Capítulo 5
- por qué no ? ¿Usted no quiere? - Lo veo tocándolos y tiemblo bajo su tacto
- la huella. Los compañeros. Todo... -
- que se joda todo - se precipita hacia mis labios con avidez, siento sus manos apretándome firme a él, paso mis manos alrededor de su cuello y quedo pegada a su boca, siento que la chaqueta toca el suelo junto con la nieve que ahora cae del cielo, somos solo él y yo, y una extraña sensación que aún no tiene nombre. Sara
Nunca y digo nunca haré las compras navideñas la víspera, se me habían olvidado dos regalos para mis padres y además tenía que comprar dos regalitos para los hijos de mi colega ya que estamos invitados en su casa en las montañas de Vail. Colorado, lo mínimo que puedo hacer y al menos devolver la hospitalidad haciendo felices a los niños. El viaje fue largo, serán unas bonitas Navidades prolongadas, Isabel estará allí con Adam, yo con mis padres y mi abuela Marie y obviamente Maurizio con Olivia y los dos niños, Irene y James.
Sin conducir, le pedí que me llevara a Mauri, quien me llevó a este enorme centro comercial, él se encargará de las compras para el almuerzo, mientras yo hago mis recados.
Las calles del centro están llenas de gente, están todas las guirnaldas y árboles falsos con luces, me encanta un tren de colores y una niña pequeña inclinada y arrodillada mirándolo asombrada, se parece tanto a mí. tanto es así que me agacho para verlo también, siempre me ha encantado la Navidad y los niños, por eso me encuentro hablando con esta pequeña con una fuerte pasión por las barbies y las princesas, cuando llegan sus padres me saluda con su manita y yo Vuelve hacia la entrada para esperar a Mauri.
- ¡ Lo siento pero el mundo estaba en la caja! - dice sin aliento y con un carrito lleno peor que el trineo de Papá Noel
- no te preocupes. ¿Vamos? Me gustaría ayudar a Olivia con la preparación de la habitación y algunos alimentos, si puedes llevar esos regalos a la bodega, así al menos no los verán - asiente con su habitual sonrisa y nos dirigimos hacia su casa.
- Olivia, ¿están bien las velas en la mesa? -
- perfecto Sara muchas gracias! Ven, vamos a la cocina a rellenar los asados y hacer la lasaña de champiñones -
- Pensé que podrías ayudarnos, tal vez mi abuela también es una cocinera extraordinaria - vamos a la cocina y me pasa el delantal cuando veo a la abuela Marie Ya en el trabajo preparando la salsa bechamel, esa salsa tan rica con harina, leche, mantequilla y nuez moscada que la abuela siempre me hacía limpiar del cazo en cuanto terminaba de usarla en sus preparaciones.
- hola abuela! ¿Has visto la habitación? - se lava las manos y va a ver y regresa entusiasmado
- es hermoso - es cierto que tienen una casa hermosa y además la vista del pueblo iluminado y nevado aumenta la magia.
Pasamos toda la tarde en la cocina y en cuanto los niños se han acostado preparando todos los regalos debajo del árbol, encendemos las luces y todos nos vamos a dormir felices de que mañana será Navidad.
- feliz navidadeee - escucho gritar a los niños que luego irrumpen en mi habitación, me toman de la mano así que en pijama corremos a ver si Papá Noel ha pasado, hay una montaña de regalos, los niños gritan y corren hacia agito los paquetes, exploto de risa y siento una mano en mi hombro que lo sé, mi querido papá
- tú también hiciste esto con tu hermano... Feliz Navidad cariño -
- a ti también papá... Y sé que Jeremy está con nosotros - Navidad desde que falleció mi hermano, ya no es el mismo, pero hay que saber levantarse y seguir adelante.
Los niños van a misa con su padre y el mío, las mujeres nos quedamos en casa a poner la mesa y poner en la mesa todo lo bueno que hemos preparado, justo a tiempo para la llegada de todos los que, apenas se sientan después recitando la oración, doy comienzo a este banquete.
- cariño ¿quieres un poco de carne asada? - dice Isabel pasándome la bandeja, toco mi barriga redonda, con todo lo que he comido parezco embarazada de cuatro meses
- No estoy bien comí demasiado - se echa a reír pero es verdad, bien podría parecer embarazada o tan grande como una muñeca de nieve.
Salimos a caminar por la nieve para hacer la digestión, Irene y James también estaban deseando desenvolver los regalos.
En cuanto volvamos por fin podrán abrirlos: muñecos, libros, joyas, carritos de juguete y de mi parte dos pijamas suaves, James con Harry Potter que le encanta e Irene con los personajes de La Bella y la Bestia.
- ¡¡ ahora es el turno de los adultos!! - dice Mauri aplaudiendo, en lugar de darle a cada uno su propio regalo, decidimos hacerlo en familia.
Olivia y Mauri nos recibieron a mí y a mi familia para pasar un fin de semana con los niños junto al mar. De James e Isabel unos marcos especiales para llenar de fotos. A cambio, ellos recibieron un procesador de alimentos y para nosotros, una cena en el Támesis de Londres era su mayor sueño.
- ¡ ahora lo único que faltas eres tú, cariño! - entonces desenvuelvo el regalo de Mauri y Olivia y encuentro una suscripción a revistas y libros, de Isabel y James una entrada al spa con un tratamiento. Mientras abro todos los regalos y canto algunos villancicos frente a la estufa, salgo al balcón a mirar el cielo y conversar un poco con mi hermano. Siento a mi padre y a mi madre detrás abrazándome fuerte
- oye ¿no estabas maní frío? -
- no mamá estoy bien. Estoy mirando un poco al cielo... lo extraño mucho -
- Lo sé cariño, parece que fue ayer que estábamos todos juntos... Papá y yo queríamos darte este regalo - me entregan una caja con una hermosa cinta dorada
- pero no deberías haberlo sabido -
- queremos que la tengas - así que me siento en el banco y recojo el lazo, encuentro envuelta en papel de seda una sudadera verde menta con el número, era la sudadera del collage de mi hermano, era el número que tenía en el equipo de fútbol y en el momento en que yo nací, él estaba entrenando y corrió especialmente al hospital para verme y papá le tomó una foto, desde entonces siempre usó Esa sudadera para los partidos, yo era su amuleto de la suerte, dijo.
Vuelven vivos en mi memoria los recuerdos que rompí a llorar y los tres nos abrazamos muy fuerte, luego nos vamos a dormir y la abrazo contra mi pecho, todavía puedo oler su perfume... Jeremy, nunca lo serás. olvidado.
Sara
Nochevieja, otro año pasado, otro año sin mi Jeremy. Mis padres y mi abuela Marie se quedaron con los demás, querían venir conmigo pero mamá había cogido fiebre así que regresaría a casa en unos días, Mauri y todos se quedaron en las montañas, en cambio, volé de regreso a Seattle, necesitaba quedarme un poco solo y seguir con el trabajo atrasado.
Volver a casa es extraño, con la ayuda del marido de Penny pude renovar un poco la casa y así me quedé en casa de Isabel. Enciendo la luz y veo que hay un olor a limpio de mi casa, mi gata ronronea apenas me ve y como la dejé con un centavo para Navidad dada la alergia de Mauri a los gatos, puedo darle el regalo de Navidad ahora mismo. , Le compré un ratoncito hecho de tela con hierba gatera dentro, en cuanto se lo pongo delante empieza a jugar con él para que tenga tiempo de vaciar mi maleta y darme una ducha.
Guardo la ropa en una bolsa que luego llevaré a la lavandería que hay aquí al final de la calle, me desvisto y después de recogerme el pelo entro a la ducha abriendo el agua muy caliente a tal punto que me quemo los hombros, Para mí regular el agua siempre ha sido un problema. Tomo el frasco de baño de burbujas de frambuesa y empiezo a lavarme, me doy cuenta que desde que besé a Tomy no le he dicho ni una sola palabra, he tratado de borrar esa escena pero no puedo, porque tú puedes' No borres ese algo que te hizo feliz.
Salgo y luego de vestirme bastante rápido con la sudadera de Jeremy que me mantiene muy abrigada, tomo el bolso y voy a la lavandería, no hay nadie en la ciudad más que gente lista para festejar por la llegada del nuevo año, y entonces nosotros soy el que prefiere pasar mi tiempo en la lavandería en diciembre comiendo el ramen precocido que venden en la barra mientras me lavan la ropa.
- Señorita Smith faltan dos horas para la medianoche, ¿qué hace en un lugar como este? - me pregunta el anciano que trabaja en este lugar, es como un abuelo para mí ya que lo conozco desde niño
- Sr. Roths... Usted sabe que no me gusta celebrar la Nochevieja. Y luego, vamos, puedo pasarlo con ella ...
pero habrá alguien por ahí que querrá pasarlo con ella, ¿verdad ? - me pregunta sonriendo, así que me quedo a charlar y luego vuelvo a casa, veo a un vagabundo así que me acerco para darle algo de dinero, siento una ternura absurda por estas personas y me gustaría hacer más. entonces saco un libro de mi bolso y me voy, el hombre me sonríe y me desea un feliz año nuevo. Quién sabe si será así. La nieve cae bastante fuerte, hace un frío que me hiela los huesos, decido pasar por un barrio un poco oscuro pero corto para evitar todo el tráfico de taxis y transeúntes.
- oye florecita - escucho la voz de alguien, acelero el paso pero ante la oscuridad tropiezo, por miedo tomo mi celular y rápidamente marco un número de teléfono, lo pongo en altavoz antes de que el chico me agarre de los tobillos para alejame y hazme del mal
- ¿ Listo Sara? -
- Tomy ayúdame por favor -
- cállate o te mato - recibo un golpe en el estómago que me hace jadear de dolor
- ¡¡dime donde estás!! -