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—¿Te impresiona esta vista?' preguntó Emilio a Olivia.

—¡Pero esto no es nada aún! Espera a ver tu habitación —dijo Emilio, intentando no delatarle una sonrisa de satisfacción.

—¿Será tan bonita como la planta baja? —preguntó Olivia con un tono de broma. —Tú no escatimas en dinero.

—No, tengo demasiado como para ahorrar en el.

—Eres diferente a otros millonarios.

—¿A los que has visto las películas? —preguntó divertido.

—¡Oye..! No te burles de mi pobreza.

—Lo siento —comentó y se río.

—Está es —dijo Emilio, sosteniendo una llave entre sus manos.

Olivia asintió y siguió los pasos de Emilio. Sostuvo su mano.

—Emma....

—¿Si? —preguntó a ella, casi se olvida que le había dado ese nombre.

—Estás segura verdad.

—Sí, ¿por qué lo preguntas.?

—Por nada, eres una mujer increíble. Antes de entrar ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro, ¿qué ocurre? —preguntó dudosa observando la puerta de madera.

—¿Te casarías conmigo?

—¿Qué? apenas nos conocemos —dijo y se rió.

—Bueno, en el caso de que te lo pregunte ¿lo harías?

—Sí, eres un hombre interesante ¿por qué no me casaría contigo?

Él la besó de imprevisto, Emilio desenroscó la llave y abrió la puerta.

¡Y la habitación realmente era impresionante! No había visto nada parecido antes. Era muy amplia, con una cama gigante, suelos de piso de madera, cortinas anchas que corrían a lo largo de la ventana, y la parte de arriba estaba rodeada de unas columnas blancas.

Se sorprendió, las alfombras, incluso las perillas de la puerta como aparecían de oro.

Las cortinas estaban abiertas y la luz natural entraba a la habitación. Era como si toda la habitación se iluminara con la luz de las cosas blancas. Y desde la ventana había una vista hermosa de la ciudad. Era como si un cuadro gigante se hubiera abierto en la pared.

—¡Qué maravilla! —dijo Olivia. —Me parece como si estuviera en una habitación de ensueño'.

—Lo es. Y te voy a ser guía de esta fantástica experiencia —dijo Emilio.

Ella no quería decir nada, porque no quería contaminar el ambiente, con su voz.

Se besaron profundamente, ella sintió como él había desprendido el cierre de su vestido. Cayó en el suelo y ninguno de los dos, intentó quitarse la máscara.

Se besaron con ímpetu, llenos de necesidades y de ganas. Olivia sintió como las caricias de él, recorrieron su espalda, cada centímetro iba y venía.

—Gracias por estar aquí conmigo —comentó él y ella se enterneció.

—Es un placer para mí también tenerte aquí —dijo y ambos se sonrieron en la oscuridad volvieron a encontrar sus bocas, intercambiaron saliva, explorando sus lenguas, y sus bocas.

Olivia, caminó marcha atrás, hasta que finalmente sintió en sus pantorrillas el colchón. Miro hacia atrás, y él entendió el mensaje.

La tomo de la cintura, la recostó como si fuera una princesa delicada y la miró.

—¿No me besarás? —preguntó ella.

—Quiero mirarte, eres muy hermosa. Quiero grabar cada centímetro de tu rostro... En mi memoria.

—Yo también quiero hacer lo mismo —Murmuro mientras acariciaba la mejilla masculina.

Sw sonrieron, lo hicieron con tanta ternura impetu y necesidad, que ella lo besó a él. La ropa estorbó, el vestido desapareció de la cama, solamente quedó la ropa interior de Olivia, quién también quiso que él la quitara.