo seguía, parada en medio del pasillo. No entendía, cómo ha estas mujeres les gusta... ¡Qué horror! Negué, apenas tuviera la primera oportunidad me iría, no sería parte de un Club de salvajes, delincuentes y sin fin de cosas. Había visto lo suficiente para saber que mentía.

— Aquí no juzgamos, no somos quién. No quiero oír decirte mierda, te salvamos de morir en la carretera malditamente comportarte y agradece eso. — digo de forma firme, su expresión no deja a debatir, asentí entendiendo. Y si, estaba agradecida, pero sin duda era mejor a que me hubiera encontrado alguno de los lame botas de Pill.

Era lo menos que podía hacer, eso sería sencillo. Solo tenía que respirar y relajarme.

— Vamos, muero de hambre.

Entramos a una cocina espaciosa, más bien parecía un comedor público, me escondí detrás del cuerpo de Miguel, había muchos hombres algunos igual de musculosos que mi salvador y otros como si hubieran empezado en el mundo. Estos tipos eran grandes en el sentido general de la palabra, vestían sus colores. No era lindos, aunque en algunos se podría apreciarse una belleza tosca en sus rasgos. Puedo decir que me siento diminuta a su lado, Miguel me lleva dos cabezas y en estos momentos lo agradezco su cabeza tapa lo suficiente de mis piernas.

Me vuelvo el centro de atención, es incómodo, odio sentir sus miradas sobre mí. Siempre lo he aborrecido.

— Así que esta es la puta de la que hablaba Jhon, exagero a decir que era hermosa— se burla la rubia, mofándose de mí. No era alguien que aguantara insultos, pero a través de los años había aprendido cuando guardar silencio.

¡Respira Lena, tu ni eres la que está medio desnuda en medio de tantos hombres! Además, no nos podemos meter en problemas.

— Deberían es dejar de hablar mierda, y acuérdate que aquí eres un culo y si no quieres terminar con tu culo en la calle es mejor que guardes tu opinión para ti, Leah.

Trago saliva fuertemente si así con las personas que trata diariamente, no quiero ni imaginar con los que apenas conoce. Tenia suerte de que no se mostrara agresivo.

— Ignórala, vamos a comer. Solo saben ladrar, pero no muerden. Debes entender que lo que sucedió murió allí, no quiero problemas en mi club… menos por mujeres.

—claro. Me asegurare de no causar ningún problema.

—Siéntate.

Me senté, apoyé los codos de la mesa. Y como una acosadora seguí cada uno de sus movimientos, la manera en que los músculos de su espalda se tensaban, su torso está lleno de tatuajes, no era fan de ellos, sin embargo, en él quedaban magníficos. Aunque a decir a veces podría llegar a ser muy sexista. Debería sentirme aterrorizada de estar allí, pero había algo en mi que confiaba en que no me haría daño alguno.

— Puedo regalarte una foto mejor. Ya que no puedes apartar la mirada.

Podría apostar que tenía una sonrisa burlona en su cara, mantén tus pensamientos para ti Lena, eso debo hacer. Mis mejillas se tiñeron de color, de enfado y vergüenza todo el mundo parecía no tener ninguna conversación interesante, ya que todo estaba en absoluto silencio.

—No gracias, solo tengo curiosidad— murmure en un tono bajo lo suficientemente para que solo el me escuchara.

Aunque por mí no me negaba, aunque no lo iba aceptar. Y me avergoncé al darme cuanta que estaban pendiente de nuestra conversación.

—¿De qué? — pregunto mirándome fijamente y podía apostar que analizaba cada pequeño movimiento.

— Tus tatuajes— dije en respuesta todavía en un tono bajo.

—Tengo muchos, aquí está tu desayuno come. Luego podemos conversar, tengo curiosidad a donde te dirigías.

Levanté mi ceja, el acaba de ¿Ordenarme? Suspiré, definitivamente la paciencia no era y nunca sería lo mío.

— El loto de la espalda con el dragón debajo, se el significado de la flor... Pero no entiendo a qué se une al dragón.

Empiezo a comer el rico tocino con los huevos revueltos, el tipo desayuno americano. Toma asiento a mi lado, acerca su cabeza a la altura de la mía, nuestros alimentos se mezclan puedo sentir el calor que emana su cuerpo, y ese delicioso olor a menta.

—Uhmm, asuntos del Club. Pero te notas muy curiosa, pero te digo algo.

Trague pasando saliva ante su cercanía, encogiéndome en la silla.

—¿Sí?

—La curiosidad mato al gato.

Nos quedamos observándonos el uno al otro ¿Era una advertencia? Sonaba como una.

—Gracias por el desayuno.

—No agradezcas, estamos para ayudar.

Ahora era el momento para irme, tenía suficiente en mi estómago para seguir mi camino, y seguir mi ruta hasta que estuviera lo suficiente lejos de mi madre y su desastrosa vida.

—Ahora yo tengo....

Entró un tipo exaltado, y todo el ambiente se volvió tenso. Mire nerviosamente a miguel quien se colocó serio ¿Me había encontrado Pill? ¿Ataco a alguien para pedirme de vuelta?

—Prez, es urgente, convoque, necesitamos hablar.

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