El encuentro segunda parte
Llego a la entrada y veo a mi querida amiga enfundada en un vestido color miel lleva su cabello recogido y unos enormes tacones, nada mal.
—Ana cariño que guapa estas, ya podemos irnos.
—Gracias, tú tampoco te quedas atrás, estas de infarto, pero ya está bueno de tanta miel vamos llegaremos tarde.
Al bajar al lobby le pedimos Andrés que nos ayude a localizar un taxi, ya cuando vamos en camino desde lejos vemos el nombre del bar EL CHOCOLATE en letras rojas brillantes, por el amor de Dios a quien se le ocurría colocar semejante nombre a un bar, llegamos y bajamos, los amigos de Ana están en la puerta esperándonos.
—Rose cariño te presento a los chicos—me grita Ana por el encima de la música.
—Hola a todos gusto en conocerlos—grito para que puedan oírme, la música retumbaba y el ambiente se sentía festivo, la verdad es que no soy muy dada no sé cómo sociabilizar con los demás, me cuesta un mundo confiar en un desconocido.
Decidimos entrar y conseguir una mesa, el bar estaba acatarrado de gente, conseguimos una mesa en la segunda planta y pedimos la primera ronda de Cosmopolitan, cuando siento el líquido correr por mi garganta algo se activa en mí, sé que voy a disfrutar esta noche me lo merezco.
Luego de 7 rondas, el Cosmopolitan empieza a hacer estragos en mí, no es que sea una mojigata, pero tampoco estaba acostumbrada a beber de esta manera, necesitaba ir con urgencias al baño, me levanto del lugar y le informo a Ana que ya vengo.
Creo que tengo más de 20 minutos haciendo la cola para ir al baño y por fin es mi turno, entro corriendo, hago pis, me lavo las manos y me miro en el espejo, recojo mi cabello en una coleta alta y decido salir, cuando logro salir de la interminable cola del pasillo alguien me tropieza y me tumba al suelo, enseguida volteo para darle su buen jarabe al estúpido que no se fija por dónde camina, es allí cuando lo veo sus ojos quedan gravados en mi son de un azul como el océano, es tan alto, fornido, tiene una nariz fina y lleva puesto un elegante traje color azul que hace resaltar sus adorables ojos. Enseguida me recompongo y el me tiende la mano
—¡oh lo siento, disculpa!, mi intención no era lastimarte, estoy muy apenado.
—Tranquilo, estoy bien no ha pasado nada—contesto y le doy la mano, de inmediato siento una corriente que va desde mis pies hasta mi cabeza, y juraría que también lo sintió porque retira su mano con rapidez.
—Eh bueno debo irme, nuevamente disculpa.
—Si claro hasta luego— contestó.
Jamás nadie había causado esa sensación en mí, fue extraño, decido que quiero bailar, voy por Ana y corremos a la pista y comienza a sonar Mami de Karol G, cierro mis ojos y me dejo llevar por la música, levanto mis manos, las paso por mi cuerpo en un baile sensual.
Siento una mirada que me penetra, aun con los ojos cerrados, decido abrirlos y lo veo nuevamente a él, el chico del baño, el de los hermosos cielos en sus ojos, su mirada es intensa, me penetra, me quema, me hace sentir viva, bailo de manera más sensual para incitarlo, sé que estoy loca pero algo en él me atrae, entonces hace algo que no esperaba, él viene hacia mí, me toma de la cintura y me besa.
Su beso es intenso, sensual, su lengua intenta entrar a mi boca y yo gustosamente se lo permito, mi cuerpo vibra en consonancia con él, jamás había experimentado una sensación así, pero entonces salgo de mi trance y me alejo, quiero irme, me entran ganas de llorar, no puedo permitirme caer y sentir, no quiero sentir. Lo dejo parado en medio de la pista y desaparezco entre las chicos que bailan, busco enloquecidamente a Ana hasta q mi mirada la capta en un rincón, teniendo una fuerte discusión con el administrador de la empresa donde trabajan o eso me dijo, la verdad no le preste atención, salgo disparada en su búsqueda.
—Ana quiero irme, ya tuve demasiado, quiero marcharme—grito para que pueda escucharme ella se suelta del agarre de chico y viene hacia mí.
—Esta bien, yo también tengo suficiente por esta noche.
Salimos del club, conseguimos un taxi, en el camino Ana empieza a llorar inconsolablemente, entonces es cuando me percato que lleva una mano estampada en su mejilla, ¿pero qué coño?
—Ana, ¿qué ocurre?— preguntó, de verdad la veo muy afectada.
—Amiga Massimo me pego, Él es mi novio desde hace cuatro años, muchísimo antes de que tú llegaras, pero nuestra relación es así, cuando algo no le gusta siempre termina pegándome, al principio todo empezó con uno que otro fuerte agarre, luego una cachetada, sé que está mal y quiero dejarlo pero yo lo amo, lo quiero, él me complementa de sobre manera, no veo una vida sin él. No podría estar sin él, sé que puede cambiar, lo sé.
Estoy a punto de contestar cuando el taxista avisa que llegamos, nos bajamos y pagamos, entramos al lobby y decidimos tomar el ascensor estábamos muy cansadas, para cuando abrimos la puerta del apartamento son las cuatro de la mañana, ninguna de las dos a pronunciado palabras, Ana se encierra en su cuarto y yo voy al mío, me cambio y coloco mi pijama de patito feo, me tiro en mi cama y entonces sus ojos azules llegan a mi mente, el dulce sabor de sus labios, ni siquiera sé su nombre, pero es que, no estaba interesada en chicos, mi vida no había sido fácil, me había propuesto salir adelante para demostrarle a mi abuela que sería grande, una mujer de negocios, había estudiado Administración de empresas, me había graduado con la mejor nota.
Mi querida abuela viene a mi mente, ella siempre estaba en mis pensamientos y en mi corazón, estaba segura que me acompañaba siempre, su muerta ha sido la parte más dura de toda mi vida, cuando me entere de su fallecimiento mi corazón exploto de dolor, mis ojos se llenaron de lágrimas, mi cuerpo no reaccionaba ante tal noticia, decido dejar de pensar en ese día, doy media vuelta y me quedo dormida