Capítulo 34
hay un olor loco Vera - dice extasiado - y son sólo las patatas las que se están friendo, no las envasadas ¡eh! - le digo mientras aso las hamburguesas de carne y preparo el pan con los condimentos y salsas
- realmente sabes cocinar entonces - casi se burla de mí mientras se acerca para mirar a su alrededor
- Sé hacer muchas cosas señor Guardaespaldas, ¡no soy una princesita! - le digo riendo mientras le doy la vuelta a la carne
- tenemos tiempo de averiguarlo. Estoy aquí a propósito para saber todo sobre esta casa - dice mientras toma un vaso y se sirve un poco de coca cola para él y otro vaso que me pasa
- para la cocinera -
- gracias, me encanta, pero nunca podré bébelo delante de papá porque... ¡Vera no es una bebida elegante! - digo imitando la voz de mi padre
- No me imagino qué hará si pierde la votación - dice casi divertido
- ¡ya!... ¡Ahora condimentaré los bocadillos! - Le digo mientras pongo la carne sobre los sándwiches tostados, luego agrego el tocino, el cedro derretido y las salsas, luego con cuidado pongo las papas saladas y llevo todo a la mesa - ¡buen
provecho ! - le digo mientras me siento a su lado
- tú también... y sobre todo sin cubiertos - dice mientras se zambulle en mi bocadillo - claro... Si te comes la hamburguesa con patatas fritas con cubiertos te denunciaré ¡la policía! - Le digo riendo.
Él se ríe a carcajadas y me guiña un ojo.
Aparto la mirada y me concentro en mi sándwich, no debo dejar que esos ojos me engañen... Y todo lo demás
- ¡está realmente bueno! Los ingredientes que utiliza tu padre pueden quedarse tranquilos en las tiendas mientras él debería probar platos como este. Vi que antes en la cena no tocaste ningún alimento - me dice con una mirada intimidante
- sí, es verdad... Casi nunca como en la mesa con él... Se me cierra el estómago... Pero yo' ¡Lo arreglaremos aquí! - Le digo mientras lo miro y me llevo a la boca una papa frita después de haberla espolvoreado bien con mayonesa
- ¿Y cómo te irá en la gala? Tu padre me dijo que debo acompañarte en todo menos en el baño -
- no te preocupes, no hay problemas, de todos modos me veo obligado a ir a estos eventos, ¡creo que debería haber tenido una exposición ese día! - le digo con tristeza
- ¿y si lo moví? No tienes que renunciar a lo que quieres - me dice mientras agrupa los platos
- déjame hacerlo... ¡Sí puedo hacerlo, pero ese no es el problema Leandro! - le digo mientras empiezo a lavar los platos después de ponerme los guantes
- ¿y cuál entonces? - se acerca a mí con los brazos cruzados - No quiero aburrirte, pobrecita, ¡seguro que no te pagan por escuchar mis quejas! - Le digo amablemente
- ¿Y si las denuncias derivan en vuestras fugas? Tengo que saber - me dice sarcásticamente
- ¡No te preocupes, no huiré, nunca más haré daño a nadie! - digo y se me quiebra la voz, ciertamente quiero escapar, pero en el momento adecuado y esta vez sin que nadie muera ni salga lastimado.
leandro
La miro sin entender esa frase suya que repite cada vez. Es como si sintiera sobre él la culpa del mundo.
- Es cierto, ¿qué daño podrías haber hecho? - le digo mientras le quito un mechón de pelo de la cara.
Ella se aleja de mi tacto y me mira a los ojos con lágrimas
: ¡es mi culpa, mataron a mi madre! ¡Es mi culpa que Thiago haya estado en coma durante meses! ¡No te parece mucho! - me dice temblando.
Sacudo la cabeza porque sé que no es así - no es verdad - le digo seguro
- ¡ah y si! Yo estuve ahí ¿sabes? ¡Me protegieron y mira el resultado! ¡Mejor que nadie me quiera! ¡Será mejor que la gente se mantenga alejada de mí! - me dice seriamente mientras se seca las lágrimas
- ambos gestos fueron planeados - le digo haciendo que sus ojos se abran - no estás segura ¿ves?... ¡Pero tienes que mantener la calma! No haré nada que te ponga en peligro... Y podrás regresar con tu familia... ¡O con tu novia sana y salva! -
Asiento sin decir una palabra
- toma... Quizás sea mejor tomar un postre, ¿te apetece? - me dice tratando de calmarme
- claro que sí - le digo con frialdad y desapego.
Ella me mira fijamente poniendo su cabeza a un lado
- ¿te he ofendido? - me pregunta preocupada
- no, no te preocupes - le digo mientras la veo dirigirse hacia la nevera
- esta es una tarta de queso de Nutella y coco que hice junto con Olga nuestra cocinera, la hubiera visto, tiene unos sesenta años. , cabello negro, ojos verdes ! - me dice mientras lo pone en dos platillos y viene a sentarse a mi lado - gracias...si, conocí a todo el personal - le digo mientras tomo un trozo con mi tenedor y lo pruebo
- como ¿Lo es? ¿Te gusta? - me pregunta con curiosidad mirándome muy de cerca
- muy... - le digo tocando su labio manchado de chocolate y la escucho jadear
- estabas sucia - le digo con un aire fingido de inocencia.
Me gusta provocar.
- ¡ lo siento! Como peor que un niño de seis años, ¡lo sé! - me dice mientras agarra la servilleta y trata de limpiarse,
le sonrío - eres... diferente cuando estás despreocupada. Sin patrones -
¡ tú también! - me dice levantando una ceja y sonriéndome
- a veces las apariencias engañan - le digo antes de terminar el postre y veo que ella también lo cepilla con gusto
- ¡es verdad! La gente se pone mascarilla, muchas veces para protegerse, ¡muchas veces porque no les queda otra opción! - me dice seriamente después de beber un poco de agua
- exactamente... bueno Vera, muchas gracias por la cena. Una cena de verdad - digo delante de ella - ¡pero por favor! Gracias a ti por la compañía Leandro, suelo comer solo! - me dice con sinceridad
- de ahora en adelante nunca más... y espero que nunca me odies - le digo mientras la dejo frente a su habitación como un caballero pero en realidad es porque lo quiero
- Y por qué debería hacerlo ¡Te odio! - la escucho decir detrás de mí
me giro y no le respondo, dejándola con dudas en su hermosa cabecita y en parte en la mía también. Verdadero
- ¡ Por supuesto que no! - Le digo a mi padre con los brazos cruzados sobre el pecho, hizo que un instructor de natación viniera aquí para mí, me encanta el mar, y también la piscina, pero donde no toco tengo miedo de no poder hacerlo. nada al respecto