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Realmente es un castigo, sin embargo, incluso nuestros familiares comprenderán que la disciplina para tal resistencia y doble cruce es la desaparición. Tristemente, tus elecciones, querido hermano, joven, fallecimiento y fallecimiento. Sin embargo, seré benevolente y te permitiré concluir cómo muerdes el polvo. Una cualidad decente para un gobernante: benevolente, ¿verdad?
Pasea por un círculo errático. - Tu hijo elige matarte ahora y llevarte a la joven, o te devolveremos a nuestro padre, que separará tu piel de tus huesos y después me dará tu corona y a la joven. Sin boicot, su decisión, y no lo más mínimo, soy unilateral a la luz del hecho de que soy yo, sería la opción más ideal. Sabes lo indeseable que puede ser el padre, por lo que está cerca de expandirse.
Me revisa e inclina la cabeza. - Jovencita humana, ninguno de ellos estará vivo una vez que termine la tarea. Me ensancha una mano encapuchada. - Ven, seré reflexivo.
Mis manos se mojan y mi cuello está espinoso con el antojo de empujar un perno directamente en su pecho.
-¿Qué te hace pensar que te prestará atención? - Roxana dice que su voz es una baja conmoción. Después de escucharlo, un murmullo silbador resuena por el bosque. Es el gemido de algo vil que despierta de un descanso prolongado. Se ve el comercio de guardias, sin duda prestar atención exactamente a lo mismo. Entre los árboles, la noche es aburrida y las ramas tiemblan. También en el centro del recado de esta corriente, la piel de Roxana se vuelve más delgada y pálida, la seca áspera como escamas. Una vez me hizo saber que aún no había aceptado la Oscuridad, pero en cualquier caso podría invocarla. Mi corazón sale mal y, curiosamente, me pregunto si puedo mantenerme alejado de él.
Tus sonrisas. - Ella debería ser importante para que llames Oscuridad. Sin embargo, no es lo suficientemente bueno para ti, esta extensión cae dentro de mi dominio. Es mi propiedad, y las personas que están en ella cumplirán conmigo o patearán el cubo.
—Tu territorio puede ser marítimo, sin embargo, esta oscuridad tiene un lugar conmigo, y se someterá a mí—. Una brisa se estremece y los árboles se estremecen ponen todo en juego.
-Hazlo como prefieras. Tire de los giros, cepillando su plumero detrás de él con un movimiento suave. - Termínalo y preséntame a la joven.
En cuestión de segundos, los mandados perdieron un tatuaje. Palos, cuchillas y cadenas cerca, echa un vistazo a Roxana, que sonríe, una sonrisa brutal que garantiza la sangre y el paso.
Un grito reverbera, y la oscuridad nos traga. Una espesa neblina de oscuridad se extiende sobre mí, pero luto contra un grito, manteniendo cerca las palabras de Roxana. Hagas lo que hagas, no les temas.
Es difícil no hacerlo realidad. En el punto focal de tanta oscuridad, emano un brillo básico. En esa luz, las formas de los Hombres Sombra se hacen evidentes. Están cerca el uno del otro, marquesinas ahumadas sin doblar y preparadas. Sostienen cuchillas de neblina en sus lados. Joven, mi seguridad contra la neblina viva que crece sobre nosotros, una masa de oscuridad que gime y me contacta con manos esqueléticas. Me incluiré, lejos de sus dedos nudosos que me deslizan de paso. A pesar de que la oscuridad tiene cabida con Roxana, todavía soy un objetivo.
Entre el humo ondulado de los Extraños que preocupo, veo a Roxana en los destellos entregados por el choque del metal sobre el metal, su espada contra su un gran número. Las Sombras consiguen a uno de los guardias, acargándolo a su nube. Otros obtienen protectores por el cuello y chupan su fuerza básica hasta que su tejido se encoge de sus cuerpos como el humo.
Centinelas luchan contra las Sombras, sus espadas brillando en rojo en la neblina. Uno pasa por un ejecutivo de la ciudad enemiga como si fuera un ser inemiscible. El ejecutivo de la ciudad enemiga se solidifica y se descompone en giros de escombros que desaparecen en la oscuridad. Gira a la derecha cuando Roxana pone su espada en su pecho. Él se inclina. Los Extraños lo cubren, su llanto y gritos resuenan mientras se lo comen.
Tienes una mano. - ¡Basta de esto!-
Él sale a la línea rancios de Extraños que me aseguran y se centra en Roxana que entra y se acomoda desde la nube oscura, luchando contra su especie. - Míralo. Ha empequeñecido y en este momento me responderás. Él saca su mano. - Tráeme a la joven y tendrás tu oportunidad.
Los extraños que seguramente serán mi seguridad para mí. Sus cabezas poco notables se inclinan como si me diseccionaran, el camino hacia su oportunidad. Uno me encuentra, él eligió. Salí entre ellos y me apresuré sin atención a los bosques.
Uno resbalones me apuesta y cava sus ganchos en mi hombro. Grito al consumir mis venas. Otro me arrebata las piernas, paralizando.
- ¡Perno! - Grito. El mango grueso aparece en mis manos. Heriré al revés, sin rumbo. El pionero del corredor de la ciudad enemiga detrás de mí grita, sus ganchos buceando más en mi piel. Elimino la hoja y la enrollo una vez más, retorsionando cuando grita más fuerte. Un torbellino en el suelo con un gruñido, sus escombros cepillandome. El otro pionero del corredor de la ciudad enemigo realmente sostiene mi pie y me lleva hacia Juan.
Empujé a Justin a pesar de su buena fe. Curva y detona en escombros. Me arrastro hacia adelante y busco el cuchillo, pero grito. Los ganchos me traicionan apuestas para que pueda llegar a él. Un administrador de la ciudad enemiga me saca del suelo y me sostiene por encima de él como si fuera un niño. Intento llamar a Justino, pero el consumo en mis venas agarra mi garganta.
-¡Llévamelo, tonto!- Juan llama desde detrás de su última línea de salvaguardia de Sentries.
El Hombre de las Sombras me golpea contra un árbol, cruzando sus manos con ganchos sobre mi cuello. Él echa un vistazo a Juan y gruñe. Es un sonido de resistencia, y sé entonces que no me dará la vuelta. Él mismo me agotará.
John da un paso atrás, la derrota y la indignación están en sus ojos. Siguiendo sus talones, desaparece en la orilla del río y debajo del andamio. Pateo, sin embargo, Shadow Man flota a apostar a mí y su cuerpo vuela lejos. Se acerca. Estoy incapacitado mientras los giros de humo blanco exudan de mi cuerpo, moviéndose en el vacío de su cara. Él necesita agotar mi vida como lo hicieron otros con los guardias. Mi corazón golpea mi pecho. Cuanto más rápido gana, más cerca se acerca.
Congelado bajo el consumo de sus ganchos, me limité a absorber el agravamiento. He ido excesivamente lejos. No pasaré aquí, no por temor. Aclimatizando el consumo, me detengo.
Ocultando deslizadores en otro aliento, pero ningún humo me deja. Él sacude la cabeza al revés, y como mi temor en él disminuye, también lo hace su agarre sobre mí.
Lo superé y caí al suelo. - ¡Flecha!-
Grita, pero lo corté, golpeándole la espada en el pecho. Lo gira y detona en una nube de escombros.
Casualmente encontré el árbol una vez más, se movió hacia arriba de manera similar cuando Roxana desliza su espada desde la última guardia. Gira y avanza, mientras que detrás de él, las Sombras se sumergen en las partes restantes de la guardia, beneficiándose del resto de su aliento y vida.
Golpeado y abusado, me deslizo por el árbol. Mis articulaciones están adormecidas y me estoy congelando. Roxana me había preparado para guardias, sin embargo, estos oscuros eran otra cosa por completo. Además, lo considero, muy parecido a Roxana.
Se acerca y se inclina a mi apuesta. Me froto el cuello, silbando y puse todo en la línea de las patas del Hombre Sombra. Mueve mi mano y suplanta con la tuya; en una fracción de segundo, el cardo de la hechizeria calienta mi piel.
-No, no puedes. Me inclino hacia ti para recuperarte totalmente. Me voy y me levanto. Me encuentra, pero yo especialmente sus manos, en su mayoría indignación, a mitad de agonía. - Para. No podemos hacerte daño, teniendo en cuenta cuál es tu identidad.
Se detiene en eso. - Adriana, yo.-
-Tenemos que irnos. Más centinelas o horribles podrían venir, o Hechizerias-.
Él me revisa. El intercambio es obvio a sus ojos, que aunque oscuros, en realidad no ocultan nada. Yo creo cierta distancia de él apuestas que puedo aclararlo, o atestiguar que ser gobernante no cambia nada. Ambos nos damos cuenta de que eso es falso.
Los principales rayos de sol piensan que estamos en los bosques más cercanos a las tierras monstruosas. El gobernante Flavia pensó que era más inteligente dejar el reino de las apuestas del amanecer para que sus parientes no vieran nuestro desfile y enfatizaran que las cosas no eran tan grandes y tranquilas como parecen ser en Eso. Ir con Roxana definitivamente incitaría a los informes de los que necesitaba mantenerme alejado. No podría importarme menos con respecto a los trozos de rumores, por mucho que temo cualquier salvajismo. A pesar de que a Roxana le devolvieron sus armas, este es el reino de los duendecillos. Además, no nos gustan en absoluto las extensiones de los Países Bajos, aquí no observaremos que estamos distantes de todos los demás con un modesto grupo de individuos repulsivos. Ambos estaremos en contra de una furiosa horda de duendecillos.
A mi alrededor, las escorts realmente echan un vistazo a sus armas y suministros de una vez por todas. Usando capas y atuendos oscuros, parecen manchas de tinta contra la nieve blanca. Del mismo modo, me oscurezco, y es adecuado; quiero llorar. A dónde vamos es inseparable de la muerte, y me ha enfriado hasta el centro desde el segundo en que me desperté en los brazos de Roxana.
Tocando el caballo femenino de color terroso que se me apostó, miro donde Roxana conversa con Flavia. Independientemente de mi mentalidad, no es comprensible sonreír. A pesar de que el frenesí de Flavia es obvio, alimenta un sentimiento de consideración en su apariencia. Además, a pesar del hecho de que Roxana prefiere no parecer afectada, su aprecio por Flavia es cSara.