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Capítulo 1

Ya llevaba varios minutos organizando mi closet con la ropa que había traído, cuando escuché voces afuera, una chica entró a la habitación soltando una carcajada, venía acompañada de un chico sudoroso y lleno de suciedad, el muchacho era muy alto, su cabello castaño claro y ojos que resaltaban en el azul, noté que una cicatriz cruzaba su ceja hasta un costado de su rostro, pero lo que más me distrajo fue su torso desnudo, se notaba que hacía ejercicio, su brazo izquierdo estaba lleno de tatuajes, tuve que forzarme a quitar la mirada de él porque comenzaba a sonrojarme, no era común para mí ver chicos sin camisa.

-Hey -dijo la chica acercándose a mí-, tú debes ser María, mi compañera de cuarto.

-Moe, Moe Beker -corregí con una ligera sonrisa, ella era alta y de contextura gruesa, su rostro cubierto de pecas, sus ojos era de un fascinante verde oliva y su cabello naturalmente pelirrojo.

-Claro, ya sabía que debías de tener un nombre pomposo como ese -continuó la chica deslizando su mirada por mi vestimenta-, yo soy Ariana Scott.

Fruncí el ceño un poco, pero supongo que mi vestido rosa de estampado de flores blancas no iba con su look oscuro, atrevido y ligeramente rebelde. Ella soltó nuestras manos y enfocó la mirada en el chico que había entrado a la habitación y habían tomado asiento en la cama de Ariana como si viviera aquí.

-Eh... no está permitido que los chicos vengan a nuestras habitaciones -murmuré sintiéndome un poco incómoda, eso fue lo primero que preguntaron mis padres, les preocupaba mi seguridad y que algún chico quisiera violarme o algo así.

Él soltó un bufido burlón y apenas me miró, pero Ariana fue la que habló diciendo:

-No se va a quedar mucho tiempo -ella fue a su closet y sacó un pequeño bolso marrón-, Rogan se lastimó el hombro en la pelea.

Fruncí el ceño, ¿cuál pelea? De repente recordé los chicos que boxeaban allá afuera, de seguro él era uno de esos. El chico que al parecer se llamaba Rogan sostenía su hombro y mantenía una ligera mueca malhumorada, a simple vista parecía que se había dislocado el hombro.

-Relájate, Princesa -dijo Rogan, su voz era profunda-, esto va a ser rápido.

Fruncí el ceño sintiéndome un poco ofendida de la manera en la que me dijo princesa, como si fuera una boba niña molesta, o tal vez no fue así, pero me molestó porque el único que me podía llamar "princesa" era mi novio.

Ariana se acercó a Rogan sosteniendo unas vendas.

-¿Qué le ocurrió? -indagué acercándome a ellos pero guardando una distancia prudente, todavía no los conocía.

-Realmente... no sé -murmuró Ariana jugando las vendas en sus manos, Rogan parecía ligeramente fastidiado cuando dijo:

-Eres la peor enfermera de la historia.

Ariana pareció ofendida y se cruzó de brazos.

-Entonces vamos a enfermería -dijo ella en el mismo tono molesto.

-Ariana, está cerrada -dijo Rogan en cierto tono irónico-, ¿por qué crees que estamos aquí?

Al parecer su relación era como novios tóxicos o de una pareja con muchos años de casados.

-Yo puedo hacerlo -intervine en su discusión-, lo he hecho antes, sé qué hacer.

Tenía experiencia en estas cosas, siempre ayudaba en el templo sagrado cuando prestábamos ayuda social.

-¿En serio? -La mirada de Ariana pareció iluminarse-, ¿qué necesitas?

Me ofreció las vendas, pero yo negué con la cabeza y me acerqué para ver el brazo de Rogan, su hombro tenía una rara forma errónea, sí, como lo había sospechado, su hombro estaba dislocado.

-Nada -dije-, solo tengo que colocárselo en su lugar, será rápido.

Cuando terminé de acercarme a la cama él alzó la cabeza bruscamente para mirarme, noté que sus ojos eran una rara mezcla de azul con el gris, pero los rasgos de su rostro estaban tensos casi como un perro a punto de morder. Tragué pesadamente saliva, sintiéndome ligeramente intimidada, muy pocas veces me sentía así.

-Tranquilo -murmuré un poco nerviosa-, ya después no va a dolerte.

Él tomó una profunda respiración pero no dejó de apretar la quijada cuando afirmó con la cabeza y murmuró:

-Vale, que sea rápido.

Yo solo esperaba hacerlo bien, porque o sino solo podía empeorarlo. Tomé su grueso brazo entre mis manos con delicadeza, intentando ignorar que no tuviera camisa y los tatuajes, él estaba un poco sudado y sucio de tierra, lo sentí estremecerse cuando lo moví un poco.

-Voy a la cuenta de tres -le advertí-, ¿estás listo?

-No. -dijo Rogan volteando a mirarme, ahora podía ver que lucía ligeramente vulnerable, casi como un niño asustado, involuntariamente sonreí para intentar trasmitirle tranquilidad.

-Mira a la pared -dije, él me obedeció-, uno...

Le tensé el brazo con fuerza y luego se lo empujé con rudeza hasta el lugar donde debería estar, así se hacía, por suerte salió bien.

-¡Mierda! -Dijo Rogan entre dientes ahogando un grito-, ¿No sabes contar o qué?

Sabía que le dolería momentáneamente, ya después estaría mejor.

-Es un viejo truco, ¿te sientes mejor? -murmuré con una ligera sonrisa soltando su brazo. Rogan continuaba con su expresión enfadada pero afirmó con la cabeza comenzando a mover su brazo para comprobar la movilidad.

-¿Estás estudiando enfermería? -Preguntó Ariana-. Yo voy por el segundo año de enfermería.

-Y no sabes nada -comentó Rogan poca simpatía.

Ariana giró los ojos y lo ignoró esperando por mi respuesta, no entendía su relación de amor/odio, parecía más odio que amor.

-No, yo de hecho estoy por literatura -dije-. Aprendí acerca de primeros auxilios en el templo sagrado.

-¿Qué es un templo sagrado? -indagó Ariana.

-Es como una iglesia -dije, solo que no había un sacerdote, pastor o cura, solo los jefes que eran los ancianos y nos orientaban en lo que debíamos hacer.

-Ya me lo imaginaba -dijo Rogan levantándose de la cama, di un paso atrás cuando vi que había quedado demasiado cerca de mí y realmente no había notado lo alto que era-, cabello recogido, ni una gota de maquillaje... como lo sospechaba, eras una monja o tal vez una nerd.

Abrí la boca sorprendida cruzándome de brazos por lo que me había dicho y fruncí el ceño, le había acabado de arreglar el brazo y ni siquiera me había dado las gracias. Sus ojos azules se deslizaron por mi cuerpo con una ligera mueca de burla, sentí mis mejillas cosquillear de vergüenza, nunca me había sentido tan juzgada por mi apariencia porque nunca me importó la opinión de los demás hasta ahora, en el pueblo de New Hilton éramos una comunidad pequeña, la mayoría pertenecía a la misma religión así que todos vestíamos de la misma forma conservadora y actuábamos de la misma manera, sí podíamos usar maquillaje pero a mi prometido no le gustaba que me maquillara, así que simplemente no lo hacía.

-Deja de ser idiota, Rogan. -dijo Ariana dándole un golpe a Rogan en el brazo bueno y seguidamente me miró para agregar:- Perdona a mi primo, él no sabe cómo no ser todo un imbécil.

Oh, primos.

Con razón se trataba con tanta familiaridad y con tan poco respeto, las palabras de Rogan siguieron invadiendo mi mente y negué con la cabeza.

-No soy una monja -dije atreviéndome a mirar Rogan-, si quieres ofenderme, pues, no lo haces.

Él alzó las cejas pareciendo un poco sorprendido por mi falta de importancia a sus comentarios tóxicos, pero ya había lidiado antes con personas que no comprendían nuestra religión y había comprobado que lo mejor era simplemente ignorarlos.

Me voltee para ir hacia mi closet, me eché un poco de mi antibacterial en las manos para quitarme el olor a sudor del brazo de Rogan y continuar organizando mis cosas intentando no mostrar lo incómoda que me sentía de que él estuviera aquí, no se me permitía relacionarme mucho con el sexo masculino.

Los podía escuchar murmurar entre ellos y luego escuché pasos detrás de mí, Rogan se apoyó de mi closet casi de manera descuidada, me sobresaltó un poco, él tenía una ligera sonrisa en sus labios que ahuecaban sus hoyuelos y sus ojos ligeramente entrecerrados me veían fijamente, como si esperara que me enamorara de él, de seguro estaba acostumbrado a intimidar a las chicas de esa forma y lo admitía sentí una extraña sensación en mi estómago, como raras cosquillas por su cercanía así que quité la mirada de él y la enfoqué en mi ropa otra vez.

-Hey, lo siento, Monja -dijo Rogan-, no fue mi intención herir tus sentimientos llamándote monja.

Estaba muy segura de que quería ofenderme así que solo lo ignoré otra vez.

-Rogan... -advirtió Ariana como si regañara a un niño, así estaba actuando él, como un niño fastidioso.

-Solo bromeaba. Esta noche habrá una fiesta en mi fraternidad -continuó él-. Puedes ir con Ariana, si quieres.

Detuve mis manos en la camisa que doblaba y lo miré frunciendo débilmente el ceño.

-Gracias -dije-, pero no voy a fiestas.

Sus ojos se deslizaron por mi cuerpo otra vez y pareció querer burlarse de mí, pero simplemente apretó los labios para ocultar inútilmente una sonrisa entretenida y dijo:

-Debí imaginarlo.

-¿Nunca has ido a una fiesta, Moe? -murmuró Ariana, voltee hacia ella, parecía realmente sorprendida por mi confesión.

Había ido a fiestas de chicos de mi religión donde nos reuníamos y había mucha comida, pero sabía que no eran las mismas a las que ellos se referían, mi papá decía que las fiestas de personas fuera de nuestra religión eran impuras, así que nunca fui a ninguna.

-Eh... sí -dije-, pero creo que no las mismas que a las que ustedes van.

-Uhm, ya veo, tu eres esa típica niña de mami y papi que apenas está saliendo al mundo -dijo Rogan dando un paso hacia mí-, acabas de llegar a la universidad, ¿qué mejor manera de comenzar a vivir, Princesa?

-No me digas princesa y deja de invadir mi espacio personal. -dije dando un paso atrás ante su intromisión, odiaba el olor a sudor y definitivamente él olía a sudor y tierra.

-Uh, sí que tienes garras. -Rogan volvió a dar un paso hacia mí con una ligera sonrisa- ¿Así eres en la cama?

Mi mano voló con rapidez e impactó contra su rostro, abrí la boca sorprendida por lo que había hecho, yo nunca había dado una bofetada en mi vida, casi quise disculparme, pero me contuve porque me estaba faltando el respeto y se lo merecía.

Rogan pareció sorprendido y escuché la carcajada de Ariana burlándose de él.

-Vete de aquí si no quieres que te acuse -amenacé-. Y báñate que hueles feo.

-Ya, ya... sí, creo que me lo merecía -dijo Rogan tocándose la mejilla y forzó una sonrisa-. Todavía no lo sabes, pero vas a ser mi esposa, Monja.

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