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Doy un paso adelante, lista para cumplir mi deseo de matarla, pero la urgencia en su voz me detiene.
- Mira, sé que es mucha información y que no confías en mí. Pero si te lo cuento todo, me prometerás que la cuidarás si me pasa algo. -
Confieso que me gustaría tener esta conversación con Shade presente, para identificar sus mentiras, pero no quiero perder la oportunidad de hacer preguntas en medio de su desesperación. Ella no lo demuestra, su postura sigue siendo tranquila y sus movimientos contenidos, pero su voz acaba de delatar que está mucho más aprensiva de lo que parece.
- ¿Vino? - Lo ofrezco en señal de paz.
- No bebo. -
- Tú eres el que pierde. - digo señalando el sofá para que ella se siente. - Por favor siéntase libre. -
Sus pasos hacia el sofá indicado son los de una mujer segura de sí misma, que se sabe atractiva, pero su apariencia para mí es insignificante.
- Empieza antes de que te entregue al consejo como traidor. -
Sus ojos brillan de diversión, parece divertida con mis palabras. - ¿ Traidor? Pero nunca he sido un ciudadano que sigue las leyes del consejo, siempre he sido parte de la resistencia. Me tratarían como tal. -
- ¿Siempre has pertenecido a la resistencia? - No puedo mirar a la mujer impecable frente a mí e imaginarla como miembro de una facción terrorista.
- Nacido y criado. Nunca pertenecí a la sociedad de los superdotados. -
- ¡ Tonterías! Cualquier donado es un ciudadano protegido del consejo. Esta historia de "pertenencia" fue creada para que personas como tú se vuelvan contra las familias más fuertes. -
- Oh, pero si son más fuertes, no hay razón para temer a una chica sencilla como yo, ¿verdad? - Tu sonrisa inocente me dan ganas de arrancarte los dientes. Uno por uno. - No me malentiendas. No me importa la resistencia, ni me importa el Consejo. Sólo quiero que mi hermana se mantenga fuera del alcance de esos bastardos. No hay buenos, señor Hill, sólo gente cegada por el poder. -
- ¿Y dónde encaja Elisa en esta historia? -
Sé que ella es fuerte y tiene un poder poco común, pero nunca podría lastimar a alguien a propósito.
- Red y yo fuimos hechos de una manera poco convencional. Compartimos genes del mismo padre, pero no de la misma madre. Nuestro padre, un científico apasionado por las mutaciones, logró crear embriones con poderes mixtos, añadiendo elementos a cada uno de ellos. Por supuesto, algunos experimentos salieron mal, pero otros tuvieron éxito. - Violet hace una pausa y mira a través de mí, como si estuviera reviviendo sus recuerdos. - Digamos que el consejo no aprobó sus creaciones, por lo que le ordenaron detener sus dudosos experimentos. -
- Pero no se detuvo... - Deduzco viendo su rostro de cerca.
- No. No se detuvo. - El tono amargo sale de tus labios como puro veneno. - Fuimos criados por soldados de la resistencia, personas que nos hicieron creer que eran nuestros padres. Los RedWood eran responsables de Meg, pero huyeron tan pronto como se encariñaron con ella. No pudieron completar su misión, pero ignoraban que el vínculo podría ser fatal para cualquiera de nosotros. La mezcla de poderes, junto con la cantidad de energía que acumulamos, podría acabar llevándonos a la muerte si no estamos controlados por neutralizadores, hasta que nuestro cuerpo aprenda a absorberla de forma natural. -
- ¿Has aprendido a absorber? -
- No. No tengo compañeros, así que no fue necesario. - Declara demasiado rápido.
- Supongo que no quedó registrado en el sistema... - Ella entiende mi suposición, mientras su mirada mortal se encuentra con la mía.
- No necesito un sistema que me diga algo así, los manipuladores de almas sienten el vínculo claramente cuando hay compañeros cerca. ¡Así que no me arrojes tus costumbres anticuadas! La gente debe elegir a sus compañeros y no obedecer a un gobierno que sólo busca perpetuar poderes. -
- ¿Entonces no crees en nuestro sistema de bonos? ¿Será este otro discurso que utiliza la resistencia para este lavado de cerebro? -
Ella se revuelve en el sofá, claramente incómoda con el tema. - Me enseñaron a bloquear el vínculo, para no correr el riesgo de caer en esa trampa. Una mujer tiene derecho a vivir sola todo el tiempo que quiera. Estoy seguro de que Meg pensaba así antes de conocerlos. -
- ¿Bloquear el enlace? - No sabía que eso era posible.
- Los manipuladores del alma pueden controlar los instintos del vínculo. - Levanta una ceja rubia. - Incluso deshazte de él si quieres... -
- ¿Está insinuando algo, señorita? ¿Príncipe? - Me llevo la copa de vino a los labios para darle el placer de ver mis dientes rechinar.
- Nunca. - Su dulce sonrisa no se parece en nada a la de Meg. No llega a sus fríos ojos.
- ¿Cuál es el interés de la resistencia en quedarse con Meg? -
Tengo miedo de la respuesta, pero necesito saber qué esperamos.
- La resistencia no nos ve como mujeres, señor Hill. No somos más que soldados. Demasiado poderoso para no usarlo por una causa mayor. -
- ¿Qué causa mayor? -
- Ah Sr. Hill… no tiene idea de lo que estos demonios son capaces de hacer en términos de poder. Sus ideales no tienen principios básicos y mucho menos respetan a las personas, siempre y cuando sirva para dejarles más control sobre seres que creen débiles. Si Meg despierta y es tomada por ellos, será la primera Manipuladora en tener su elemento por completo. Sería como una bomba nuclear en las manos equivocadas. Quien se quede con Meg podrá liderar la resistencia sin piedad. Sería casi imposible sacar a mi padre del liderazgo si nos tiene a los dos de su lado. -
- Pero Davis... -
Ella me interrumpe, poniendo los ojos en blanco. - Sólo era responsable de una célula, pero tenía el poder suficiente para hacer lo que quisiera. Digamos que mi padre no tiene apego por sus hijas... -
Recuerdo a Meg acurrucada en la cama mirando sus extraños dibujos y casi puedo sonreír. Deshacerme de ese hombre que se atrevió a tocarla me da satisfacción hasta el día de hoy.
No puede ser tratado como un objeto de destrucción. No cuando lo único que hace es arreglar cosas que parecen fuera de lugar.
- No confío en usted, señorita. Príncipe. Realmente no confío... -
- La única persona que corre un riesgo aquí soy yo, Sr. Hill. Soy el único al que condenarán a muerte cuando descubran lo que estoy haciendo, al fin y al cabo no tengo compañeros, así que no encenderé mis elementos. -
- ¿Por qué no te obligan a buscar a tus compañeros para que puedas ser utilizada como Meg? - No puedo dejar cabos sueltos.
- Digamos que me entrenaron desde pequeño, aprendí a controlar muchas cosas. Me han torturado lo suficiente como para entender que no estoy dispuesto a unirme a alguien. Prefiero la muerte a tener otro hombre controlando mi vida. -
Miro sus uñas bien cuidadas y no recuerdo nada de los guerreros a los que nos enfrentamos en las batallas. - ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué estás ayudando a Meg? -
- Te lo dije... - Sus ojos miran los míos con determinación. - No puedo dejar que le hagan a mi hermana lo que me hicieron a mí. Ella es lo único que tengo. No dejaré que te quiten tu humanidad. - Hace una pausa y arregla un lado arrugado de su vestido rosa. - Tenemos mucho en común, Ace Hill. Heredamos la crueldad de nuestros padres, no tenemos compasión, pero haríamos cualquier cosa por nuestros hermanos. No quiero que mi hermana pequeña se convierta en un monstruo como yo. -
Asimilo cada una de sus palabras, digerirlas con un sabor amargo en la boca. La maldita cosa es cierta, nunca dejaría que Nate se convirtiera en un verdugo cruel y frío, aunque no tengo ni una pizca de empatía por otras personas.
Si dice la verdad, no tengo otra opción. Necesitamos destruir a quien esté detrás de esto rápidamente, antes de que sea demasiado tarde, pero primero...
- ¿ Dijiste que los neutralizadores ayudarían? -
- Sí, para mantenerla bajo control. -
Ella podría estar mintiendo. Los neutralizadores pueden debilitar demasiado a Meg, lo que facilita que la resistencia la capture.
Pero sentí el poder del fuego.