Historias
Valeria y Dex
Valeria: Es él y siempre será él, lo supe desde el primer momento en que nuestras miradas, se cruzaron y lo confirmé en el primer beso que él me robó, que muy a mi pesar él sería el hombre al que por siempre amará mi corazón, pero, no lo puedo amar por dos razones, la primera porque no quiero que nadie me vuelva a romper el corazón y la segunda, porque él no está a la altura de mis ambiciones. Dex: La amé desde el primer instante que la vi. Ella es la mujer más hermosa, que mis ojos han visto, que mis labios han besado y que mis manos han tocado. Su único, pero, gran defecto es, su ambición. Y aunque sé que tengo todo en contra, me he propuesto conquistarla y lograr que nuestro amor sea mayor que su ambición, para que ella me amé por quién soy. Somos Valeria y Dex, dos polos opuestos que nos atrajimos y que nada pudo frenar el sentimiento surgido entre nosotros ¿Podrá triunfar el poder del amor?
El Socio de mi padre
El Socio de mi padre ¿Saben qué es lo prohibido?, ella es lo prohibido y me encanta, me gusta cuando se derrite en mis brazos. No importa si tiembla el piso o si truena el cielo, así la quiero, porque es el pecado que volvería a cometer. Axel Vega Lazcano. Él es fuego y es pasión, me enseñó lo que es el deseo y no me importa si se abre el infierno a mis pies, porque pagaría todas las consecuencias y que venga lo que tenga que venir, porque es algo que ya nadie podrá arrancarme. Amaia Domínguez García.
¡Jefe, pronto seremos tres!
Sinopsis Livy, Olivia Damschroder, una chica de veinticinco años, pensaba que después de una noche de alcohol en exceso y sexo seguro, no habría consecuencias, pero un par de semanas después se llevaría una gran sorpresa; con prueba en mano, ese mismo día le tendría que decir a su jefe que pronto serian tres. Owen Kewlyn era un lobo solitario, con un corazón frío, solo una mujer podía derretir el iceberg que tenía por corazón: Olivia Damschroder y cuando esta le dijo que pronto serian tres, tal vez había llegado el momento de hacer una proposición que por supuesto estaba seguro no rechazaría. Pues no había conocido a ninguna otra mujer que hiciera que se pusiera a silbar la marcha nupcial. Todos los personajes y los hechos que se narran en la novela son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.