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Capítulo 4

Me detengo a mirar cada parte de su cuerpo para memorizarlo, desde el cabello corto negro y ondulado, el corte de los ojos verdes, los músculos de los brazos cubiertos por tatuajes así como el omóplato derecho. La palabra BURN está grabada en letras mayúsculas encima del hombro, nunca había conocido a nadie cubierto de tantos tatuajes pero a la vez tan atractivo. Sacudo la cabeza ante la dirección que están tomando mis pensamientos y me dedico al partido tratando de entender algo.

El retador Thomas avanza y lanza un golpe que no tiene éxito porque lo evita agachándose hacia su izquierda, luego se levanta repentinamente y le da un codazo en la mandíbula a su oponente, que retrocede. Sheldon no espera y avanza con paso decidido, levanta el brazo y se golpea primero el pómulo y luego una rodilla al costado, no puedo ni imaginar el dolor de ese chico que cae de rodillas. En este punto ya no puedo ver nada porque soy empujado de un lado a otro por la multitud de estudiantes que gritan y compiten para tener la mejor vista del final de la reunión, el intento de escabullirse de la multitud es inútil y No sé cuánto tiempo estaré así, entre los movimientos del pueblo. Sin embargo, puedo escuchar que John está anunciando el final del partido y que el ganador, como había imaginado, es Sheldon.

Mi estatura y altura me está dificultando respirar aquí en el medio, empiezo a sudar y la cabeza me da vueltas, miro hacia arriba para encontrar un punto fijo que me dé estabilidad. Estoy cansada y en medio de este lío me siento impotente. Entonces, mientras intento ir contra la multitud siento que algo me agarra la muñeca detrás de mí, inmediatamente me pongo alerta y tiro del brazo sin girarme para liberarme de este agarre de hierro que por el contrario se vuelve aún más fuerte y me obliga a girarme. .

Reconozco los ojos verdes y la voz baja que simplemente dice - ven conmigo. -

No parece una pregunta, es más una declaración o una orden porque ni siquiera tengo tiempo de responder antes de que él gire y sin soltar mi muñeca se abre paso entre la gente. No me resisto.

Sheldon es mucho más alto que yo, me quedo cerca de su espalda porque me siento más protegido. Literalmente me está protegiendo con su cuerpo y llegamos fácilmente al lugar por donde acaba de entrar, mueve la cortina y luego de unos metros abre una puerta la cual cierra detrás de mí dejando mi piel libre. Noto sangre fresca en mis nudillos.

La habitación es pequeña, hay un lavabo con un espejo y una ventana por donde entra la tenue luz de la luna, con poca luz este chico se ve aún más guapo si cabe, la mitad de su rostro iluminado por la luna y la mitad en la sombra en un contraste perfecto. Él me está mirando y no puedo descifrar su mirada mientras yo, por otro lado, bajo los ojos al suelo pero trato de hablar de todos modos.

- Gracias, no sé qué hubiera hecho. - digo vacilante.

- ¿ Viniste solo? - pregunta secamente y yo me quedo estupefacto ante tanta frialdad.

- No, vine con mi compañera de cuarto y su amigo Jace. No sé cómo me encontré adelante y nunca más los encontré , lo admito honestamente. La tensión del caos acumulado hace unos momentos comienza a derretirse, pero el corazón no quiere frenar su latido que me temo que incluso puedas sentir.

Sheldon no responde, mueve la cabeza molesto y se pone una camiseta negra, toma una chaqueta de cuero y un manojo de llaves.

- Vámonos – se dirige hacia la puerta detrás de mí pero antes de abrirla gira para mirarme porque no me muevo.

- ¿ Vamos? ¿Dónde? Y luego ni siquiera te conozco ; me apresuro a decir que, después de todo, es la verdad.

- Soy Sheldon. Ahora nos conocemos , su rostro parece menos tenso ahora, pero es difícil saberlo dadas sus respuestas siempre muy mesuradas.

- Soy Ariadna . Pero esto no significa conocernos, simplemente sabemos nuestros nombres, podrías ser un perfecto asesino en serie y.. - Soy interrumpido por su corta risa, un momento lo suficientemente largo como para escuchar este sonido gutural que quiero conservar. dentro de mí. Un sonido tan profundo y primordial para guardarlo como un secreto, un sonido tan sincero e inocente que sólo puedes memorizar. Sigo encantado por ello.

- Bueno, no soy un asesino en serie incluso si hubieras sido una excelente presa - se detiene un momento para mirarme de arriba abajo - pequeño.. ingenuo.. lindo.. - me sonrojo - si ya hubiera sido uno Me habría aprovechado de ti, dado el esfuerzo que hice para atraparte - gira la manija y sale de la habitación sin decir una palabra más.

Me sorprende esta confesión, ciertamente no pasó entre la multitud por casualidad ya que hubiera sido mucho más conveniente irse, pero oírlo decir eso es otra cosa. Me apresuro a seguirlo, ciertamente no quiero quedarme solo en este cuarto semioscuro sin siquiera saber la salida.

Nos dirigimos hacia una puerta lateral que da al exterior donde hay una moto aparcada delante de nosotros. Espero a que siga caminando pero se detiene y se sube a la silla.

- Ponte esto – me entrega el casco negro que tenía atado al manillar pero en lugar de hacer lo que me dijo lo sostengo en mis manos.

- ¿Qué es? - me pregunta confundido con la mandíbula apretada.

- Nunca he subido a una moto. No me inspira confianza en absoluto, la velocidad me asusta y no me siento seguro ahí arriba . ¿He dado todas las razones por las que no me subiré a esto o me he dejado alguna?

Sheldon parece estar equilibrando mis frases en su cabeza porque no responde de inmediato y mira hacia otro lado, pero luego posa su mirada en mí.

- Iré despacio. Incluso si no me conoces allí cuando te llevé, te sentiste seguro, será lo mismo aquí siempre y cuando te preocupes por mí como lo hacías antes. Nunca dejaría que pasara nada - habla lentamente y sus palabras parecen sinceras y una vez más demasiado ponderadas.

- ¿ Quién te dijo antes que me sentía segura? - Incluso admití que le tenía miedo.

- Tu cuerpo. - Responde sin miedo - Cuando tomé tu brazo antes de que te dieras la vuelta estabas rígido y tenso. Cuando volteaste hacia mí y me viste soltaste todo el aire que sostenías y relajaste el brazo. Cuando caminábamos no dudabas en seguirme y cuando estábamos encerrados en esa habitación a solas tu respiración se aquietaba y tu mirada se relajaba. Tu cuerpo dice mucho más que tus palabras, y ahora ponte este casco : termina la frase como si tuviera pleno control y conciencia de todo lo que dice.

No sé cómo responder, tal vez porque está más cerca de la verdad de lo que estoy dispuesto a admitir. Entonces hago lo que me dice y me pongo detrás de él, quien se gira levemente y da un atisbo de media sonrisa arrogante, luego arranca el auto y se va.

Me aferro a su cintura y escondo mi cara detrás de su hombro para no ver las casas y la carretera pasar zumbando. Inhalo su aroma, la moto como medio de transporte no es tan mala como pensaba.

Sheldon respeta todas las señales de stop pero no los límites de velocidad, parece que el tiempo está suspendido encima de esta moto, como si ni el pasado ni el futuro existieran y fuéramos intocables, como si todo lo que importa estuviera contenido en este momento, encima de esta moto.

Después de unos diez minutos paramos, estoy feliz de llegar al asfalto sano y salvo, sólo que un poco más despeinado de lo habitual.

- ¿ Fue tan malo? - pregunta mientras se baja de la moto.

- Al fin y al cabo no tanto - respondo evitando su mirada.

En respuesta él levanta una ceja

- bien - simplemente dice.

Estamos frente a un restaurante que parece lindo, al entrar nos recibe una señora de mediana edad que nos hace sentar, ella definitivamente conoce a Sheldon por su forma de hablar y miro a mi alrededor para observar los detalles. Hay un enorme ventanal de cristal que cubre la pared que da a la calle, los demás son de madera con fotos colgadas de personajes famosos que han pasado por allí a lo largo del tiempo, incluso las mesas son de madera, todo iluminado por un farol que desprende una luz inundaba cada mesa.

Tomamos nuestros pedidos mientras a lo lejos una camarera de nuestra edad no deja de mirar a Sheldon quien no parece darse cuenta.

- ¿Qué tiene usted en su lugar, señorita? -

- Una Coca-Cola Light con hielo y limón gracias - Sonrío tímidamente y él se aleja.

- ¿ Conoces este lugar? - Aprovecho para saber un poco sobre el chico de los ojos enigmáticos ahora que estamos solos.

- Sí, voy allí a menudo con Nathan, un amigo mío. - Parece perdido en sus pensamientos y no quiere continuar esta conversación para nada, afortunadamente quien interrumpe este incómodo silencio es la camarera que hace unos momentos literalmente lo estaba comiendo con la mirada y quien nos trae nuestros pedidos.

- Hola Sheldon, ¿cómo te fue esta noche? - chirría nada más llegar a nuestra mesa y me pregunto cómo una voz tan molesta y antinatural podría impresionar a alguien.

- Bueno, Em, como siempre - responde apresuradamente sin dar demasiadas explicaciones, pero ella no parece darse cuenta demasiado, quizás acostumbrada a su forma de hacer las cosas.

- No pude venir porque estaba aquí de servicio, de lo contrario habría estado aquí, ya sabes - le guiña un ojo y se marcha temblando. Tengo ganas de reír y no puedo ocultarlo, levanta una ceja pero no dice nada al respecto. Después de unos minutos interminables decide hablar.

- ¿ Por qué estuviste allí esta noche? - No puedo descifrar su mirada que parece oscilar entre quizás la ira y la curiosidad, difícil de decir con certeza dado que cada movimiento y cada palabra parece ser cuidadosamente sopesada para no revelar demasiado de sí mismo.

- ¿Por qué no debería haber estado allí? - Respondo levantando la mirada en su dirección. Si quiere jugar a este juego, soy al menos tan bueno como él.

- ¿Siempre respondes con otra pregunta? - se detiene a pensar un momento y luego continúa - en cualquier caso no parece el lugar para una chica como tú. Ese idiota de Jace al menos podría haber observado por dónde ibas. Si no hubiera venido no sé cómo habrías salido de allí - me mira fijamente a los ojos como si quisiera ver mi interior. Esta arrogancia suya me empieza a molestar, no necesito ayuda de nadie y mucho menos que alguien me siga, ya superé ese período de mi vida de controles y protección y no terminó bien para quienes amaba. .

- Puedo manejarme muy bien por mi cuenta, y si hubiera sabido que luego me lo echarías en cara no te habría seguido. No necesito un guardaespaldas en mi vida. Más bien, no entiendo por qué te molestas tanto y luego haces esto : digo lo que pienso en una sola frase antes de arrepentirme.

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