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Escape de madrugada

"Como puedes ser tan ruin Erik?"

"Siempre fuimos claros y respetuosos en nuestra relación de amistad!"

"Es que eso ya no significa nada para ti?"

Celeste intenta hacer entrar en razón a su todavía amigo Erik quien la carga para llevarla de regreso a su habitacion.

Erik también compredia lo que ella sentía...

Pero...

Celeste siempre había sido increíblemente sincera con todo el mund.

Ella no era capaz de mentir ni de ocultar la verdad.

Por lo que, por el momento, Erik se veía obligado a hacer algo que en verdad no quería.

No debia de ser asi y menos con ella.

"Dejate ya de tonterias Celeste..."

"Siempre eres tan ruidosa y dramática por todo!"

Celeste intenta abofetear la mejilla de Erik, pero el joven le detiene la mano antes de que siquiera alcance su rostro.

Erik estaba harto de su comportamiento infantil y estúpido de Celeste quien se removia y pateaba en sus brazos.

Tomandola con fuerza de los brazos, el edredón con el que estaba envuelta Celeste se deslizo hacia abajo, revelando el tierno y suave cuerpo de la asustada joven.

Erik hizo algo que nunca pensó que haría.

La besó.

Con sus grandes manos rodeó la cintura de Celeste pegando el cuerpo semi desnudo de su amiga al de Él.

Celeste abrió mucho los ojos por su acción e intentó con todas sus fuerzas alejarse del cuerpo de Erik.

Erik se dejó llevar.

Cerró los ojos pensando que era su adorada Melissa a la que ahora besaba.

Pero la diferencia era obvia.

Los besos de Melissa eran arrebatados, apasionados, le demostraban cuanto lo deseaban.

El beso de Celeste era...tierno, suave y salado debido a sus lágrimas caídas.

Celeste golpeó el pecho de Erik con una mano.

Con su pie desnudo le dió un puntapié en su pantorrilla.

Erik la solto un poco al sentir el pequeño dolor en su pierna.

"Como te atreves a besarme Erik?"

"Le estás siendo infiel a Melissa!"

"Esto no está bien!"

"Aun hay tiempo, no podemos dejar que..."

Pero Erik se había excitado un poco al besar a Celeste.

Por lo que, para callarla de una buena vez, la besó de nuevo.

Esta vez, el beso no fue casto ni timido.

La pasión contenida en el cuerpo de Erik se desbordó hacia Celeste quien sintió como las manos de su amigo la recorrían por completo.

Ella no quería...

No estaba bien...

Dios...

Con ruda desesperación Erik recorrió cada montículo, curva y cada centímetro de piel tersa y suave de Celeste.

Consumido por la pasión, Erik recostó a Celeste en la cama, quien se resignó a lo que fuera que tuviera que pasar después.

Ya lo había intentado todo.

No había escapatoria de Erik.

Ni de esa noche.

Ni de esa habitación que ahora ella odiaba.

Celeste sintió como la boca de su antes amigo recorría su cuerpo por todos lados.

Erik se despojó de su ropa y apagó la luz para que tuvieran mas intimidad.

La tenue luz de la luna iluminó el piso de la habitación de Erik a traves de la ventana.

Sin ropa, los cuerpos jovenes, calientes y desnudos de dos jovenes intentaron amarse.

Celeste notó como Erik abrió sus piernas para colocarse en medio de ella.

Sin amor, sin delicadeza...

Erik la penetró con una fuerte embestida que los dejó adoloridos y temblorosos a los dos.

Ambos jadearon y nuevas lágrimas de Celeste, esta vez de dolor físico,se derramaron en la cama de Erik.

Celeste dejo que Erik siguiera con su tarea...

Ella rogó en su mente porque todo eso acabara lo mas rápido posible.

Ahogando sus gemidos y jadeos, Celeste cerró los ojos para trasnportarse mentalmente hacia otro lugar.

Uno donde ella no fuera infeliz.

Erik disfrutó mucho del cuerpo virgen de Celeste.

Su excitación fue tanta que la poseyó muchas veces amando cada momento, posición y pequeño gemido que salió de la boca de la chica.

Cuando ya no pudo más, se derrumbó junto a ella para dormir.

Celeste se hizo ovillo después de envolver su cuerpo por completo con una sabana.

Ella se quedó dormida de inmediato.

Erik se levantó de su cama en medio de la madrugada.

No lograba conciliar el sueño.

Se vistió solo con un pantalon de pijama para salir al balcón de su habitacion para pensar.

Afuera, la noche era tranquila y un poco fría.

Erik miró hacia el cielo apretando con sus manos el barandal de metal.

Las imágenes de lo que había hecho con Celeste en su cama se reproducían una y mil veces por su mente.

Erik se sintió un poco molesto debido a la actitud puritana de su amiga.

Ella no había participado en nada, solo fue un cuerpo que poseer.

"Todo fue un desastre."

La primera vez de Erik y de Celeste había sido...triste y traumática.

Obligados, sin escapatoria.

Si había sentido un poco de placer pero...

Celeste no era la mujer que amaba.

Como le iba a explicar todo eso a Melissa?

Erik decidió que, ya cumplido parte del trato investigaría la manera de disolver ese contrato de vida o revocarlo.

Simplemente no quería casarse ni pasar la vida entera con Celeste.

El aire frío sacó a Erik de sus funestos pensamientos.

El joven regresó a la habitación buscando calor.

Se sentó un momento en su sillón observando el cuerpo pequeño de Celeste en su cama.

De pronto el odio hacia su padre, hacia el padre de Celeste y hacia la misma Celeste regresó a El.

Se sentía sucio y usado en el juego del poder que jugaban sus padres por medio de ellos.

De pronto recordó algo que le había dicho su padre hace muchos años.

En ese entonces, Erik tendría quince años cuando su padre le encomendó la tarea de alejar a todo muchacho de su amiga Celeste.

Su padre le dijo que ella ya estaba comprometida para casarse y no debía de tener ningun otro novio.

Y ahora comprendía porque!

Sin querer, el mismo había vigilado que la pureza de Celeste se preservara intacta!

Y todo para ese deplorable momento donde solo tuvieron sexo.

Sin amor, sin caricias y con mucho resentimiento.

Cerrando los ojos un momento mientras que reclinaba la cabeza en el respaldo, Erik elevó una oración para que esa noche terminara mas rápido.

Sin ganas de dormir y muy mortificado por todo, Erik se levantó para ir al baño.

Necesitaba quitarse todo rastro del cuerpo de Celeste de su piel.

Abrió la llave del agua caliente de la tina para que comenzara a llenarse.

Cerró la puerta para tener privacidad, pues ahora, a la mala, compartía su habitación con Celeste.

"Melissa..."

Erik susurró mirándose al espejo.

Había hecho ese sacrificio por amor hacía ella.

Solo por ella.

Celeste al escuchar que la puerta del baño se cerró abrió los ojos un poco.

Ella se había estado haciendo la dormida todo ese tiempo.

La torturada joven tampoco podía dormir después de lo que había pasado entre Erik y ella.

No había habido placer alguno, solo dolor.

Y llanto.

Y rudeza por parte de Erik, a quien ella ahora consideraba un enemigo.

Celeste había notado cuando su antes amigo se había levantado de la cama.

Pudo ver cuando salió al balcón y golpeaba el barandal con furia.

Escuchó cuando regresó para sentarse en el sillón.

Después, cuando cerró la puerta fue cuando la joven Celeste se levantó para poder escapar de la habitación, de Erik, de sus padres...

De todo el mundo!

Intentando no hacer mucho ruido, Celeste se levantó de la cama para encontrar algo de ropa que pudiera ponerse.

Despacio y con cuidado entro al armario de Erik agradeciendo que conocia tan bien la dispocion de su ropa.

Tomó una playera larga, un conjunto deportivo de Erik y unos tenis.

No importaba si todo le quedaba grande, ella solo necesitaba cubrir su cuerpo para salir cuanto antes.

Mientras se vestía no dejaba de mirar y escuchar a Erik en la bañera.

Ella en verdad temía que de un momento a otro el malvado joven saliera para detenerla por la fuerza.

Pero no sucedió, por lo que Celeste pudo terminar de vestirse.

Abrió la puerta para salir y la volvió a cerrar con extremo cuidado.

La enorme y fría mansión estaba completamente en silencio esa madrugada.

"Mi celular..."

Celeste se quejó, porque su celular se había quedado en la habitacion de Erik.

Pero ella ya no podia arriesgarse a regresar por el aparato.

Bajó de puntillas las escaleras para llegar lo mas rápido posible a la puerta principal de la casa.

No dudo en abrirla para escapar de ese sitio que ahora le traía tan amargos y crueles recuerdos.

Afuera no había movimientos ni autos que la pudieran llevar, por lo que tuvo que echar a andar lo mas rápido que le permitían los grandes tenis de Erik en sus pies.

Para su fortuna, encontró un taxi estacionado en un semáforo.

Después de llegar a un acuerdo monetario, Celeste entró al auto rogando que el conductor no le hiciera daño.

Ella ya había sufrido lo suficiente por una noche.

"Adiós a todos...para siempre."

Celeste se despidió en su mente de su familia y amigos mientras que el conductor ponía rumbo hacia la mansión Millers.

***By Liliana Situ***

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