Capítulo 32
La tía Isabel y el tío Adam ahora son ancianos, pero siguen siendo la misma pareja animada que cuando yo era pequeña y también se mudaron a Italia para ser abuelos a tiempo completo.
Mis padres sin embargo ya no están aquí, fallecieron el año pasado juntos, primero mi padre falleció por una mala enfermedad y mi madre lo siguió a los pocos meses por el dolor, quería estar con mi padre y así alguien allí arriba le concedió su deseo.
No hay día que no los extrañe, su amor siempre será una leyenda, siempre se lo conté a mis hijos antes de acostarme, miro a menudo sus fotografías, mi esposa y yo vivimos en la casa que Una vez perteneció a mis padres, todavía puedo escuchar a mi madre reír mientras hacía el pastel y mi padre le hacía cosquillas para ensuciarse la cara y luego colocaba besos encima de las salpicaduras de chocolate para limpiarla. Al crecer tuve discusiones con ellos, luego siendo niño no te lo cuento, pero nunca me permití faltarles el respeto, siempre fue la palabra clave dentro de nuestra familia.
Ahora querido diario quiero guardarte en mi cajón junto con las fotos familiares, mi antiguo compañero de juegos, mi osito de peluche y todas las cartas que se intercambiaron tía y madre, las he guardado y tal vez no debería pero las leo de vez en cuando. , increíble ver como dos mujeres se querían tanto, recuerdo cuando mamá se detenía a sacar estampillas o contaba los días en el calendario para que la carta llegara a su destino.
Mamá nunca se lo confesó a nadie, ni siquiera a papá.
Pero cuando tía Isabel llegaba a casa lloraba y sufría en la ducha o en el alféizar de nuestra casa sosteniendo contra su pecho el símbolo de su amistad desde niñas, una pulsera de bronce con dos corazones, uno más grande que representaba el amor y otro más pequeño. uno pequeño que simbolizaba la distancia.
Como decía mi madre, la distancia no sirve de nada si el amor es más fuerte y es verdadero. Nada separa a dos personas .
Ya basta de hablar.
Sólo quiero recordar y vivir.
Hazlo tú también, porque como dijo un gran dramaturgo
- El tiempo acaba con el amor, no con el corazón -
Verdadero
Salto de mi cama como cada vez que tengo esa pesadilla, o mejor dicho, más precisamente cuando revivo ese recuerdo, el día que murió mi madre, yo solo tenía diez años, pero nunca lo olvidaré en el resto de mi vida. .
Me levanto lentamente de la cama y me doy una ducha caliente, me ayuda a relajarme.
Una vez seco me visto cómoda con jeans y camiseta, me dejo el pelo suelto y me maquillo ligeramente, me miro al espejo, soy el retrato de mi madre, los mismos ojos color avellana, el mismo rostro ovalado, el Los mismos labios carnosos, el mismo cabello castaño ondulado y largo, el mismo físico esbelto, la misma sonrisa.
Me siento frente a mi lienzo y mojo el pincel en el color, sólo cuando pinto encuentro la paz, sólo cuando pinto me siento libre.
¡Sí, libertad! Hace años que no sé qué es, mi padre está muy cerca de convertirse en el nuevo presidente de los Estados Unidos de América, y yo siempre estoy bajo vigilancia, ni siquiera puedo tomar un café con un amigo a solas.
Pero lo que más odio es su falsedad, frente a las cámaras todo sonrisas y abrazos, pero en realidad es frío, nunca me ha levantado la mano, pero nunca me ha dado siquiera un abrazo sincero.
Me detengo a mitad de mi trabajo, todos me ven como Vera Evans, la rica y afortunada hija del futuro presidente Benjamin Evans, pero nadie sabe el dolor que llevo en el corazón.
Sólo quisiera ser libre, como el aire.
Me levanto y me dirijo hacia la puerta, verlo desayunar será interesante ya que muchas veces me acusa de la muerte de mamá, sí, ella recibió un balazo en esa recepción para salvarme, tal como lo hizo Thiago, mi ex guardaespaldas, que ahora lo ha hecho. Llevo tres meses en coma y cuando pienso en ello me siento muy mal.
Lucho contra las lágrimas y bajo, como siempre, lo encuentro sentado en la mesa fumando su cigarro cubano, odio hasta su olor. - ¡ buenos días! - le digo con frialdad mientras me siento frente a él
'buenos días Vera. ¿Por qué llegar tarde al desayuno? - me pregunta mientras sorbe su café amargo
- Estaba pintando, ¡sabes que tengo una exposición este fin de semana! - Respondo con calma mientras tomo un sorbo de mi café con leche
- y sabes que no me gusta. Aún estás a tiempo de matricularte en la escuela de economía o algo de valor - Leandro
Mi amigo Manuel y yo estamos en un restaurante con bastante clase esperando la llegada del señor Evans que nos hace esperar peor que las novias en la iglesia, para hablar sobre la seguridad de su hija.
Observo a mi amigo mirar a nuestro alrededor como lo hace en el trabajo
: llega veinte minutos tarde. ¿Y entonces qué sentido tiene reservar una sala en un restaurante para conversar? - Le digo casi asqueada por el uso del dinero como forma de poder.
- ¡ No te preocupes, aquí está por fin! - me dice mientras nos levantamos y lo vemos entrar a la habitación seguido de dos de sus acompañantes
- ¡perdón por la demora! ¡Buen día! - nos dice con una gran sonrisa
- buenos días - le digo mientras toma asiento con nosotros e inmediatamente nos sirven un poco de vino que rechazamos porque es como si estuviéramos de servicio
- Iré directo al grano Sr. ¡Morris! ¡El Sr. Gonzales me dio excelentes referencias sobre usted, por la seguridad de mi amada y única hija! - me dice serio
- Soy bueno en mi trabajo - le digo breve y concisamente mientras nos traen los menús - ¡ entonces para mí te contratan enseguida! ¡Tus referencias hablan por ti! Te daré un nombre, ¿vale? - me pregunta cortésmente
- claro - le digo tratando de mantener la calma
- ¿hay algo que quieras saber? ¿Algunas preguntas? - me pregunta después de haber tomado un sorbo de vino
- Sólo me gustaría saber por qué esta atención está dirigida a tu hija y no a ella - ¡muchos están enojados conmigo y tratan de atacarme a través de ella! -
- Lo entiendo perfectamente. De verdad, no te preocupes - le digo mientras nos traen el almuerzo,
suena su celular y lo pone en altavoz, y una voz femenina llena la habitación
- ¡¡Papá!! ¡¡Thiago despertó!! -
- ok cariño, sí, escucha te enviaré a alguien, tu nuevo... - no termina la frase antes de que la línea desaparezca
- lo siento, fue mi hija, al parecer su ex guardaespaldas se ha recuperado del coma, pero no te preocupes, el lugar es tuyo, debe descansar al menos un año, si quieres te muestro que tengo una foto... ¡¿Lo conoces?! - nos pregunta mostrándonos la foto de este Thiago - Puedo ir a buscarla. Es importante que nos familiaricemos con él enseguida -
Manuel me mira asombrado pero no dice nada
- ¡ claro! ¡Está en este hospital aquí! - me dice con calma
- Yo diría que señores, los dejo para que terminen el almuerzo mientras yo me pongo directo al trabajo. No te preocupes, sé cómo doblegar a las personas si no hacen lo que quiero – le digo con dureza mientras me levanto
– ¡Leandro! - me llama mi amigo afuera del club
- ¡No te veo lúcido! ¡¿Qué tienes?! - me pregunta seriamente - ¡ pero nada, no te preocupes amigo! ¡Iré a verte a la agencia! - Le digo dejándolo allí sin palabras y corro hacia el auto para llegar a la clínica donde está internado el querido Thiago.
Me toco los dedos con el volante porque estoy seguro de que no le agradará tener otro guardaespaldas. ¿Y si estuviera pasando algo con ese Thiago que yo no sepa?
No es que me importe, pero seamos claros.
Llego y veo de espaldas a una chica morena que está resoplando por teléfono y tengo que decir que no está nada mal y cuando entiendo que es la señorita Vera sigue estando... ¡qué buen bocado!
¡Cuánta diversión tendremos !
Se estaciona frente a mi casa y suspiro como cada vez antes de entrar a la casa, odio esta villa, desde afuera puede causar envidia, pensando que quien vive adentro es feliz y no tiene el más mínimo problema.
En realidad no es así, y no veo la hora de volar algún día, de ser libre.
Miro a mi nuevo guardaespaldas, no quiero discutir con él, después de todo él sólo está haciendo su trabajo y al menos tengo que ser cortés.
- Creo que empezamos con mal pie y te pido disculpas por esto, estaba nerviosa, solo estás haciendo tu trabajo, que también es peligroso, por mi parte te prometo que en este año que estaremos juntos no lo haré. hacer cualquier cosa para ponerme y sobre todo ponerme en peligro, como dijiste, la vida depende de mis elecciones, y ya no quiero... ¡lastimar a nadie! - le digo con sinceridad
- eres hija del nuevo posible presidente, es normal que tú también estés expuesta a gente peligrosa pero no te preocupes, ahí estaré. Seré tu sombra –
lo miro fijamente y levanto una ceja
– ¡sí! ¡Desde hace un año sí! - déjame dejarlo claro