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Capítulo 4

Le doy una mirada sucia. Pero al ver su mirada fija en mi cuerpo mal escondido, me abrazo el pecho y me deslizo entre la multitud con Trudy a la cabeza. Parece haber comprendido mi prisa por escapar.

Entro a la casa y corro al baño, me quito la ropa sudada que tiro al suelo y me meto en la ducha.

—Trudy , qué honor, ¿no? Lo encontraste dos veces en tres horas. ¡No sabes qué suerte! —

Ladra esperando que continúe.

- ¿Qué? ¡Usted está loco! ¡Luky es mil veces mejor que su maestro! —

Ladra dos veces.

— Vale, vale… tienes razón. Es súper genial pero no vale la pena. ¿Quieres poner los grandes ojos negros de Luky contra los suyos? ¿Y su manto dorado? —

Vuelve a ladrar y sale del baño.

— ¡ No te ofenderás! Es solo un Hans, guapo pero no te gana. ¡Eres mi perro favorito! —

Regresa y se para cerca de la puerta con la cabeza inclinada.

— Eres un Rey… — Le guiño un ojo y él salta hacia mí, tirándome al suelo nuevamente.

- ¡ Detener! ¡Tenemos que hacer algo al respecto, o terminarás avergonzándome tarde o temprano! —

Decidí estudiar en la cocina para poder supervisar la preparación de la cena en el horno, lamentablemente tuve que aprender rápidamente a cocinar y cuidar la casa después de la muerte de mi madre, aunque era solo una niña.

—Niki , ya he vuelto. Mmm que olor! —

- Hola papá. ¡Como fué tu dia! — pregunto sacando el pollo y las patatas del horno.

— Muy bien, los chicos empiezan a sentir las vacaciones y como ya ganamos el campeonato, ¡no están prestando mucha atención a los entrenamientos! —

Papá se acerca para robar una papa y de inmediato le advierto con una mirada.

— Incluso en la universidad, ¿los machos Alfa se vuelven estúpidos? —

- Más y más. Mmm... me muero de hambre. ¿Por qué crees que te querría en Columbia? —

- ¡ Papá! ¡Ya lo hemos hablado! —

Se sienta a la mesa y yo lleno su plato.

- Bueno. Bueno. Entonces dime, ¿has hecho una masacre de corazones hoy? —

— No te lo imaginas… todos detrás de mí… — Señalo la puerta.

- ¡ Ver por ti mismo! ¡Hay cola toda la calle! —

Papá sonríe, creo, satisfecho de no tener que preocuparse por mí. Se disfruta del pollo como si fuera un plato de tres estrellas Michelin, no es que no esté bueno, pero es un sencillo pollo asado, limpio y horneado sin muchas técnicas especiales.

— No me lo estás diciendo bien. Eres hermosa, es imposible que no haya un chico que te haya invitado a la fiesta. —

— No necesito un novio. Yo iré con Edo. —

— Edo, Edo... Edo no importa. Es como un hermano. —

- ¿Mejor no? ¿Preferirías que saliera con el mariscal de campo mejor calificado de la escuela al que solo le importa llevar a la cama a tantas chicas como sea posible? —

Papá empieza a toser, como lo hace cada vez que sale el tema de los chicos y el sexo, si fuera por él todavía tendría que creer la historia de los niños que trajo la cigüeña.

— No te preocupes, papá. Por más hermosa que creas que soy, los chicos no tienen la misma opinión, ni siquiera me toman en consideración. —

- ¡ Imposible! —

— Posible o no, es la verdad. Pero no me importa. ¡Estoy bien solo! —

Termino de comer y corro a mi habitación para revisar la prueba de tamami antes de que llegue Edo para nuestra película del miércoles por la noche.

— Buenas noches Martín. —

— Hola Edo, Niki te está esperando. ¿Pero realmente no tiene a nadie que la acompañe al baile? —

— Martín, por ahora me tiene a mí. ¿No te parece suficiente? — Responde señalando sus músculos, orgulloso de ser mi caballero.

que hace tiempo que lo entiende, vivimos su -normalidad- a la luz del día , no es de los que la manifiestan con gestos, vestimenta excesivamente poco masculina o con actitudes afeminadas, no, es el clásico chico guapo que toda madre querría para su hija.

— Edo… ¡imposible, incluso tú sin él! —

— Martín... la nuestra es una estrategia dirigida. — Le guiña un ojo y sube a mi habitación.

— ¡ Teso, creo que tu padre sabe de mí! —

- ¿Sabes que? —

Se tira sobre la cama boca arriba, levantando los brazos en el aire, jugando con uno de mis sujetadores que sacó del montón de ropa que tenía que guardar en los cajones después de lavar la ropa.

— ¡Que esta prenda no está entre mis favoritas para mirar! —

Se lo arrebato de la mano y abro el cajón para guardarlo.

— Créeme, lo sabe desde hace tiempo, creo que desde esa vez mi prima pasó a cenar, ¿te acuerdas? —

- ¡Oh, mierda! ¡Nunca había visto unos músculos tan perfectos! —

Le tiro una almohada para hacerlo saltar y nos echamos a reír.

— Fue entonces cuando comencé a hacer ejercicio, y ahora... ¿mira esto? —

Me muestra sus bíceps.

— Mhm... no está mal, triunfarás en la universidad. —

" Brian... " Lo interrumpo.

—Brian es un imbécil como Ethan. ¡Merecemos algo mejor! —

- ¡ Tienes razón! —

Se levanta de la cama y toma mi mano haciendo una media reverencia.

— Natasha, ¿me harías el honor de venir al baile conmigo? —

Sonrío y hago una reverencia.

— No me gustaría ir con nadie más. ¡Honrado! —

Nos tiramos en la cama y vemos una película en Netflix abrazados y con... Trudy al pie de la cama por supuesto.

ETAN

Mi nombre es Ethan Hans, mi pasión siempre ha sido el fútbol, me lo transmitió mi hermano Richard, siete años mayor que yo y es mi ídolo. Para ser precisos, es mi medio hermano, papá se volvió a casar con mamá después de la muerte de Brigette, así se llamaba la verdadera mamá de Richard, pero desde que tengo memoria, siempre ha llamado a mamá mi madre. El año que viene yo también iré a la Universidad de Columbia como él y espero poder formar parte del equipo y, como él, convertirme en su capitán.

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