Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 1. Extraña manera de hacer amistad.

María Eugenia Bracamonte una joven adolescente de 16 años de edad, bella audaz, inteligente, extrovertida, recién graduada de bachiller en la secundaria Cuauhtémoc, quien vivía en la Ciudad de México, conocida como la Capital Cultural de América, que es uno de los destinos más ricos y fascinantes del mundo, no solo por ser una de las tres principales ciudades con el mayor número de museos, sino que también conjuga un legado histórico, lleno de sabor gracias a su variada oferta gastronómica, reconocida por los amantes de la comida, local, tradicional y de gran fusión internacional. La Ciudad es epicentro de los festivales culturales, deportivos y artísticos más importantes de Latinoamérica.

Se muda con su padre y sus dos hermanos Miguel Ángel de 14 años de edad y Luigi Alfredo de 15 años respectivamente, a un pueblo llamado Mazamitla en Jalisco en donde hay un bosque montañoso, de clima semi seco, sus padres se separaron ya que la madre Ana Luisa se dedica a la medicina ella es cirujano cardiovascular, debido a la alta demanda de su trabajo porque la buscan mucho y son muy pocos los cirujanos de esa área en todo el país que operan, por tal motivo no tiene tiempo para su esposo, ni sus hijos.

Sin embargo su padre el señor Juan Manuel Bracamonte se dedica a la albañilería, el señor firmo un contrato por 5 años en una compañía muy importante en la localidad a donde se mudó recientemente con sus hijos, en una constructora como maestro en albañilería ya que es el único oficio al que se ha dedicado desde pequeño y en el cual adquirido la experiencia necesaria para ser tan experto en lo que hace, su hija María Eugenia ya es bachiller y Juan Manuel decide confiarle a su hija María Eugenia la responsabilidad de cuidar a sus hermanos y los quehaceres de la casa, mientras el sale a trabajar.

Han pasado seis meses desde que se mudaron, el señor le va muy bien en la constructora donde trabaja, aparte de María Eugenia los otros dos hijos del señor Juan Manuel se adaptaron muy bien al colegio donde están estudiando y han socializado muy rápido con sus compañeros de clases, un día el señor Juan Manuel antes de salir a trabajar le deja su tarjeta de débito a la muchacha para que le saque por el cajero automático algo de efectivo, y con lo que quede en la tarjeta compre algo de comida para toda la semana.

― Buenos días padre ¿cómo estás? Bendición, aquí está tu desayuno siéntate y come antes de salir, coloque tu almuerzo en bolso para que te lo lleves. — Dijo María Eugenia.

― Muy buenos días hija, Dios te bendiga, estoy muy bien, y muchas gracias por el desayuno esta divino, Dios me bendijo con una hija como tú, siempre tan atenta y cariñosa. —Respondió Juan Manuel.

― Padre mío tengo que retribuirte todo lo que has hecho por mí, porque gracias a ti soy bachiller, mientras que a mi madre lo único que le debo es haberme dado la vida; como ya vez muy poco está pendiente de mis hermanos y de mí, y si me preguntase alguien con quien de mis padres quisiera vivir, te escogería a ti padre, porque tú siempre estás en las buenas y en las malas con nosotros.

― Hija no te reprochare nada de que quieras y respetes a tu madre, ella siempre será tu madre, y le debes respeto será tu conciencia si la perdonas o no por su desapego con ustedes.

― Padre el respeto para los padres se gana, tú te mereces mis respetos, a ella la respeto mucho pero no quiero vivir con ella, y bueno olvidemos esta conversación, tienes que irte a tu trabajo o llegaras tarde hoy no quiero que te llamen la atención por mi culpa.

― Rayos mira la hora que es; tienes razón voy a llegar tarde al trabajo, a mira por cierto te estoy dejando aquí mi tarjeta para que me retires una cantidad de dinero en efectivo, para alguna eventualidad que se presente en la casa y así podamos contar con ese efectivo y lo que me quede en la tarjeta ve hacer mercado para toda la semana.

― Está bien papá ahorita me alisto para ir a realizar todo lo que me pediste y así regresar temprano en la casa, bendición y que te vaya muy bien en tu trabajo.

― Gracias hija, sé que cuento contigo para todo, y Dios te bendiga, te quiero mucho hija, nos vemos ahora más tarde.

María Eugenia se alisto para salir a realizarle los mandados a su padre y le dejo el desayuno a sus hermanos y una nota diciendo: “hermanos aquí está el desayuno listo, por favor alístense desayunen y asistan al colegio”

Estaba María Eugenia sacando dinero y el cajero se tragó sus billetes. "Yo notaba unos ojos clavados en la nuca"―decía María Eugenia―.Voy a llamar por teléfono al banco. ―Continuo María Eugenia

― Hola amiga, disculpe el cajero automático no me dispenso el dinero que yo sacaría, me dirigía al banco a buscar a un amigo que trabaja allí para que me ayude, al ver que a ti también te estaba sucediendo lo mismo, decidí avisarte para ver si vamos las dos para que nos solucione el problema. — Intervino Mónica una desconocida chica que se encontraba en el lugar,

― Ok, disculpa lo que te voy a decir, pero no suelo confiar en personas que no conozco, pero voy a confiar en lo que dices y si no es así empezare a gritar para que me ayuden. —Respondió María Eugenia

― Tranquila no te preocupes yo también soy desconfiada con personas que no conozco, pero voy hacer una excepción contigo porque estoy notando que estas muy preocupada, vamos hablar con mi amigo para que nos solucione el problema.

Entonces las muchachas entraron al banco y preguntaron al vigilante por Ulises Cienfuegos quien es el Gerente de la agencia bancaria.

― Buenos días señor vigilante ¿llegó Ulises el Gerente? —Pregunto Mónica.

― Buenos días, señoritas si el señor Ulises acaba de llegar y esta desayunando, ¿qué desean ustedes?— Contesto Manuel el Vigilante de la agencia bancaria.

― Nosotras vamos hacer un reclamo porque el cajero automático nos tiene retenido el dinero y no lo pudimos sacar el me conoce mi nombre es Mónica.

― Ok jóvenes en este momento le aviso. —Respondió cortésmente Manuel dirigiéndose a la oficina del gerente.

― Buenos días, Ulises ¿cómo estás? Buen provecho.

― Buenos días, Manuel bien gracias a Dios, dime ¿qué se te ofrece?—Respondió Ulises.

― Lo esperan dos jóvenes muchachas, desean hablar contigo porque estaban retirando dinero del cajero automático y la máquina les retuvo los billetes, y por cierto una de ellas se llama Mónica y dijo que la conoces.

― Ah! Si yo la conozco es mi mejor amiga, una hermana de ella estudio conmigo en la secundaria, dile que me espere cinco minutos y la atenderé.

― Ok, ya les digo. —Contesto Manuel para luego dirigirse a las muchachas.

― Bueno jóvenes el señor Ulises las atenderá en cinco minutos.

― Esta bien gracias esperaremos. —Respondió Mónica.

― Oye vamos a entrar con el gerente para que nos solucione el problema y no sé quién eres. —Dijo María Eugenia.

― Hay discúlpame, te aborde allá afuera y no me presente mi nombre es Mónica López, vivo con mi mamá y mis hermanos, tenemos ya 10 años viviendo en este hermoso pueblo de Mazamitla, mi padre murió hace dos años, no hace mucho termine mi bachillerato, y estoy optando por un cupo en la universidad lo cual estoy esperando las fechas de las inscripciones para continuar mis estudios universitarios.

― Mi nombre en María Eugenia Bracamonte, vivía en La Capital y estoy recién llegada a este pueblo con mi familia, ya tenemos aquí seis meses viviendo, vivo con mi padre y mis dos hermanos y mi madre nos dejó por su trabajo en una clínica privada y hospital público, ella se desvive más por su trabajo que por nosotros sus hijos, mas no vivimos juntos, porque mi padre se cansó de que ella no nos prestara atención y no le gusta eso y llegaron a un mutuo acuerdo de vivir separados y nosotros sus hijos vivir con mi papá, en dado caso por algún momento o circunstancias nosotros queremos pasar tiempo con ella, eso queda a decisión de nosotros tres, mi padre no es aquel hombre que le habla a sus hijos mal de su madre al contrario él nos dice que somos libres de decidir con quién queremos estar.

En este momento en que conversan las chicas el vigilante les hace señas para que entren con el gerente, y ellas con señas también le agradecen por la atención.

― Hola Ulises Buenos días, ¿cómo estás? —Dijo Mónica.

― Hola amiguita, bien y, ¿tú cómo estás? ¿Qué las trae por aquí a ti y tu amiga? ¿En qué les puedo ayudar? —Respondió Ulises en tono cordial.

Luego de saludarse con un beso en la mejilla comienzan a platicar sobre su problema.

― Bueno la situación es la siguiente. Que estábamos sacando efectivo del cajero, y la maquina no nos dio el dinero. — Continúo Mónica.

― Hola, si amigo mi padre me mando a sacarle del cajero un efectivo que necesita para su pasaje y otros gastos y como no le conceden permiso para hacer dicha gestión me mando con su tarjeta de débito a retirarle y pues surge este este problema, y mi amiga aquí presente me está ayudando también hablar con usted y poder solucionarlo ya que a ella también le sucedió lo mismo pues me aconsejo y aquí estamos hablando contigo. —Añadió María Eugenia.

― Bueno chicas, no las debería de ayudar porque ustedes son menores de edad y segundo quienes tienen que venir a poner la queja son sus padres, pero voy hacer una excepción con ustedes, pero eso si no se acostumbren no es por nada malo sino que viene una supervisión de las oficinas principales de Caracas para hacer inspecciones y la cabeza que va rodar es la mía, ok ahora una por una me dan los datos de sus padres los titulares de las cuentas para darles una pronta solución y respuesta. —Respondió Ulises.

Ulises le dijo a su secretaria que por favor les llevara café a la muchachas que están en su oficina, mientras comenzaba hacer sus ajustes, resolviendo el problema en su computadora posteriormente llamo a uno de sus técnicos para que revisara la máquina expendedora de los billetes y le arreglara la falla lo más pronto posible, al cabo de media hora, regresa a su oficina donde están las muchachas esperándolo.

― Muchachas, ya está listo, disculpen la demora, pueden ir a usar el cajero automático a realizar sus transacciones. ― dice Ulises―

― Muchas gracias, y de verdad que eficiencia tienen en la entidad bancaria a mí nunca me han atendido tan bien. — Respondió María Eugenia.

― Nos esmeramos por darle al cliente una información puntual y satisfactoria sobre sus cuentas y productos es uno de los factores que mejor valoran, que sientan confianza con nosotros, es decir, Claridad, confianza, relación, proximidad, comodidad, solidez… Son algunos de los valores que definen la manera de entender y darles pronta solución para que los clientes no se decepcionen y vuelvan pronto. —Añadió Ulises.

― Ulises muchas gracias por tu atención. —Dijo Mónica

― De nada amiga Aquí estamos para lo que necesiten, atenderlas y ayudarlas en lo que más podamos y este a nuestro alcance, mucho gusto también por conocer a tu amiga y mándale saludos a tu hermana de mi parte.

― Mucho gusto, en conocerle y muchas gracias por la ayuda. —Dijo María Eugenia.

― Yo también te agradezco muchísimo por la ayuda prestada y si le mandare tu recado a mi hermana, hasta pronto. —Dijo Mónica mientras se despedía de Ulises.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.