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Notas.

La libreta de Waldo, una libreta oscura y desgastada que el genio caricaturista, Stan Waldo, no dejaba ni por un segundo… muchas personas no sabían que contenía la libreta, algunos, solo pensaban que contenía notas, otros algunos dibujos, pero, en realidad la libreta, poseía una lengua antigua… por ahora no se sabe, cual es el idioma que está escrita en la libreta, pero era claro que era más antiguo que el latín y más oscuro que el arameo. Ningún científico o historiador podría descifrar con exactitud ese idioma sin nombre, pero, de forma inesperada, Eddy, un simple niñito de ocho años, pudo no solo entenderlo, si no hablarlo.

— ¿Por qué mamá tiene esta rara libreta? — dice Eddy sin darse cuenta del gran poder que iba a desatar.

Eddy era un niño y su cerebro no comprendía bien las cosas, y aunque podía hablar un idioma antiguo, la psicología de Eddy solo lo hacía pensar que solo estaba leyendo y hablando español.

— Treanes poroquiea forquea sirieco, zooxer tremane soriene “ el poder de las realidades se fragmentan antes los dioses de la extinción” — Lee Eddy en voz alta.

Y mientras Eddy sin darse cuenta leía en voz alta esas palabras que iban a causar un gran daño, la madre de Eddy, y los demás policías, al fin habían llegado a la escena del crimen, bueno, en realidad a toda la fábrica encargada de la elaboración de periódicos.

— Llegamos… — dice John, su compañero policía al estacionar la patrulla frente a la fábrica de periódicos.

Los oficiales, sabían bien que debían cuidarse de todo peligro, por esa razón decidieron dividirse en unidades realmente numerosas para así, poder acorralar a los criminales que causaron los asesinatos de los inocentes empleados de la fábrica.

— Muy bien señores, nos dividiremos en unidades de veinte oficiales, cada una de las unidades, entraran por las puertas principales y de emergencia, tengan cuidado y si ven sobrevivientes ayúdenlos. — ordena el comisionado que también se unió a la misión.

— ¿señor, aun se sabe algo de los de fuerzas especiales? — le pregunta John al comisionado.

— Nada, no sabemos que paso con ellos, por esa razón vayan con cuidado, si las cosas se ponen feas, ustedes no duden en salir, así que… suerte.

Las unidades se separaron, carolina y John eran los primeros en entrar, seguidos de otros dos escuadrones que los iban a seguir hasta las zonas de imprenta, donde se decía que estaban las víctimas.

— No te alejes mucho Carol. — dice John mientras usa su arma y su linterna.

— Uy, si mi hijo viera esto se haría en los pantalones… — dice la madre de Eddy.

— Ja, no me imagino lo asustado que estaría.

— Si…

De repente, en medio de los pasillos, gritos horrendos son escuchados, asustando a toda la unidad de carolina y John.

— ¿Qué fue eso?

— ¿Qué mierda?

— No debimos venir a este lugar.

— Llamen a la central, pidan refuerzos.

— Esto es aterrador…

John al ver como sus compañeros se desmoronaban por el miedo, poco a poco, como un líder nato, grita a todo pulmón.

— ¡YA CÁLLENSE! ¡NO ES UNA PUTA PELÍCULA DE TERROR SEÑORES, SOMOS OFICIALES, SOMOS ADULTOS, ¡ESTAMOS AQUÍ PARA AYUDAR A LAS PERSONAS!... ahora, más vale que guarden su puta compostura, o les diré a todos los demás que se cagaron en los pantalones. — dice John como un auténtico macho y líder.

Y de la nada… una mujer salé de las sombras, herida y a punto de caer inconsciente.

— ¿señora está bien? — pregunta Carolina antes de socorrerla.

— Co… con… corran.

y de repente, la mujer, cae al suelo, muerta, expulsando por su boca una especie de líquido oscuro, denso como el petróleo y oscuro como la tinta negra.

— ¡AYÚDENLA! — Ordena John.

Los demás se apresuraron para ayudar a la pobre mujer, que solo se retorcía por las convulsiones que se generaban, hasta que sus ojos, boca, orificios y nariz, comenzaron a esparcir más de esa sustancia negra.

— Es inútil, está muerta… — dice uno de los oficiales.

— ¿Qué es ese liquido negro? — dice carolina al ver como el líquido negro se comportaba de forma extraña.

— Ni idea, que dos saquen el cadáver de esa mujer, los demás continuemos… — contesta John al cerrar los ojos de la mujer recién fallecida.

Sin duda, una experiencia que traumaría a los más valientes oficiales, pero, eso solo era el inicio de un verdadero infierno, y mientras los policías arriesgaban sus vidas ante lo desconocido, Eddy, continuaba leyendo la misteriosa libreta que su madre robó de la mansión de Waldo.

— ¿Qué es señales de las realidades? No entiendo esta libreta, es una porquería… — dice Eddy al arrojar la libreta.

Eddy, ya se había aburrido del libro, claro, la extraña libreta tenía inscripciones, conjuros, poemas, oraciones, predicciones y secretos más allá de la comprensión humana, pero, al parecer era tan aburrido para el pequeño, no Valia la pena leer, menos mal, ya que hubiera desatado un mal mucho peor.

— Mejor iré a jugar con Sara… — repica Eddy al deshacerse de la libreta.

Y aunque la libreta no era de interés para ese pequeño, la libreta, ya, había sido activada con solo las palabras que el niño leyó, haciendo que la misteriosa libreta oscura, comenzara a temblar hasta esparcir una pequeña sustancia negra, que se arrastraba cual culebra por la casa de Eddy.

Mientras una pequeña sustancia liquida, espesa y negra como la sombra misma se esparcía por la casa de Eddy, el niño, sin darse cuenta del peligro que representaba esa cosa, busca sus juguetes para visitar a su amiga de la infancia.

— Ya que mamá no está, iré donde la vecina para jugar con su hija, solo espero que a Sara no le asusten las arañas. — dice Eddy en voz alta sin darse cuenta que estaba siendo escuchado por el líquido oscuro.

La pequeña sustancia, apenas escuchó que el miedo de la amiga de Eddy eran las arañas, esta cosa, de inmediato, cambia su estado líquido a un estado sólido, transformándose así, en una puta araña venenosa. Solo que más aterradora y más grande.

La araña que antes era el misterioso liquido negro proveniente de la libreta oscura, se acerca a la pantorrilla de Eddy, para morderlo y eventualmente asesinarlo.

— ¡ah! Maldita araña. — grita Eddy antes de patearla y lanzarla por la ventana.

Eddy logró salvarse de la muerte cuando se percató de la araña maligna y la arrojó de una patada por la ventana abierta de su casa, pero, aunque Eddy logro salvarse de la araña, muchos no lo lograron, porque la maldita araña, sobrevivió a la caída y al perder a su presa, la cual era el niño, pues, simplemente, optó por morder a los adultos que estaban en los callejones oscuros, prostitutas, drogadictos, clientes y delincuentes, fueron mordidos por la araña que Eddy había liberado al mundo, muriendo en horrible sufrimiento, matándose a sí mismos.

Al parecer la araña, no mataba, sino más bien, su veneno, hacía que la gente se suicidara, si hubiera mordido a Eddy, el niño simplemente se suicidaría de forma horrenda y violenta, si la capacidad de detenerse… pero, por suerte no sucedió.

— Off… casi me pica, bueno, iré a jugar… — dice Eddy sin escuchar los gritos de las personas a las que la araña si pico.

Mientras una extraña y perturbadora situación se daba acabo cerca de Eddy, carolina, John y los demás policías, pasaban por un suceso realmente aterrador.

— John ¿Por qué esa mujer esparcía liquido negro por la boca? — pregunta Carolina aterrada por el triste final de la víctima.

— No lo sé, es muy raro, parecía tinta oscura… como si fuera de una impresora. — responde el compañero.

— Debemos irnos y esperar refuerzos…

Los policías estaban aterrados, carolina y algunos de sus compañeros, querían esperar refuerzos, pero, John, no quería esperar, sino más bien…

— Debemos continuar carolina, puede que haya más personas heridas que necesiten atención médica. — discute John al señalar la oscuridad de uno de los pasillos.

— Lo sé, pero, no estamos capacitados para este tipo de peligros, no sabemos que puede haber en esos aterradores pasillos…

John de forma terca, se aleja de carolina y los demás, impulsado por su espíritu de héroe.

— Bien, regresen ustedes, yo continuaré…

— ¡Espera!

Carolina no quería ir con John, pero tampoco iba a dejar que ese obstinado policía fuera solo al temible lugar, separándose así, de su unidad.

— ¿Por qué vienes carolina? Regresa con los demás y espera los refuerzos. — dice John molesto con la madre de Eddy.

— Escúchame muy bien maldito idiota, cuando terminemos con esto, te voy a disparar en el pie, por ser un obstinado infeliz.

Carolina estaba muy molesta con su compañero, por obligarla de forma indirecta a adentrarse en la miedosa, aterradora y perversa instalación, dentro de la fábrica de periódicos…

— Tranquila, solo buscaremos sobrevivientes, no eres la única que está a punto de mojar el uniforme. — dice John con sarcasmo.

— Ja, hijo de perra… por eso Bob de recursos humanos te odia.

— Bob es un idiota, destruyo mi auto solo porque me acosté con su esposa, digo, ni que fuera para tanto. — responde John como si nada.

— Tenía una hermosa familia, su esposa lo amaba… John. — responde Carolina de forma directa.

— Si, pero, mi auto era un Porce… responde John.

Mientras esos dos tenían una extraña, pero, intrigante conversación, sin previo aviso, una de las puertas del largo pasillo, se abre y se cierra de forma violenta, asustando a los dos valientes policías.

— ¡ah! ¡puta!

— ¡ahí! ¿Qué fue eso? — pregunta carolina.

— Una maldita puerta se cerró de golpe, debemos ir…

— ¿Qué? No… no, ja, tengo un hijo que me espera en casa, ¡no voy a entrar a esa maldita puerta! — dice Carolina asustada.

— Debemos hacerlo, puede que alguien necesite ayuda.

John se apresura y entra en la puerta que misteriosamente se había cerrado de golpe, y cuando lo hace, se encuentra algo, realmente extraño.

— ¡No puede ser! — grita John.

— ¿Qué? ¡que pasa! — grita Carolina preocupada por su amigo.

— Es un robot animatronico, jaja, ¡me encantan estas cosas! — dice John al abrazar a la esponjoso animatronico morado.

El animatronico, era un simple robot esponjoso, un gigantesco conejo morado con flores en las manos, corazones en su cuerpo y una dulce y tierna sonrisa que se activaba por el movimiento.

— Hola, Yo soy Figgy, vamos a jugar. — dice el tierno animatronico.

— ¿habla? — analiza Carolina sorprendida.

— Jo, me imagino que es de esos nuevos animatronicos que hablan cuando los tocas o algo así… — dice John impresionado con la animatronico que estaba extrañamente en una habitación de oficina.

— ¿Por qué esto está aquí? — pregunta carolina.

¿Sí? ¿Por qué esto está ahí? Esa pregunta también me la hago yo, digo, soy el narrador y ni siquiera sé qué diablos estoy narrando, para empezar, ¿Por qué un animatronico extrañamente inocente, estaba en una habitación de una fábrica de periódicos? Además, no había que ser un genio, para saber que eso no tenía sentido en esta historia.

— Según informes, la fábrica de periódicos, también era una fábrica de animatrónicos, supongo que es normal que encontremos uno que tanto animatronico. — dice John sin preocuparse por el autónomo.

Ah, conque la fábrica antes era una fábrica de animatrónicos y maniquís, eso podría explicar mucho, pero, aun así, quiero recalcar que el autor se pasó con esta historia tan bizarra.

Cambiando de tema, nuestros dos policías, dejan al animatronico en la habitación sin darse cuenta que esa cosa, no tenía baterías… por lo cual era imposible que hubiera saludado a Jhon.

— ¿bueno, en donde estamos? — pregunta Carolina.

— Debemos estar cerca de la zona de imprenta, debemos estar atentos, los agresores podrían estarnos esperando… creo que es hora de pedir refuerzos… — dice John al quitar el seguro de su arma.

— Entendido…

La madre de Eddy toma su radio, e intenta comunicarse con los demás policías que estaban cerca de la zona.

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