Sinopsis
Una chica reservada y dulce, diferente y de buen gusto como las demás chicas de su colegio. Ella cree que todos los hombres son iguales y promete que nadie más se clavará en ella. Ella conoce aún mejor al atractivo chico que quiere colarse en su cama todas las noches.
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El móvil tiembla y lo saco de mi bolsillo derecho para observar que tengo un mensaje de J.
J: "Emma pelea esta noche. Sé puntual"
Le respondo con un "ok" y me marcho de este lugar con un vacío inmenso en mi pecho.
Al llegar la noche, entro al bar muy puntual.
Después de una larga tarde hablando con Scarlet por teléfono y luego con su madre, se podría decir que el sentimiento de vacío no es tanto tras escuchar su voz.
Al entrar dentro del recinto, camino con seguridad hacia los vestuarios, donde seguramente Emma estará ya preparándose y Joshua posiblemente dándole consejos de cómo esquivar los golpes. Cuando abro la puerta, puedo ver que no me he equivocado con nada en absoluto. Pero entrar en este sitio me recuerda a aquella noche en la que Scarlet y yo tuvimos una fuerte discusión y luego se comprometió a entrar en el mundo tan horrible como las peleas ilegales.
Saludo tanto a J como a Emma y me quedo en un lugar alejado de ellos dos como siempre lo suelo hacer. En este caso, observo a Em. Aunque parezca que no me preocupo por ella, siempre la he sentido como alguien más de la familia. Una chica que estará siempre ahí cuando lo necesites. Es muy joven y recuerdo cuando se metió en todo este lío simplemente para poder olvidar cosas de su pasado. Pero el problema, es que una vez dentro es difícil salir. Doy gracias a que ella no sepa mucho de quien maneja este lugar y espero que no lo sepa, por su bien. Y no sé porqué pensar en todo esto, de que una chica tan joven se meta en las peleas, hace que me recuerde a Scarlet.
—Adrián, como no te despiertes de voy a echar un lapo en toda la cara. —La voz de Emma hace que reaccione por lo último que dijo.
—Ag, que asco Emma.
—Asco no. Yo diría que sería un buen método de tortura para los despistados.
Yo muevo los ojos y sonrío.
—Te veo algo... tristón. ¿Ocurre algo? —Esta vez es J quien habla.
Muevo los labios lentamente, mientras niego con la cabeza. Tocan en la puerta, haciéndonos saber que ya es la hora y Emma se levanta de su asiento para comenzar a calentar.
—Bueno Em. Tú céntrate en tu contrincante y los movimientos que haga —hablo con seriedad mientras que ella sigue calentando —. Deja que ella empiece primero y cuando esté cansada comienzas tú. El objetivo es defenderse y luego protegerse. ¿Está claro, Em?
Da un fuerte golpe a la pared, dejando una marca en la misma para luego mirarme con chulería y con una media sonrisa de las de ella.
—Más que claro.
J y yo sonreímos. Ella se termina de poner la bata y los tres salimos del lugar. Emma está en el centro, mientras que Joshua y yo vamos a cada lado de ella. Yo le ayudo a ponerse la capucha de la bata, caminando recto por el pasillo casi oscuro antes de llegar a la parte baja de las gradas. Una canción de rock suena de fondo, haciendo que el ánimo de Em suba mucho más. Entonces, nada más vernos los espectadores, todos comienzan a aplaudir con fuerzas a nuestra boxeadora, haciendo que ella de pequeños saltos y quitarse la bata después de la misma. Entra dentro del cuadrilátero y Joshua le pone el protector para los dientes y ya está lista para pegar puñetazos.
El árbitro la presenta a ella con esos gritos que se podrían escuchar hasta Alaska, pero menos mal que este lugar está bien cerrado para que no salga ni una pizca de ruido a la superficie.
El timbre suena y la pelea comienza, siendo la hora más angustiosa de ver que Emma no lo está dando todo esta noche. Pero que la conozco y sé que lo mejor lo está guardando para el final del combate. Miro a Joshua que tiene la misma mirada que la mía.
—¡Vamos Emma! —grito aplaudiendo para animarla.
Ella no se va a rendir tan fácilmente. Y bien que lo sabemos cuando ella esquiva uno de los golpes fuertes de la otra chica, para comenzar a repartir hostias de las suyas. Ambos entrenadores aplaudimos ante el espectáculo que está dando ella esta noche y en este ring sangriento.
—¡Wow! —decimos al unísono J y yo cuando vemos que su rival cae en plancha hacia el suelo.
El árbitro comienza a contar hasta llegar a diez. Consiguiendo la tercera pelea ganada consecutiva de Emma.
—¡Muy bien Em! —aplaudimos los dos, más todo el público y ella levanta las manos con cansancio ante la gran pelea de esta noche.
Pero por algún motivo muy extraño, el rostro de Emma cambia, haciendo que vea a Scarlet frente a mis ojos, jugándome una mala pasada y haciendo que mi imaginación vuele, creando un fuerte miedo de lo que pueda pasar a partir de ahora con toda esta mierda del boxeo.
"Scarlet ha vuelto de viaje. Después de estos días ella ha vuelto y mi felicidad aumenta a medida que ella se acerca a mí con esos ojos tan hermosos y esa sonrisa tan suya.
Mi corazón palpita muy fuerte y mis manos tiemblan de nerviosismo al verla. Mis días oscuros comienzan a iluminarse gracias a su presencia y ya no aguanto más. Así que corro y corro, hasta llegar a ella para abrazarla. Mis brazos la aprietan hacia mí con fuerza, con miedo a perderla. Por terror a lo que pueda pasar en un futuro. Pero eso ahora no importa, ya no. Ella está aquí, junto a mí.
Scarlet también me abraza con mucha fuerza, haciendo que mi cuerpo se pegue mucho más a ella y poder sentirla. Tan rápido como todo esto pasa, la beso. Un beso furioso, lleno de desesperación por sentir nuestras lenguas unidas de una vez por todas. Mis manos recorren su cuerpo, mientras que ella me pega mucho más a sus labios, es entonces cuando la tiendo en el sofá y comenzamos un juego de amantes, cuerpo con cuerpo. Nuestras ropas comienzan a desaparecer por algún lado de la habitación y nuestra desnudez queda a la vista de nosotros dos. Pero antes de ir más rápido, quiero mirarla a los ojos. Quiero grabar cada minuto, cada segundo de su rostro en mi mente. Quiero que este momento sea eterno.
Pero ella no quiere esperar más y me pega a mí con fuerza. Mientras seguimos besándonos, algo en la atmósfera se torna extraño. Tan extraño como que Scarlet comienza a sentirse cansada, demasiado. Mis labios se separan de ella, mientras veo como Scarlet se pone una mano en su cicatriz, como si le molestara esa zona.