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—¿Por qué te tengo que acompañar? —preguntó con duda, cambió su vestido brillante puesto en su cuerpo.
Sin embargo no quería asistir.
—Porque te necesito ahí, no quiero estar sola, entre todos los ricos.
—Pues yo no soy rica ni por asomo —comentó Olivia levantando una ceja mientras perseguía a su prima.
Aún se le dificulta un poco de trabajo usar los tacones. Mientras que Emma, los utilizaba con una facilidad impresionante.
—Por favor. Ya estás vestida, ahora subiremos al vehículo y seguro que te divertirás.
—No, yo creo que estar en un rincón, comiendo.
—Amiga. No exageres.
—Pero es la verdad, además.. No creo que un millonario se fije en mi.
—¿Cómo que no? eres hermosa.
—Supongo —dijo y se encogió de hombros.
Se subieron al vehículo, y en menos de 15 minutos habían llegado una gran residencia.
Caminaron hasta llegar a los grandes portones, y Olivia suspiro.
Le dió sus invitaciones e ingresar. Apenas lo hicieron, el bullicio de la gente se hizo presente, al igual que el sonido de la música.
Olivia prestó atención, el lugar era inmenso, y muy lujoso.
—En cada rincón de este sitio, grita que es de ricos.
—¿Viste? pero tuvimos la suerte de estar aquí.
—Lo sé, pero...
Y a lo lejos vió al hombre más atractivo que conocieron sus ojos. Tenían puesto un antifaz tal cual Olivia, pero su postura, su musculatura eran elegantísimos.
Estaba en el otro extremo del salón, pero Olivi, no pudo admitir detalle del aura misteriosa de ese hombre.
—Vamos a tomar unos ponches —sugirió Emma.
—Claro, ¿Quién es ese hombre que está allá en la punta? —preguntó con curiosidad Olivia.
Emma al levantar la vista vio a varios hombres atractivos.
—¿Cuál de todos?, hay muchos hombres que están muy buenos.
—Amiga, el que está en la punta.
—¿Dónde?
—¡Allá!, tampoco te voy a ir a señalarlo.
—¡Ah!, la... ¿Quién es?
—Pensé que te rodeabas de ricos ¿cómo no sabes quién es ese tipo?
— Pues no lo sé amiga, ¿por qué te gusta? —preguntó divertida.