Y luego te gusta
- Me gustaría volver a intentar lo que hice en el baño. Quiero verter una lluvia dorada sobre ti - susurró Max.
- ¿Ahora? - pregunté sorprendida, incorporándome sobre mis codos. - Hagámoslo en otro momento. Estamos acostados aquí tan bien ahora.
- Pasha, ¿arreglemos una lluvia dorada en dos baúles? - ofreció Max.
- ¡Vamos! - respondió el segundo hermano de mala gana y comenzó a levantarse.
- Oye, ¿olvidaste preguntarme? - exclamé indignado. - ¡En realidad, no estoy particularmente ansioso por volver a intentar esta perversión!
- Estás pensando de esta manera ahora, - se rió Max. - Y luego te gusta, y tú mismo nos rogarás que lo hagamos.
Fuimos al baño, aunque dejé en claro de todas las formas posibles que no me gustaba este proceso, y no quiero que me orinen.
- Siéntese de rodillas, trate de calmarse. Nadie te obliga a beber orina, solo trata de comprender este proceso. - dijo Max con voz seria.
- Vika, no debes desdeñar, no somos extraños. - añadió Pasha, - En general, muchas mujeres están entusiasmadas, cuando se riegan con lluvia dorada.
Asentí y me arrodillé lentamente en el suelo de la ducha. Los hermanos se pararon cerca de la ducha, pero no entraron. Max fue el primero en dejarme chuparle la polla.
No sabía cómo sucedió, pero mis labios se acercaron a su polla, como si no tuviera control sobre ellos. ¡Era tan inusual! Allí estaba en medio de los ruidos agua, completamente desnudo, en manos de mi hermano que me volvía loco, haciéndome temblar de gusto aquella noche que me amenazaba lluvia dorada.
Comencé a chupar con avidez la cabeza de la polla, como si alguien quisiera arrebatármela ahora. Al mismo tiempo, agarré las nalgas de mi hermano con mis manos.
– ¡Vaya, cómo se pegó a tu pene! – Pasha dijo con admiración. – No puedes ocultar lo puta que eres, desde la primera vez que te ví supe que lo que eras.
– Me encanta la forma en que juegas con mi polla. - dijo Max.
Me derretí como la nieve cuando los hermanos me elogiaron. Besé el glande, con mi lengua jugué con el frenillo y recorrí los bordes de la cabeza, agarré sus huevos colgónes y lentamente me metí esa polla que tanto gusto me daba en la boca.
Max acarició suavemente mi cabello con su mano mientras yo acariciaba su polla con mi lengua. Y me alejé volando del placer, dándome cuenta de que podía experimentar algo similar solo con mis amados hermanos.
Ahora se ha convertido en nuestro juego secreto familiar. Pensé: Todo lo que me están haciendo ahora es nuestro secreto. Todo lo que pasa ahora en este baño es únicamente nuestro, y ahora no somos exclusivamente parientes, nos hemos convertido en un todo.
- ¿Quieres volver a hacer pis en mi boca? - Mirándolo, le pregunté.
– Hermana, ¿por qué no quieres complacerme? ¿No te gustan las secreciones de mi cuerpo? – Max preguntó con resentimiento en su voz y sonrió. – ¿Estás disgustado de estar haciendo esto?
- No…
- ¿Entonces cuál es el problema? Hacerlo por mí. Estaré encantado, y Pasha también
De hecho, tenía mucha curiosidad por entender por qué mis hermanos estaban tan excitados por la lluvia dorada. Comprendí muy bien la caricia del ano, porque hay muchos receptores diferentes en el ano, pero el deseo de orinar en otro … ¿Es normal? ¿Por qué algunas personas están interesadas en esto?
¿Quizás les gusta sentirse en su mejor momento, humillando a alguien más? Simplemente, no tenía otra explicación ...
– No empieces a hacerlo cuando la polla esté en mi boca, ¿de acuerdo? – Dije con severidad. – No quiero ahogarme.
"Está bien, lo prometo", se rió Max. - ¡chupar rápido!
Max llevaba a mi boca aquella bonita y rica verga. Sin dudarlo, me incliné llevando mi mano a aquella polla que tanto me excitaba.
Lo volví a meter en la boca y comencé a chupar, acelerando gradualmente y tratando de llevar tanta carne a la boca como fuera posible.
- Uf, putona, que lengua. - Me colocó una mano en la cabeza, yo empecé a moverme metiendo y sacando su verga, en ocasiones llegaba con mis labios hasta sus cojones, aguantaba un momento y la sacaba lentamente para volverla a meter.
El glande no podía profundizar, me costó bastante abrir la boca tanto para no romperla. Empiezo a chupar y a intentar, pasando mi lengua por su capullo, temblé. Luego comencé a chuparlo mientras lo tragaba tanto como mi boca me lo permitía.
Estaba constantemente nerviosa de que de repente comenzara a orinar. En este estado, me costaba concentrarme en la mamada.
Tomando sus testículos en sus palmas, trató de masajearlos suavemente. Esta parte del cuerpo masculino también me interesó. Max y Pasha tenían unos escrotos bastante sabrosos y me encantaron mucho. Los admiraba, me parecían muy hermosos. Y luego sentí que la cabeza del pene palpitaba en mi boca. Max hizo tirones apenas perceptibles en mi dirección.
Rodé con mi palma dos delicadas bolas escondidas por la piel, y de repente me invadió un fuerte deseo de tomarlos en mi boca, Y quise intentar tomar dos de ellos en mi boca a la vez, para acariciar dos bolas al mismo tiempo.
Levanté los ojos y miré a Max, él se quedó con los ojos cerrados y simplemente se enamoró de mis caricias.
Pasha se paró cerca y se masturbó, mirándome chupar a nuestro hermano. Cambié a los testículos y comencé a succionarlos al principio, uno a la vez, luego puse ambos en mi boca y giré mi lengua, rodándolos y jugando.
Max gimió tiernamente, y lo acaricié convulsivamente con mi lengua y al mismo tiempo lo sacudí con el garrote en mis manos. Con mi segunda mano, tomé el pene de Pasha y comencé a acariciarlo también.
- Suficiente, - susurró Max. - Ahora siéntate y abre la boca. Haremos todo nosotros mismos.
Abrí obedientemente la boca y esperé el néctar dorado.