Capítulo 3
Por alguna extraña razón, siento que ya he escuchado esta conversación, ya que mi padre le dice a mi hermana que las relaciones entre los hijos de Gaia son más complicadas que un simple rechazo y que cuando se crean estos lazos, son imposibles de romper, por eso es importante que tengamos cuidado con quien vamos a formarlos; Gaia... nuestra Diosa madre.... creando lazos irrompibles... qué lindo. Ella le dice que está consciente de eso, pero que le gustaría saber más sobre lo relacionado a eso, ha sacado a relucir su lado curioso de kitsune, en lo personal, odio tener que hablar de esto, siempre he detestado esta parte de mi vida, prefiero ser una humana común y corriente a tener que estar atada a estas normas tan complicadas para mí, muy diferente a los humanos, siento que Gaia les dio mucha más libertad que a nosotros y eso no es justo. Resoplo con fuerza al ver que van a seguir hablando del tema y mi hermana nunca desaprovecha estas oportunidades para burlarse de mi pésimo control sobre mi transformación... lo odio.
—¿Sucede algo cielo?
Al escuchar la voz de mi madre preocupada, me hace dar cuenta de que llevo rato viendo mi plato, debo parecer idiota, levanté la mirada hacia ella y negué suavemente con la cabeza, dedicándole una pequeña sonrisa, le dije que estaba bien y que no tenía nada que preocuparse, que el examen de mañana me tiene ofuscada, dicho esto, me levanté de mi lugar y me pasé a retirar a mi habitación. No me gusta mentirles a mis papás con respecto a mis sentimientos, ya que ellos están muy orgullosos de ser hijos de Gaia, ya que pueden ver el mundo con otros ojos y convivir con los espíritus de la naturaleza, en cambio yo no puedo, no entiendo cómo es que mis papás quisieron tenerme pese a que soy una vergüenza como hija de Gaia. En estos momentos es cuando extraño más a mi hermano mayor, pero desafortunadamente ha tenido que ir a presentarse a su servicio militar con el Alfa del clan para demostrar su lealtad a su gente.
Ya estando muy entrada la noche todos se han ido a dormir menos yo, con el pretexto de estar estudiando, pero la verdad es que estoy tan triste y deprimida que no puedo conciliar el sueño, tengo muchas ganas de tomar mi teléfono y hablarle a Rowan para decirle que lo extraño mucho y que quiero intentarlo otra vez, pero ver como tenía sexo con la novia de mi ex mejor amigo me hizo tomar la decisión de dejarlo, sé que en su momento estaba completamente decidida a hacerlo, pero ahora, me arrepiento mucho. Por alguna extraña razón, sus palabras de aquella noche resuenan otra vez en mi cabeza, de cómo me gritaba que estaba harto de tener sexo con una muñeca que no hace nada, pero me daba demasiada pena... él es el único hombre con quien he estado y nunca quiso enseñarme nada... por todos los cielos, me siento tan estúpida en estos momentos y lo peor, es que me han dado ganas de llorar.
Estando en esta situación me hace enojar, he ido a terapia por un año y medio, estoy recibiendo tratamiento médico y no importa cuántas veces trate de convencerme de que estoy mejor sin él, algo dentro de mí me grita que vuelva a sus brazos, quiero pensar que ha cambiado y que ha recapacitado sobre lo nuestro. Coloco mis manos sobre mi cabello y empiezo a revolverlo, para tratar de despejar mi mente, he ido al baño a mojarme la cara, cuando levanto la mirada hacia el espejo, noto el rostro cansado, debajo de mis ojos se posan unas ojeras algo prominentes y mis ojos color rojo se ven tristes por lo que veo en el reflejo, no soy ni la sombra de lo que fui hace un tiempo atrás, incluso mis pecas se ven pálidas igual que todo mi rostro y mis labios están cuarteados, algunos rizos castaños rojizos se vuelan por mi rostro y dejan caer algunas gotas de agua.
Mojo mi rostro repetidas veces, esperando a que el agua se lleve mi malestar, pero desafortunadamente eso no ocurre, vuelvo a levantar mi rostro mirando hacia el espejo, me doy unos suaves golpecitos en las mejillas, quedando estas un poco rosadas, tomo un poco de aire y sacudo suavemente la cabeza, fingiendo que estoy bien, sonrío y regreso a mi habitación, con los ánimos "subidos”.
Después de estudiar dos horas más, decido cerrar el libro al igual que mi libreta, me desparramo por completo en mi silla y suelto un fuerte resoplo de cansancio, es la primera vez que me pongo a estudiar en exceso, normalmente no me hace falta estudiar tanto, pero debido al medicamento, mi mente se entumece y me cuesta mucho entender algunas cosas. Me sobo los hombros y un suspiro de alivio se me escapa, estiro los brazos y piernas sin levantarme de mi silla, repentinamente tocan a la puerta, haciendo que salte en mi lugar del susto y sin esperar a que responda abren.
Asustada, regreso la vista a mi escritorio y tomo el frasco de mis medicamentos para luego esconderlo en uno de mis cajones ya que está nuevo, apenas lo resguardo, regreso la vista a la entrada, encontrándome con mi mamá que trae entre sus manos una charola de plástico, sobre ella hay un sándwich y un vaso con leche, al ver que le está costando un poco de trabajo equilibrarse, me levanto de mi lugar y tomo la charola entre mis manos y la pongo sobre mi escritorio al tiempo que aparto las cosas de ella.
—Te traje algo para que comas, cielo, casi no tocaste tu cena, así que pensé que tendrías hambre.
—Gracias mamá y lo cierto es que sí.
Me siento a comer lo que me trajo, miro de reojo a mi madre y veo que me está observando de forma disimulada; uno de los rasgos que más me parecen graciosos de mi madre son sus ojos rasgados gracias a su herencia asiática. Carraspeo la garganta, esperando a que me suelte sus preguntas o inquietudes.
Sabía que era eso lo que tenía mal a mi mamá y ya hemos hablado del tema varias veces, pero parece que ella no quiere dar su brazo a torcer a pesar de que mi papá estuvo de acuerdo con que yo regrese al campus. Dejé la comida sobre la charola y me giré hacia ella, le dije que no quería hablar del tema y que estaba firme en mi decisión de volver ya que no quiero seguir encerrada en estas cuatro paredes y menos porque extraño mucho a mi mejor amiga Karla.