Capítulo 7
— Eficaz. — Miro dentro del apartamento y veo cajas de comida tailandesa sobre la mesa, dos vasos y ropa tirada por el suelo. — Podemos ver que él me amaba, esta escena prueba sus palabras. — Le doy paso a Nick para que vea, él observa en silencio la deplorable escena que estaba presenciando.
— ¿Quieres que me quede aquí contigo? ¿Si aparece? — Pregunta sencilla.
— No, ese ladra pero no muerde, puedes ir a la casa de tu amigo.
— Es solo que… — Parece estar tratando de encontrar las palabras adecuadas.
— ¿Qué fue?
— Me invitó a ver el partido de fútbol pero tuvo que irse y sólo me dijo cuando se abrieron las puertas del ascensor en ese piso.
— Lamento la primicia que me dio tu amigo, pero gracias por, ya sabes, irrumpir en mi antigua casa. Ahora necesito ordenar mis cosas antes de que regrese ese idiota al que llamé mi novio durante meses.
— ¿Quieres ayuda? Ya sabes, llevar tus maletas a tu auto.
— Además de ser psicólogo de relaciones fallidas, ¿sigues siendo útil? No es fácil encontrar a alguien así. — Imitar.
— Lo intento. Entonces, ¿quieres mi ayuda o no? — Pienso por unos segundos hasta recordar que si Tyller llega y me ve con él en el apartamento, sentirá el sabor de la venganza.
— Está bien, ya que estás disponible y necesito llevar bolsas pesadas, aceptaré tu ayuda.
— ¿Qué estamos esperando? Primero las damas.
Entro al apartamento literalmente pisando ropa desechada, hay condones por todas partes, el olor a alcohol está en el aire y el apartamento es un desastre, ¿cómo en tan solo unas horas este tipo hizo tal desastre? Se tomó en serio el "ahora somos libres".
Entro a la única habitación de la casa temiendo lo que encontraré, nada que no haya visto ya. La cama desordenada, botellas de bebida sobre la mesita de noche, arruinando la pieza de madera. Ahora me pregunto, ¿cómo aguanté esta mierda durante este tiempo? Debo ser muy estúpido o paciente ya que sostenía los cuernos para que no cayeran, esperando venganza.
— ¿Cuál es tu lado del armario? — Pregunta evitando la ropa en el suelo.
— El de la izquierda. — Te informo, cuando Nick abre la puerta se ríe.
— Podemos ver quién organizó la relación.
— Alguien tenía que ordenar aquí, ¿verdad? Voy a buscar mis bolsos, puede parecer mucho pero todo cabe en este bolso y en el otro, dejando algo de espacio donde pongo mi difusor.
— ¿Difundir qué? — Cuestiona haciéndome reír.
— Esto es todo. — Tomo el secador y se lo muestro. Nick toma la pieza en su mano y la analiza.
— Parece un arma futurista. — Me señala como si tuviera un arma.
— Pareces un niño así.
— Me pongo así cuando veo algo nuevo. — Dice, metiendo el difusor en la maleta.
— ¿Una simple secadora es algo nuevo para ti?
— Nunca había visto eso en mi vida, ¿vale?
— Vale, descubridor de los siete mares, pateador de puertas ajenas.
— Si sigue así llamarán a la policía pensando que estoy entrando por la fuerza en el apartamento.
— Al guardia de seguridad le importa.
— Sólo le sirve para pasar los pocos años de vida que le quedan jugando juegos de azar.
— ¿Cómo sabes eso? — cuestiono, doblando una prenda de vestir, para que quepa más en la maleta y me ahorre trabajo.
— Tengo mis contactos.
— ¿Juegas?
— ¿Qué? ¡No! Mi abuelo jugaba, conozco de lejos a los que juegan.
— ¿Y cómo lo sabes?
— Ojos pegados a la pantalla del televisor, ansiedad y un miserable papel en la mano.
— Tiene sentido.
— ¿No te preocupa si regresa?
— ¿Qué es? ¿Tienes miedo de que el perezoso Tyler llame a la policía? No pierdas el tiempo preocupándote y además me encantaría que me viera con el chico que besé delante de él. — digo sin pretensiones y me sonrojo al darme cuenta de lo que dije. — Lo siento, todo este asunto de la traición y el cambio me deja un poco abrumado.
— No te disculpes, me pareció gracioso lo que hizo.
— ¿Besas con los ojos abiertos? — cuestiono y cuando me doy cuenta de lo que pregunté ya es demasiado tarde, Nick se ríe de la pregunta espontánea y de mi cara de sorpresa.
— No, no beso con los ojos abiertos, si quieres saberlo. — No quiero saberlo. — Como eso me tomó por sorpresa, pude ver su rostro antes de devolverle el beso y hablar de besos… — lo interrumpo.
— Si crees que eso volverá a suceder, saca tu caballo de la lluvia.
— No es eso, ¿sabes a fresas? ¿Cómo lo conseguí? — Me sonrojo ante esta afirmación.
— No lo sé, todos los chicos a los que he besado dicen lo mismo.
— ¿Entonces yo era solo uno más en tu lista?
— No te castigues, no llegaron a diez.
— ¡Me siento un privilegiado! — Se pone la mano en el pecho, fingiendo estar agradecido.
— Esto es más deprimente que un logro, para mí en este caso.
— Entonces… esta pieza es bastante peculiar. — Nick tiene un par de mis bragas rojas colgando de su dedo índice.
— Oye, devuélveme eso. ¿Sabes que es una falta de respeto perder el tiempo donde no se debe?
— Al parecer preferiste el color rojo para la ropa interior.
— ¿Cómo llegaste a esta conclusión?
— Anoche llevabas bragas de encaje rojo. — Recuerda mi vergüenza, maldita sea.
— ¿Y sabes si estoy usando uno de ese color en este momento?
— Lo sé. — Dice con confianza.
— ¿Cómo? ¡Oh genial José!
— Te volviste hacia mí y pude ver. — Justifica.