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6. No lo arruines hablando.

Le costaba mantenerse alejado de ella, era como si Claire se hubiera convertido en un gran imán que no hacía más que atraerlo hacia ella.

—Claire…— susurró su nombre como nunca antes se atrevió a hacerlo.

La voz de Jareth estaba cargada de sensualidad, de deseo puro y contenido.

Un deseo que había estado por cinco años creciendo en su interior.

El hombre sé sabia un tonto por haber perdido a esa mujer que ahora se encontraba tan cerca de él y al mismo tiempo tan lejos.

Jareth Mars, era de los hombres que no bebía jamás, porque no lo llevaba bien, era de tolerancia cero para las bebidas cargadas de alcohol. Él lo sabía y por eso evitaba tomarlas. Pero en esta ocasión no pudo evitar buscar en el alcohol la valentía que le faltaba para acercarse a su exesposa.

Una valentía que le había dado la idea de encerrarse con ella en el baño y así poder hablarle

Su intención era solo hablar con ella, pero una vez sus labios tocaron los de su exesposa, no podía hacer otra cosa más que seguir besándola, saboreando su boca, quitar el roce de los labios del estúpido de su prometido, el cual había visto besar.

La imagen de ella besando a ese hombre hizo que los besos de Jareth se volvieran más demandantes, más osados, primero notó resistencia por parte de ella, pero después ninguno de los dos parecía querer parar.

—Claire mi dulce chica… — murmuró contra sus labios, estaban en un punto sin retorno, al menos él se encontraba ahí. No podía parar a menos que ella así lo quisiera y él rezaría y haría de todo a su alcance para que ella no deseara alejarlo.

Claire se había resistido, intentando empujarlo y alejarlo de su cuerpo, el cual la hacía estremecer como el primer día, maldito, imbécil, que no pudo sacar jamás de su sistema ¿Cómo podía ser tan patética y no dejar de besarlo?

Ella se encontraba aferrada a él, con los brazos tras su cuello e incapaz de renunciar al calor que su cuerpo le prestaba.

A esas manos recorriéndola y esa sensación de plenitud tan reconfortante después de varios años sintiéndose vacía, porque lo único que la había llenado desde que lo dejó fueron sus hijos, pero jamás un hombre logró volver a llamarle la atención lo suficiente.

Aun así, a pesar de que Jareth la hundió por años, ahí estaba abandonándose a sus besos y necesitando más, rogando porque nadie entrara y los hiciera parar.

¿Por qué no dejarse llevar una vez? Igualmente, no volvería a verlo, él regresaría a la otra punta del planeta y ella a Londres, como había sucedido desde que se separaron.

— Cállate Jareth y no lo arruines hablando — exigió volviendo a besarlo para que no dijera nada más que le recordara lo que estaba haciendo mal.

Bajó una mano a la entrepierna de Jareth y la acarició sobre la tela del pantalón, notando complacida su erección

Así que… Ella, si lo excitaba, el problema era que la había tenido a su disposición

— Solo dame lo que quiero y lárgate, así de simple, mi querido exesposo.

Jareth se excitó con sus palabras, así que ella también lo deseaba del mismo modo que él lo hacía. Llevó sus dos manos hasta la cintura de Claire sujetándola fuertemente antes de impulsar su cuerpo hacia arriba, colocándola sobre el lavamanos de mármol del cuarto de baño en el que estaban.

Los labios del arquitecto Mars y CEO de Art life recorrieron el cuello de su exesposa, erizándole la piel, colocándose entre sus piernas, bajando con sus labios, dejando un camino húmedo hasta el valle de sus senos. Él ya se había encargado de hacer que el vestido que llevaba cayera hasta su cintura al tirar de este hacia abajo, dejando a la vista sus pechos cubiertos solamente por el encaje de su sostén.

—Hermosa… — murmuró su nombre en un jadeo Jareth.

No sabía que era lo que se había hecho Claire, pero sus pechos eran aún más grandes, no solo eso, había algo en ella que no hacía otra cosa más que ponerlo de rodillas en ese instante y eso hizo bajando por su cuerpo deteniéndose en sus senos humedeciendo sus pezones por arriba del sostén, hasta endurecerlos, sin evitar que sus manos recorran ese cuerpo hasta la intimidad de Claire notando la humedad ya persistente en sus braguitas las cuales hizo un lado consiguiendo llegar a ese botoncito en medio de sus pliegues que la hizo aferrarse con fuerza a su cabeza y así poder arquearse.

Claire podía escuchar a una voz en la cabeza que empezó siendo apenas un susurro y terminó por parecer un grito desesperado porque se apartara de ese hombre, pero el calor entre sus piernas le pedía otra cosa, la forma en que su piel se erizaba ante los labios de su ex pedían que no cediera a esos gritos de su conciencia y se quedara a disfrutarlo.

— Ahhh joder Jareth…

Gimió Claire tirando de su cabello con una mano mientras con la otra se aferraba más fuerte al lavamanos para no caer.

Ella deseó no hacía más que exigirle abrir más sus piernas para él, disfrutando del calor húmedo de esa lengua, recorriendo su intimidad y haciendo que su humedad creciera incrementando más sus ganas y callando todavía más esa voz que no dejaba de gritar que se estaba metiendo en un buen lío.

— Mierda… no tenemos tiempo para esto, Jareth van a pillarnos aquí y tú… Ahhh joder.—

Claire maldecía porque sabía que no podían quedarse demasiado tiempo en el baño, que necesitaban salir de ahí antes de que fuera sospecharan o empezarán a buscarlos, además ella moría por sentirse unida a él de nuevo.

— Jareth… qué lengua— se arqueó nuevamente y se frotó contra su boca en busca de un poco más de más lengua, de más succión, de más roce húmedo hasta que tiró de su cabello hacia arriba para hacer que la mirara. — Te quiero dentro.

Jareth no pudo más que estar de acuerdo con ella, se levantó en toda su altura, solo para inclinarse hacia ella, no sin antes liberar su erección y llevarla hasta la intimidad de Claire ya descubierta.

La humedad de la intimidad de Claire, solo hizo palpitar aún más la erección de Jareth al momento de abrirse paso hacia el interior de Claire.

—Ahhhh… joder… — jadeo Jareth, en el mismo momento que su miembro se deslizó hacia el interior de Claire, por mucho que él deseara alargar ese momento, su cuerpo no se lo permitió, su pelvis se hizo hacia atrás saliendo casi del interior de Claire solo para volver a embestir en ella, enterrándose de una vez por todas, por completo, hasta la raíz.

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