Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 3 Dulce.

— Dulce, mi nombre es Dulce. — dijo mientras subía junto con Lucero.

— Bien Dulce, mi nombre es Neri, pero eso ya lo sabes ¿verdad? — dijo mientras la miraba por el espejo retrovisor, estaba seguro de que su hermano le había hablado de él, y lo más probable que no fuera nada bueno.

— Como no saberlo si mi prima está enamorada de ti. — Lucero no pudo evitar carcajearse al ver el rostro rojo de Neizan y al ruso su respuesta lo tomo con la guardia baja.

— Pero tú ya lo sabes. — dijo de forma acusadora la pelinegra, los ojos azules de Neri lo delataban.

— Tu prima no me interesa en lo más mínimo. — mentía y ambas se dieron cuenta, lo que no entendían era ¿por qué?

No tardaron mucho en llegar al bar que estaba en los límites del pequeño bosque que se encontraba en la ciudad, Dulce se sentía en otra dimensión, Hades y Zafiro eran sumamente protectores con ella, por lo que en pocas ocasiones había podido disfrutar de ir a un lugar como ese, aun mejor se veía peligroso, las personas en su interior estaban bebiendo a pesar de ser aun temprano.

— Lucerito de mis ojos, hasta que te presentas o eres un espejis…— Tiago quedo mudo al momento que vio el bello rostro de Dulce, sus ojos parecían dos manantiales, su piel de un color crema exquisito y su larga cabellera negra como la noche enmarcaba su rostro, dando la sensación de estar ante una ilusión, una bella ilusión.

— Bienvenida blanca Nieves. — dijo de forma coqueta olvidándose por completo de molestar a Lucero o saludar a Neri.

— ¿Acaso es la cabaña de los 7 enanitos? — dijo mostrando una sonrisa coqueta y siguiendo el juego del moreno.

— No princesa, acabas de llegar a tu castillo y aquí está tu rey esperando por ti.

Dulce no sabía cómo contestar a semejante cosa y sus nuevos amigos no tardaron en reír.

— No lo tomes en serio, ven deja que te presente a este loco. — dijo Lucero tomando la mano de la joven.

— Dulce, Tiago, Tiago te presentó a una nueva integrante de los marginados. — y en el momento que la joven Bach dijo aquello Tiago la observo con un poco de pena.

— Te dije que si te unías a Neri te quedarías sola. — dijo con burla el moreno.

— Eso lo conseguí yo misma, ya todos saben que soy la niña Bach. — dijo haciendo un mohín con su rostro, como si su apellido pesara un mundo en sus hombros

— Mmm, entiendo, en ese caso más que marginados somos los intocables. — respondió de forma divertida mostrando su blanca sonrisa y asiendo suspirar a Dulce.

— ¿Intocables? — pregunto Neri sumándose a la locura de sus ahora tres amigos.

— Tu eres el vidente, nadie en sus cinco sentidos te tocaría, la lady a tu lado es la princesa Bach, por favor nadie la mirara ni para intimidarla, yo obviamente soy el peor y más temido de todos, llevo este lugar sin problema y me deshago de cualquier busca pleito y blanca nieves... — Tiago miro los ojos celestes de Dulce y esta le sonrió con amabilidad y divertida por sus ocurrencias.

— A ella no la molestara nadie, a no ser que quieran morir. — Neri llevo su mano a la frente llamando la atención de su amigo.

— Acabó de ver que te meterás en un lio muy grande. — Neri quiso decirle en aquel momento cual era el apellido de Dulce, pero cuando vio como ambos jóvenes se sonreían, prefirió guardar silencio, aun sabiendo que se arrepentiría luego.

Esa tarde no solo la pasaron de maravilla olvidando el pequeño inconveniente de la cafetería, también se sorprendieron del rumbo que habían tomado las cosas entre Dulce y Tiago, quienes comenzaron a conocerse a través de bromas y de un momento a otro estaban matándose a besos.

Al anochecer se retiraron para descansar, aunque a Tiago aún le quedaba mucho trabajo por hacer en el bar, después de todo ser el dueño tiene sus costos, Neri llevo a Dulce hasta el edificio donde se alojaba y descubrieron que no era nada llamativo a comparación del de ellos, pero claro a diferencia del de ellos, los Zabet Ángel no necesitaban ningún tipo de vigilancia adicional, ellos eran asesinos en potencia, lo llevaban en la sangre, todos los sabían y es por eso que los respetaban y lo que provocaba que muchas personas quieran estar a su lado, solo para sacar algún tipo de provecho de su amistad, ser rico y poderoso tenía su precio a pagar y ese era no confiar en nadie.

Continuaron su camino hasta el edificio donde vivían, mientras que Lucero bajo del vehículo, Neri quiso hacer lo mismo, pero de pronto se vio en el suelo, con un Hades furioso sobre su espalda doblando su mano y dejando el rostro blanco del ruso recibir el frio de la acera.

— ¿Dónde está mi hermanita Neizan? — siseo mientras su sangre hervía.

— ¿Qué rayos te pasa? Déjalo. — grito Lucero llegando a su lado y empujando al pelinegro, para así liberar a Neri.

— ¿Estás bien? — dijo con preocupación la castaña.

— No te preocupes princesa. — respondió a la joven, pero sus ojos atravesaron a Hades.

— Dejamos a Dulce en su edificio. — dijo la Bach con cierto desprecio al pelinegro y Hades se arrepintió de actuar así en su presencia, realmente le gustaba la joven.

— Lo lamento, creí que estaba en problemas. — trato de justificarse y antes que el ruso dijera algo la joven volvió a hablar.

— No, temiste que Neri le hiciera algo, no necesitas mentir, no sé qué problema tengas con mi amigo Ángel, pero te diré algo, ni él ni yo lastimaríamos a nuestra amiga y Dulce es eso, nuestra amiga, y te advirtió deja de molestarnos, serás el hijo del ángel de la muerte, pero yo soy una Bach, no quieras conocerme enojada.

Neizan jamás había sido defendido por nadie, menos por una mujer, se sintió raro, pero bien, ella era una amiga fiel, mientras Hades quería darse golpes por ser tan estúpido, su plan de conquista había terminado antes de comenzar.

Al llegar cada uno se fue a su hogar, grande fue la sorpresa de Lucero cuando al entrar a su dormitorio encontró a Zafiro sentada en el centro de la cama con las piernas cruzada, en su mirada una advertencia y una promesa.

— Tú y yo hablaremos. — dijo en un susurro tenebroso la rubia con rostro de asesina.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.