Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 6

Un gemido escapó de mis labios, y luego una respuesta acalorada a cada caricia de su lengua. Besaba con destreza y confianza, sabiendo cuándo darme un momento de pausa y cuándo volver a arremolinarme en un torbellino de pasión.

Y luego me besó el cuello y la clavícula con besos cortos y ligeramente punzantes. Me cogió los pechos con las palmas de las manos y me apretó ligeramente los pezones. Una electricidad viva recorrió mi cuerpo.

- Te deseo -exhalé suavemente.

- Lo sé -me impidió continuar, tirando de mí por debajo de sus caderas y riendo suavemente-. - Todo el mundo me desea. Y yo también te deseo, nena. Eres tan dulce que es imposible rechazarte.

Definitivamente lo desea, puedo sentirlo. Puedo sentir su excitación y confunde mis pensamientos. Quiero reírme, pero se me escapa la respiración.

Estamos sobre la cama en un abrir y cerrar de ojos. Su bata se rompe y vuela hacia un lado, directa al suelo, fuera de mi alcance. Sus pantalones le siguen. Besos que me queman el vientre, caminos húmedos trazados por su lengua en el interior de mis muslos, obligándome a abrir las piernas y retorcerme como una gata lujuriosa. Más, más, quiero más. Aunque la propia gata nunca aceptaría que es lujuriosa. Es sólo una fantasía de gente estúpida. Nos comparamos con los animales, aunque nosotros mismos seamos animales.

Con cada caricia y cada roce me pone más y más caliente. No tendría aguante para arrancarme la cinta de los ojos y lanzarme sobre él como una tigresa hambrienta. Pero él me detiene cada vez, con una risa satisfecha y tranquila. Me besa con locura, regalándome la frescura amarga de las agujas de pino y la piel masculina acalorada. Tan bien, tan bueno, tan perfecto... Maldito seas, sí.

En un momento dado, habiendo perdido ya el control de mí misma, grito que no puedo más.

- ¿Qué quieres, nena? - me susurra en los labios.

- A ti.

- Convénceme.

Gimo mientras me aprieta el pezón.

- Fóllame.

- Lo que quieras, mi reina", ronronea con un tigre satisfecho.

Introduce toda la longitud de su magnífica polla, provocando un grito aún más fuerte, pero esta vez no de súplica, sino de placer. Todo se desvanece, nos movemos a un solo ritmo, sin apenas romper el beso. Un gemido ronco y una melodía que hace correr la sangre con un fuego vivo que sale de los altavoces ocultos por la oscuridad. Mis uñas se clavan en su espalda y sus hombros, desgarrando la sangre, pero eso no le asusta. Me toma con confianza, con fuerza, llevándome al pináculo del placer, a...

El despertador suena furioso sobre mi oreja.

Me levanto en la cama y parpadeo soñolienta, sin saber dónde estoy. Corro hacia el contagio de gritos para apagarlo y me tropiezo con un Gatito dormido. Inmediatamente se oye un agudo aullido insultante al apoyarme accidentalmente en algo extremadamente importante y perteneciente al cuerpo de la gata.

El gato sale volando de la cama, yo paso por delante del despertador y caigo directamente al suelo. El despertador sigue sonando. Sonándome ruidosamente un mechón de la nariz, llego hasta el instrumento de tortura y lo apago.

"Sí. Si tengo un sueño erótico, no bastará con mirar, ¡también me saldrán moratones!".

La puerta se abre con un chirrido triunfal y la tía Conchita entra en la habitación.

Se queda mirando en silencio el cuadro: "Una doncella recostada en el suelo y un gato resentido", y canturrea:

- Veo que va a ser un buen día, bonita. Vamos a desayunar, cariño.

Aún lejos de estar despierta, cojo a la gata por el cuello y entierro mi nariz en su pelaje. El minino olisquea de una manera muy hiriente, pero no se va con prisas.

La tía Conchita se limita a chasquear la lengua y a saludarnos con la mano. Coño mueve la cola. Suspiro y miro al gato.

- Bien por ti, cariño. Come - duerme, come - duerme, come - duerme... tú también puedes dormir. Duerme aquí por mí, mientras trabajo.

Pussy ronronea, se escapa de mis brazos y se dirige a la cocina.

"Quiero ser un gato", me doy cuenta. - No tienen que ir a trabajar, no como la pobre Sally Jones.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.